Negación de la Muerte - 4.1 La succión definitiva es la muerte [ 86 a 95]
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- Опубликовано: 7 фев 2025
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Negación de la Muerte, Ernest Becker, 1973.
PARTE 1. LA PSICOLOGÍA PROFUNDA DEL HEROÍSMO.
Capítulo 4. El carácter humano como mentira vital.
4.1. La succión definitiva es la muerte.
Observad a los que os rodean y los oiréis hablar en fórmulas taxativas sobre sí mismos y sobre su entorno, lo cual indicaría que poseen ideas sobre todo ello. Pero si analizáis someramente esas ideas, notaréis que no reflejan ni mucho ni poco la realidad a que parecen referirse, y si ahondáis más en el análisis hallaréis que ni siquiera pretenden ajustarse a tal realidad. Todo lo contrario: el individuo trata con ellas de interceptar su propia visión de lo real, de su vida misma. Porque la vida es por lo pronto un caos donde uno está perdido. El hombre lo sospecha; pero le aterra encontrarse cara a cara con esa terrible realidad y procura ocultarla con un telón fantasmagórico, donde todo está muy claro. Le trae sin cuidado que sus “ideas” no sean verdaderas; las emplea como trincheras para defenderse de su vida, como aspavientos para ahuyentar la realidad.
Jose Ortega y Gasset.
El problema de la analidad y del complejo de castración contribuirá a contestar a la pregunta que a todos nos intriga: si la cualidad básica del heroísmo es el auténtico valor, ¿por qué hay tan poca gente con auténtica presencia de ánimo?, ¿por qué es tan excepcional encontrar a alguien que se mantenga en pie por sí mismo? Incluso el gran Carlyle, que atemorizó a tanta gente, decía a los cuatro vientos que se apoyaba en su padre como si lo hiciera sobre un pilar enterrado bajo sus pies. La implicación tácita es que, si intentara mantenerse en pie por sí mismo, la tierra se hundiría bajo sus pies. La pregunta va derecha a la esencia de la condición humana, y la abordaremos desde varios ángulos a lo largo de todo el libro. En cierta ocasión, escribí que pensaba que la razón por la cual el ser humano era cobarde por naturaleza era porque sentía que no tenía autoridad, y que la razón por la que no tenía autoridad radicaba en lo que caracterizaba al animal humano: todo cuanto tiene significado se incorpora a nosotros desde el exterior, a partir del trato con los otros. Esto es lo que nos confiere un “yo” y un superego.