Las paradojas, efectivamente, Martín, cuando son acertadas, tienen la fuerza desconcertante que les otorga el sostener a la vez con fundamento una cosa y su contraria. Y es verdad que la memoria tiende a hacerse congruente con el relato que tenemos de nosotros mismos, lo que inevitablemente lleva a una selección restrictiva (a veces, amplificativa, para redondear) de los recuerdos que en él han de caber para que ese relato pueda prevalecer.
Atención gobernada por Preferencias afectivamente ordenadas. Es una de tantas ideas magistrales de Ortega. Pero esta tiene a mi juicio una importancia basal o viga maestra de su pensamiento general. Además de brillante, es una idea esperanzadora
Muy de acuerdo, Pablo, con que las reflexiones que dedicó Ortega al tema de la atención son de lo más interesante y sugerente de su obra. Y un tema que abre un campo inmenso de reflexiones añadidas, que a menudo rozan lo misterioso (al menos así me lo parece a mí). Como cuando afirma: “Casi siempre acontece lo mismo con las grandes ideas: las vemos a un tiempo fuera y dentro, como verdades y como deseos, como leyes del cosmos y confesiones del espíritu. Tal vez es imposible descubrir fuera una verdad que no esté preformada, como delirio magnífico, en nuestro fondo íntimo”. Resulta que la atención nos puede conducir hasta una forma del mundo que, siendo objetiva, la teníamos prefigurada en nuestro ser íntimo... Por ahí asoma también todo lo que Ortega dice de la vocación... A mí me resulta fascinante todo lo que algo así significa.
Siguiendo las ideas que a este respecto tiene Ortega, y que expongo en el vídeo, emoción y razón no son términos excluyentes, sino más bien consecutivos: la emoción acota unas preferencias en la atención y sobre esa parte de la realidad que la atención ha seleccionado actúa, en lo fundamental, el proceso racionalizador. Hay emociones que restringen el acceso a la realidad, que yo entiendo que se corresponderían con la actitud narcisista de la que habla Freud: la primera con la que nos confrontamos con el mundo… o que nos hace desentendernos del mundo en cuanto dificultad y limitación. De ahí brota el resentimiento contra un mundo que nos coarta. Y si la afectividad del niño madura y consigue trasladarse desde el narcisismo primario hacia el tener en cuenta a los demás, es decir, hacia la emoción de la empatía (o simpatía, como dice Ortega), se sientan las bases afectivas para que la razón se abra hacia nuevas perspectivas. Resentimiento (narcisismo, en fin) y empatía (capacidad de abrirse a otras perspectivas) formarían la base afectiva sobre la que se levantan las preferencias de la atención y la subsiguiente cosmovisión o manera de entender (racionalmente ya) el mundo y la vida.
Muchas gracias Jenny (perdona mi tardanza en contestarte). Me animan tus palabras. Tengo mucha tarea que hacer todavía por aquí, y espero que si la sigues no acabes sintiéndote defraudada.
Lo cual agradezco también mucho por mi parte, @sinfaraday, porque si al otro lado del teclado sólo hubiera silencio y no se me hiciera evidente que hay personas de carne y hueso, como tú, correría el peligro de pensar que sólo hago monólogos. Un abrazo, amigo.
