La amistad autista

"Amicus" -"amigo"-, en latín significa "el que ama". Este tipo de amor se relaciona con lo que los griegos llamaban "filia", la amistad como vínculo profundo y duradero. Los autistas hacen una distinción marcada entre el amigo y el conocido. No llaman amigo a cualquiera porque entienden que la profundidad del vínculo, como todo en sus intereses, requieren de una dedicación y cuidado que no puede ser extensible a todos.
Para quienes trabajamos con autistas, la clave de una intervención exitosa pasa por la creación de un vínculo amical que evidentemente respete y establezca límites como condición de poder establecer un puente en la comprensión de su cognición y sus afectos. Y poder entender sus necesidades. Y aprender tanto como enseñamos.
En estos tiempos donde el mundo neurotípico vive de modo superficial los vínculos y cada vez hay menos compromiso con el cuidado del otro, la amistad autista puede renovar nuestro retorno a vivir la amistad con el detenimiento necesario que se requiere para cultivarla para que sea real y duradera.
Quiero dedicar las reflexiones de este video a mi amiga Alba Román, activista y maestra autista.