QUÉDATE QUIETA - Salmo

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  • Опубликовано: 11 сен 2024
  • El Salmo 46:10 dice, Quédate quieta y reconoce que Yo soy Dios. ¡Yo seré exaltado entre las naciones! ¡Yo seré enaltecido en la tierra! Este versículo contiene un mandato con una promesa. ¿Cuál es el mandato? Quédate quieta. En silencio. Ponte de rodillas. ¿Y cuál es la promesa? Reconocerás que Yo soy Dios.
    Tú no puedes conocer a Dios si estás corriendo de aquí para allá, con miles de compromisos y ocupaciones que te jalan en diferentes direcciones. Tienes que aprender a decir ¡NO! a algunas de las peticiones que la gente te hace.
    El lugar de la Presencia de Dios es un lugar de quietud. Cuando sabemos quién es Dios - no solo intelectualmente, sino en nuestro corazón -- tendremos la paz que sobrepasa todo entendimiento. Sabemos que Su voluntad es buena, y que Su poder puede llevarla a cabo. Por lo tanto, podemos calmarnos, dejar de luchar, y descansar en Dios.
    Puede que sea un descanso activo e intencional, PERO SERÁ SIN DUDA ALGUNA… DESCANSO. ¿Cómo podemos llegar a ese lugar? POR DECISIÓN PROPIA. Simplemente, decidir creer en Su sabiduría, Su poder, y Su amor.
    Pero también ayuda a enfocarnos en las palabras que siguen a este verso. ¡Dios será exaltado entre las naciones! ¡Él será enaltecido en la tierra! Y Dios será exaltado y enaltecido en nuestras propias vidas y circunstancias también. ¡GARANTIZADO!
    Y pase lo que pase… ¡El Señor estará con nosotros! COMO SIEMPRE… ¡SU PRESENCIA ES LA CLAVE! Si realmente creemos eso… si realmente nos penetra en el corazón… y si vivimos en aquel lugar conociendo y viviendo en la Presencia de Jesús… ¡LA PAZ VENDRÁ! Podremos respirar hondo, quedarnos quietas, y reconocer que Él es Dios.
    Antes de entregarle mi vida a Cristo, yo sentía un gran vacío en mi corazón… ¡QUE NADA PODÍA LLENAR! Pero nunca me olvidaré el día en que Jesús vino a mi vida… Hace 20 años, Él me dijo a través de Su Palabra, “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Y nadie viene al Padre si no es por Mí.”
    En ese momento, yo acepté a Jesús como si Señor y Salvador. ¡Mi vida cambió de una forma increíble.¡ESTABA TAN EMOCIONADA! Pero en menos de un mes, todo lo que podía salir mal, ¡SALIÓ MAL! Perdí mi negocio y mi estabilidad económica. Y todas las cosas que eran importantes para mí.
    En ese tiempo, yo pensaba que mi carrera, mi educación, mi dinero, mi éxito, y mi prestigio eran las cosas que me definían. ¡Las cosas que me daban valor! En medio de mis lágrimas y dolor, hubiera sido tan fácil alejarme de Jesús. Sin embargo, ¡YO QUERÍA ESTAR CON MI SALVADOR!
    carmencamino.com/

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