Saludos Hu·Man. En un libro que cito en el vídeo, “Ortega y Gasset psicólogo”, de Helio Carpintero, se muestra cómo el psicólogo con el que Ortega sentía mayor sintonía fue Alfred Adler. Este insiste en cómo el acceso a la salud psíquica se consigue cuando el individuo entrega su vida a tareas que tengan una proyección social. En el extremo contrario quedaría la actitud propia del “niño mimado” (a lo cual se refiere también Ortega cuando tipifica al hombre-masa), que invierte la actitud de la persona psíquicamente sana, en el sentido de que busca exclusivamente el beneficio propio, no cree tener obligaciones y no tiene en cuenta a los demás, salvo para imponerse y aprovecharse de ellos. Esta actitud propia del “niño mimado” se correspondería con la que Freud hace derivar del narcisismo primario, el egoísmo con el que todos venimos al mundo para empezar, y que si no evoluciona, dejará el rastro emocional del resentimiento contra un mundo que coarta esa propensión que le hace pensar que tiene derechos y no obligaciones. De mayor ese niño resentido optará por alguna de las ideologías del resentimiento, a través de las cuales pueda encauzar esa actitud (emocional, pues, de entrada) Así que más que el “amor propio” que proclama Rousseau creo que se debería de hablar de ese vivir “de dentro a fuera” al que se refiere asimismo Ortega: vivimos para entregarnos a alguna tarea en el mundo que repercuta positivamente entre los demás. Esto correlaciona con la emoción contrapuesta a la del resentimiento: la empatía (simpatía, dice Ortega).
La emoción y la razón ambas son facultades/habilidades/capacidades mentales (nada tiene que ver el corazón en ésto) Lo que si sucede que el ritmo cardíaco es afectado por las situaciones que vive el individuo.
Según esa manera de entenderlo, no distinguiríamos la emoción de la razón, y aunque lo emocional influya decisivamente (así lo intento mostrar en el vídeo) en lo racional, creo que es suficientemente clarificador distinguir ambas potencias: lo emocional es subjetivo (yo estoy triste: soy "yo" el que lo está); lo racional se construye objetivamente (para todo el mundo dos y dos son cuatro).
@@ellectordeortegaygasset Si vos hoy estás triste, dónde está Lo subjetivo? (Está claro y objetivo. HOY VOS ESTAS TRISTE) Cuando ves a tu hijo mamando la teta, que órgano procesa la info para que te emociones...? acaso no es la mente? Cuando oís que no hay dinero no obstante los gobernantes se aumentas sus sueldos, qué órgano razona y para que te irrites...? no es la mente también? No es la cabeza que controla todo el cuerpo...? Meditalo (creo que vas a tener que usar la mente..😄😄) 🙋
@@ismaelmehrez3858, cuando digo “subjetivo”, me refiero a íntimo: nadie puede sentir por mí mi irritación con los políticos corruptos. Otro puede sentir también irritación por esa misma causa, por esa misma “razón”, pero será la suya, no la mía, igual que mi dolor de muelas no puede sentirlo nadie más que yo. Y sin embargo, mis argumentos, mis razonamientos (los que han causado mi irritación) sí que puedo compartirlos con otra gente. No es mi irritación lo que ocurre en mi mente, sino los argumentos que me han llevado a ella. Las palabras, los argumentos pueden ser el cauce a través del cual activar o cambiar mis emociones (de hecho, en eso consiste la psicoterapia), pero estar enamorado o furioso o melancólico no es una idea.
@@ellectordeortegaygasset Gracias por aclarar el término subjetivo (hubieras escrito ÍNTIMO y nos ahorrabamos explicar 😊) Todos estamos condicionados por las palabras. Lo curioso es que algunas palabras están mal empleadas y por eso muchas veces el argumento/idea pierde el verdadero mensaje que se necesita expresar (lo cual se convierte muchas veces en un paradigma)
@@ellectordeortegaygasset Cuando uno va a la etimología de las palabras, se sorprende de lo mal que hablamos (porque así nos enseñó la "educación oficial" 😒😒)
Recordar es la mejor manera de olvidar, cuánta potencia y alcance en esa expresión.
Las paradojas, efectivamente, Martín, cuando son acertadas, tienen la fuerza desconcertante que les otorga el sostener a la vez con fundamento una cosa y su contraria. Y es verdad que la memoria tiende a hacerse congruente con el relato que tenemos de nosotros mismos, lo que inevitablemente lleva a una selección restrictiva (a veces, amplificativa, para redondear) de los recuerdos que en él han de caber para que ese relato pueda prevalecer.
