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León Felipe, por él mismo. Antología Poética. 10 - Que lástima

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  • Опубликовано: 9 апр 2014
  • Qué lástima
    ¡Qué lástima!
    que yo no pueda cantar a la usanza
    de este tiempo lo mismo que los poetas que hoy cantan!
    ¡Qué lástima
    que yo no pueda entonar con una voz engolada
    esas brillantes romanzas
    a las glorias de la patria!
    ¡Qué lástima
    que yo no tenga una patria!
    Sé que la historia es la misma, la misma siempre, que pasa
    desde una tierra a otra tierra, desde una raza
    a otra raza,
    como pasan
    esas tormentas de estío desde ésta a aquella comarca.
    ¡Qué lástima
    que yo no tenga comarca,
    patria chica, tierra provinciana!
    Debí nacer en la entraña
    en la estepa castellana
    Y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada:
    Pasé los días azules de mi infancia en Salamanca,
    Y mi juventud, una juventud sombría, en la montaña.
    Después ... ya no he vuelto a echar el ancla
    y ninguna de estas tierras me levanta
    ni me exalta
    para poder cantar siempre en la misma tonada
    al mismo río que pasa
    rodando las mismas aguas,
    al mismo cielo, al mismo campo y en la misma casa.
    ¡Qué lástima
    que yo no tenga una casa!
    Una casa solariega y blasonada,
    una casa
    en que guardara,
    a más de otras cosas raras,
    un sillón viejo de cuero, una mesa apolillada
    y el retrato de un mi abuelo que ganara
    una batalla.
    ¡Qué lástima
    que yo no tenga un abuelo que ganara
    una batalla,
    retratado con una mano cruzada
    en el pecho, y la otra mano en el puño de la espada!
    Y, ¡qué lástima
    que yo no tenga siquiera una espada!
    Porque .... ¿qué voy a cantar si no tengo ni una patria,
    ni una tierra provinciana,
    ni una casa
    solariega y blasonada,
    ni el retrato de un mi abuelo que ganara
    una batalla,
    ni un sillón viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada?
    ¡Qué voy a cantar si soy un paria
    que apenas tiene una capa!
    Sin embargo... en esta tierra de España
    y en un pueblo de la Alcarria
    hay una casa
    en la que estoy de posada
    y donde tengo, prestadas,
    una mesa de pino y una silla de paja.
    Un libro tengo también. Y todo mi ajuar se halla
    en una sala
    muy amplia
    y muy blanca
    que está en la parte más baja
    y más fresca de la casa.
    Tiene una luz muy clara
    esta sala
    tan amplia
    y tan blanca...
    Una luz muy clara
    que entra por una ventana
    que da a una calle muy ancha.
    Y a la luz de esta ventana
    vengo todas las mañanas.
    Aquí me siento sobre mi silla de paja
    y venzo las horas largas
    leyendo en mi libro y viendo cómo pasa
    la gente al través de la ventana.
    Cosas de poca importancia
    parecen un libro y el cristal de una ventana
    en un pueblo de la Alcarria,
    y, sin embargo, le basta
    para sentir todo el ritmo de la vida a mi alma.
    Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasa
    cuando pasan
    ese pastor que va detrás de las cabras
    con una enorme cayada,
    esa mujer agobiada
    con una carga
    de leña en la espalda,
    esos mendigos que vienen arrastrando sus miserias de Pastrana,
    y esa niña que va a la escuela de tan mala gana.
    ¡Oh, esa niña! Hace un alto en mi ventana
    siempre y se queda a los cristales pegada
    como si fuera una estampa.
    ¡Qué gracia
    tiene su cara
    en el cristal aplastada
    con la barbilla sumida y la naricilla chata!
    Yo me río mucho mirándola
    y la digo que es una niña muy guapa...
    Ella entonces me llama
    ¡tonto!, y se marcha.
    ¡Pobre niña! Ya no pasa
    por esta calle tan ancha
    caminando hacia la escuela de mala gana,
    ni se para
    en mi ventana,
    ni se queda a los cristales pegada
    como si fuera una estampa.
    Que un día se puso mala,
    muy mala,
    y otro día doblaron por ella a muerto las campanas.
    Y en una tarde muy clara,
    por esta calle tan ancha,
    al través de la ventana,
    vi cómo se la llevaban
    en una caja muy blanca...
    En una caja muy blanca
    que tenía un cristalito en la tapa.
    Por aquel cristal se la veía la cara
    lo mismo que cuando estaba
    pegadita al cristal de mi ventana ...
    Al cristal de esta ventana
    que ahora me recuerda siempre el cristalito de aquella caja
    tan blanca.
    Todo el ritmo de la vida pasa
    por este cristal de mi ventana ...
    ¡Y la muerte también pasa!
    ¡Qué lástima
    que no pudiendo cantar otras hazañas,
    porque no tengo una patria,
    ni una tierra provinciana,
    ni una casa
    solariega y blasonada,
    ni el retrato de un mi abuelo que ganara
    una batalla,
    ni un sillón viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada,
    y soy un paria
    que apenas tiene una capa ...
    venga, forzado, a cantar cosas de poca importancia!
    -uploaded in HD at www.TunesToTube...

Комментарии • 6

  • @user-jm7yr7xv9m
    @user-jm7yr7xv9m Месяц назад

    magnifico, cuanto necesitamos a un poeta como León Felipe ,que ni siquiera gano una batalla, ¿Para qué, ganar una batalla?

  • @paquetellenes
    @paquetellenes 8 лет назад +7

    El poema 10.- Que lástima "todo el ritmo de la vida pasa por este cristal de mi ventana.." el mejor poema de Léon sin duda alguna..

    • @luiscordero3746
      @luiscordero3746 7 лет назад

      paquetellenes muy cierto

    • @Kobzar3374
      @Kobzar3374 6 лет назад

      Es muy bueno; pero a mí me sigue gustando más todavía "Ser en la vida romero…" De todas maneras, este también está muy bien; además, hay momentos en los que su voz y su manera de decirlo son adecuadísimas.

  • @marioluislasta280
    @marioluislasta280 4 года назад

    Hgy

  • @miltonmonteiro4073
    @miltonmonteiro4073 6 лет назад +4

    Genio poeta.... atemporal.