Es un gusto escucharlos, puedo coincidir fácilmente con Rodríguez Lafuente y con Diego Doncel. A mi Lezama Lima me dice mucho y le leo ahora los Ensayos Americanos, apenas terminando la relectura de Paradiso. En fin, le leo de décadas atrás y desde luego sus polisemantos son perfectamente desmontables, sin agotar la fuente poética. Fue un escritor de enorme congruencia. ¿Cuál inocencia? La de cualquiera que a pesar de sus méritos guarda conciencia de sus pies en la tierra. Ojalá que Esperanza Ortega parara la innecesaria defensa que le obliga a minimizar al compilado; necesita una mejor comprensión de su lectura, si es que la ha cumplido, y asumir, como cualquiera de quienes escriban a estas fechas, el comentario critico hecho al pasar sobre nuestras generaciones, la vergüenza publica del comportamiento en los clanes de poetas; ignorantes, superficiales e individualistas como no se ha tenido noticia desde final del siglo XVIII. Desde luego que no le va nombrarle "desconocido", decir que no dejó herederos literarios o nombrarle "sabio" de esa forma tan hortera. En toda América es sobradamente conocido por escritores y escritoras. Desde luego, no cabe más eurocentrismo en sus comentarios, de suerte Diego Doncel y Fernando Rodríguez no tienen miedo al error, que no alcancé a detectar en lo que nos comparten, ni llevo interés en hacerlo, pues caen muy bien y enriquecen con su acercamiento, análisis y empatía.
Es un gusto escucharlos, puedo coincidir fácilmente con Rodríguez Lafuente y con Diego Doncel. A mi Lezama Lima me dice mucho y le leo ahora los Ensayos Americanos, apenas terminando la relectura de Paradiso. En fin, le leo de décadas atrás y desde luego sus polisemantos son perfectamente desmontables, sin agotar la fuente poética. Fue un escritor de enorme congruencia. ¿Cuál inocencia? La de cualquiera que a pesar de sus méritos guarda conciencia de sus pies en la tierra. Ojalá que Esperanza Ortega parara la innecesaria defensa que le obliga a minimizar al compilado; necesita una mejor comprensión de su lectura, si es que la ha cumplido, y asumir, como cualquiera de quienes escriban a estas fechas, el comentario critico hecho al pasar sobre nuestras generaciones, la vergüenza publica del comportamiento en los clanes de poetas; ignorantes, superficiales e individualistas como no se ha tenido noticia desde final del siglo XVIII. Desde luego que no le va nombrarle "desconocido", decir que no dejó herederos literarios o nombrarle "sabio" de esa forma tan hortera. En toda América es sobradamente conocido por escritores y escritoras. Desde luego, no cabe más eurocentrismo en sus comentarios, de suerte Diego Doncel y Fernando Rodríguez no tienen miedo al error, que no alcancé a detectar en lo que nos comparten, ni llevo interés en hacerlo, pues caen muy bien y enriquecen con su acercamiento, análisis y empatía.
QUE HIPOCRESIAAAAAA! RECUPERAR? POR DIOS! HIPOCRITAS