¡Gracias¡Excelente,como siempre!Me reafirmó en mi idea de que UD,es muy generoso,didáctico, interesante.
Muchas gracias, Jenny. Me anima mucho que te resulten provechosos los vídeos.
Atención gobernada por Preferencias afectivamente ordenadas. Es una de tantas ideas magistrales de Ortega. Pero esta tiene a mi juicio una importancia basal o viga maestra de su pensamiento general. Además de brillante, es una idea esperanzadora
Muy de acuerdo, Pablo, con que las reflexiones que dedicó Ortega al tema de la atención son de lo más interesante y sugerente de su obra. Y un tema que abre un campo inmenso de reflexiones añadidas, que a menudo rozan lo misterioso (al menos así me lo parece a mí). Como cuando afirma: “Casi siempre acontece lo mismo con las grandes ideas: las vemos a un tiempo fuera y dentro, como verdades y como deseos, como leyes del cosmos y confesiones del espíritu. Tal vez es imposible descubrir fuera una verdad que no esté preformada, como delirio magnífico, en nuestro fondo íntimo”. Resulta que la atención nos puede conducir hasta una forma del mundo que, siendo objetiva, la teníamos prefigurada en nuestro ser íntimo... Por ahí asoma también todo lo que Ortega dice de la vocación... A mí me resulta fascinante todo lo que algo así significa.
Siguiendo las ideas que a este respecto tiene Ortega, y que expongo en el vídeo, emoción y razón no son términos excluyentes, sino más bien consecutivos: la emoción acota unas preferencias en la atención y sobre esa parte de la realidad que la atención ha seleccionado actúa, en lo fundamental, el proceso racionalizador. Hay emociones que restringen el acceso a la realidad, que yo entiendo que se corresponderían con la actitud narcisista de la que habla Freud: la primera con la que nos confrontamos con el mundo… o que nos hace desentendernos del mundo en cuanto dificultad y limitación. De ahí brota el resentimiento contra un mundo que nos coarta. Y si la afectividad del niño madura y consigue trasladarse desde el narcisismo primario hacia el tener en cuenta a los demás, es decir, hacia la emoción de la empatía (o simpatía, como dice Ortega), se sientan las bases afectivas para que la razón se abra hacia nuevas perspectivas. Resentimiento (narcisismo, en fin) y empatía (capacidad de abrirse a otras perspectivas) formarían la base afectiva sobre la que se levantan las preferencias de la atención y la subsiguiente cosmovisión o manera de entender (racionalmente ya) el mundo y la vida.
Muchas gracias por sus invaluables,oportunos análisis.!
Muchas gracias Jenny (perdona mi tardanza en contestarte). Me animan tus palabras. Tengo mucha tarea que hacer todavía por aquí, y espero que si la sigues no acabes sintiéndote defraudada.
Muchas gracias, maestro. Espero que se encuentre bien. Nuevamente me encuentro aquí, aprendiendo de usted.
Lo cual agradezco también mucho por mi parte, @sinfaraday, porque si al otro lado del teclado sólo hubiera silencio y no se me hiciera evidente que hay personas de carne y hueso, como tú, correría el peligro de pensar que sólo hago monólogos. Un abrazo, amigo.
Gracias x acercarnos a Ortega siempre actual!
Ahí estoy y estaré, Silvia, en la medida de mis modestas capacidades: lo asumo como una de las tareas esenciales de mi vida hoy por hoy.
Es refrescante sumergirse en aguas de Ortega y llegar de tu mano una alegría.
@@silviabilbao6862, muchas gracias, son un estupendo estímulo tus palabras.
Excelente maestro!
Saludos cordiales desde Paraguay.
