El amigo que hoy necesito - Oscar del Río

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  • Опубликовано: 6 сен 2024
  • "El amigo que hoy necesito" (Habanera) - Letra y Música: José Ángel Trelles.
    Intérpretes: Oscar del Río con las Guitarras de Rivero-Laine-Robledo-Marano.
    Grabación ca. 1995, incluida en el CD "Páginas Íntimas" de Oscar del Río.
    Oscar del Río nació en la localidad de General O'Brien, Partido de Bragado, el 30 de agosto de 1938. Como cantor de Tango realizó actuaciones en numerosos festivales, obteniendo el 1er Premio en el Festival Interprovincial de la Música Popular Argentina (ciudad de Colón, Buenos Aires, diciembre de 1967); finalista en el Sexto Festival del Tango (La Falda, Córdoba, 1970); y el segundo premio en el Festival Internacional de la Canción (Ciudad de Necochea, 1972). Luego de este festival realizó una gira por Venezuela, de muchísimo éxito. A su regreso, realizó numerosas giras por todo el país. Grabó con el trío de Ricardo Martínez, las orquestas de Aldo Ballarini y Alberto Garcés, las guitarras de César Angeleri; José Rivero, Domingo Laine y Rubén Robledo; y Maximiliano "Moscato" Luna. También se dedicó a la docencia, desempeñándose como un excelente profesor de canto, como puede atestiguar cualquiera de los que haya tenido el privilegio de ser su alumno. Falleció el 28 de julio de 2016 en la Ciudad de Buenos Aires.
    Del CD "Páginas Íntimas" de Oscar del Río (1995) compartimos el siguiente texto de Horacio Ferrer, titulado "Oscar del Río o el canto de las voces adentro":
    "Todo el cancionero sureño y cancionero del Tango están sustanciados por la armonización de lo portuario y campero. Son los instrumentos traídos de Europa, las formas estróficas españolas, la tradición de la canción de partes de dieciséis compases. Pero es, también, el alma criolla que suspira en nuestras voces y nuestros asuntos, como caracú de una cultura novísima que nos pertenece, empezando por este idioma castellano de prosodia, fraseo, intenciones y matices diferentes.
    Gardel y Contursi hacen, en clave ciudadana y con virtudes e intuitivos geniales, esa síntesis, conjuntando lo sentimental e intimista de lo campero y el vocabulario y los tonos compadres del lunfardo como crisol internacional de verbas, en un estilo de la canción que dará vueltas al mundo.
    A cierta altura de la historia, esa armonía de que hablo se rompe. El porteño pierde al gauchito que llevaba en su corazón y el campo deja de inmiscuirse venturosamente en Buenos Aires. La ciudad discípula de París y Nueva York pierde su ancla argentina de tierra y pampa. Osvaldo Pugliese me decía que toda vez que el Tango es acechado por la ola globalizadora, es su madera criolla la que ha de salvarlo.
    Oscar del Río, que es campesino y ciudadano, provinciano y porteño a la vez, consigue refrescarnos aquí aquella delicada armonía feliz. Hay en su labor la sencillez de la receta inclaudicable de la voz del cantor protegida, custodiada, comprendida por las guitarras. Luce en estas versiones un refinamiento guitarrístico que une lo ya casi ancestral con la modernidad musical, para amparar el cálido estilo vocal de del Río.
    Y la interpretación. En estos sonidos de arte sentimos el carácter, el sabor, el temblor, la enjundia de lo que está matizado desde adentro, para luego ser expresado en canto noble. Ese canto alineado con la amorosa confidencia, el susurro filosófico y el silencio hecho opinión, picardía o lágrima.
    Dentro de muchos años, cuando algunas humanas y comprensibles y molestas debilidades sólo momentáneas, sean olvido del mejor, estas canciones de Oscar del Río serán, siempre, oídas como lo que son, dignas, genuinas y bellas páginas de la canción nacional".-

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