Muy bién, me gustó mucho, por la calidad de Chiqui y por la elección de la obra a interpretar, además de cantar bién, hay que saber QUE cantar, conservar nuestra cultura y transmitirla a las generaciones nuevas, para que puedan construir sobre esa base nuestra identidad nacional.
La casa tenía una reja pintada con quejas y cantos de amor. La noche llenaba de ojeras la reja, la hiedra y el viejo balcón... Recuerdo que entonces reías si yo te leía mi verso mejor y ahora, capricho del tiempo, leyendo esos versos ¡lloramos los dos! Los años de la infancia pasaron, pasaron... La reja está dormida de tanto silencio y en aquel pedacito de cielo se quedó tu alegría y mi amor. Los años han pasado terribles, malvados, dejando esa esperanza que no ha de llegar y recuerdo tu gesto travieso después de aquel beso robado al azar... Tal vez se enfrió con la brisa tu cálida risa, tu límpida voz... Tal vez escapó a tus ojeras la reja, la hiedra y el viejo balcón... Tus ojos de azúcar quemada tenían distancias doradas al sol... ¡Y hoy quieres hallar como entonces la reja de bronce temblando de amor!...
Muy bién, me gustó mucho, por la calidad de Chiqui y por la elección de la obra a interpretar, además de cantar bién, hay que saber QUE cantar, conservar nuestra cultura y transmitirla a las generaciones nuevas, para que puedan construir sobre esa base nuestra identidad nacional.
La casa tenía una reja
pintada con quejas
y cantos de amor.
La noche llenaba de ojeras
la reja, la hiedra
y el viejo balcón...
Recuerdo que entonces reías
si yo te leía
mi verso mejor
y ahora, capricho del tiempo,
leyendo esos versos
¡lloramos los dos!
Los años de la infancia
pasaron, pasaron...
La reja está dormida de tanto silencio
y en aquel pedacito de cielo
se quedó tu alegría y mi amor.
Los años han pasado
terribles, malvados,
dejando esa esperanza que no ha de llegar
y recuerdo tu gesto travieso
después de aquel beso
robado al azar...
Tal vez se enfrió con la brisa
tu cálida risa,
tu límpida voz...
Tal vez escapó a tus ojeras
la reja, la hiedra
y el viejo balcón...
Tus ojos de azúcar quemada
tenían distancias
doradas al sol...
¡Y hoy quieres hallar como entonces
la reja de bronce
temblando de amor!...