Saludos cordiales Orlando
Saludos Hu·Man. En un libro que cito en el vídeo, “Ortega y Gasset psicólogo”, de Helio Carpintero, se muestra cómo el psicólogo con el que Ortega sentía mayor sintonía fue Alfred Adler. Este insiste en cómo el acceso a la salud psíquica se consigue cuando el individuo entrega su vida a tareas que tengan una proyección social. En el extremo contrario quedaría la actitud propia del “niño mimado” (a lo cual se refiere también Ortega cuando tipifica al hombre-masa), que invierte la actitud de la persona psíquicamente sana, en el sentido de que busca exclusivamente el beneficio propio, no cree tener obligaciones y no tiene en cuenta a los demás, salvo para imponerse y aprovecharse de ellos. Esta actitud propia del “niño mimado” se correspondería con la que Freud hace derivar del narcisismo primario, el egoísmo con el que todos venimos al mundo para empezar, y que si no evoluciona, dejará el rastro emocional del resentimiento contra un mundo que coarta esa propensión que le hace pensar que tiene derechos y no obligaciones. De mayor ese niño resentido optará por alguna de las ideologías del resentimiento, a través de las cuales pueda encauzar esa actitud (emocional, pues, de entrada)
Así que más que el “amor propio” que proclama Rousseau creo que se debería de hablar de ese vivir “de dentro a fuera” al que se refiere asimismo Ortega: vivimos para entregarnos a alguna tarea en el mundo que repercuta positivamente entre los demás. Esto correlaciona con la emoción contrapuesta a la del resentimiento: la empatía (simpatía, dice Ortega).
@Hu•man, ah, pues entonces las líneas argumentales de -Rousseau y la aquí expuesta coinciden; lo había entendido mal. Vaya, curioso...
La emoción y la razón ambas son facultades/habilidades/capacidades mentales (nada tiene que ver el corazón en ésto)
Lo que si sucede que el ritmo cardíaco es afectado por las situaciones que vive el individuo.
Según esa manera de entenderlo, no distinguiríamos la emoción de la razón, y aunque lo emocional influya decisivamente (así lo intento mostrar en el vídeo) en lo racional, creo que es suficientemente clarificador distinguir ambas potencias: lo emocional es subjetivo (yo estoy triste: soy "yo" el que lo está); lo racional se construye objetivamente (para todo el mundo dos y dos son cuatro).
@@ellectordeortegaygasset
Si vos hoy estás triste, dónde está Lo subjetivo? (Está claro y objetivo. HOY VOS ESTAS TRISTE)
Cuando ves a tu hijo mamando la teta, que órgano procesa la info para que te emociones...? acaso no es la mente?
Cuando oís que no hay dinero no obstante los gobernantes se aumentas sus sueldos, qué órgano razona y para que te irrites...? no es la mente también?
No es la cabeza que controla todo el cuerpo...?
Meditalo (creo que vas a tener que usar la mente..😄😄) 🙋
@@ismaelmehrez3858, cuando digo “subjetivo”, me refiero a íntimo: nadie puede sentir por mí mi irritación con los políticos corruptos. Otro puede sentir también irritación por esa misma causa, por esa misma “razón”, pero será la suya, no la mía, igual que mi dolor de muelas no puede sentirlo nadie más que yo. Y sin embargo, mis argumentos, mis razonamientos (los que han causado mi irritación) sí que puedo compartirlos con otra gente. No es mi irritación lo que ocurre en mi mente, sino los argumentos que me han llevado a ella. Las palabras, los argumentos pueden ser el cauce a través del cual activar o cambiar mis emociones (de hecho, en eso consiste la psicoterapia), pero estar enamorado o furioso o melancólico no es una idea.
@@ellectordeortegaygasset
Gracias por aclarar el término subjetivo (hubieras escrito ÍNTIMO y nos ahorrabamos explicar 😊)
Todos estamos condicionados por las palabras. Lo curioso es que algunas palabras están mal empleadas y por eso muchas veces el argumento/idea pierde el verdadero mensaje que se necesita expresar (lo cual se convierte muchas veces en un paradigma)
@@ellectordeortegaygasset
Cuando uno va a la etimología de las palabras, se sorprende de lo mal que hablamos (porque así nos enseñó la "educación oficial" 😒😒)