¿Qué es el hombre? Divinización. Lucas F. Mateo Seco. Universidad de Navarra

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  • Опубликовано: 7 фев 2025
  • ¿Qué es el hombre? Lecciones de antropología filosófica y teológica.
    Digitalizadas en 2009 a partir del original analógico, grabadas en 2000.
    9ª lección: Divinización, inhabitación, filiación. La acción transformadora del Espíritu Santo en el hombre.
    Lucas F. Mateo Seco. Profesor Ordinario Emérito de Teología Dogmática, Facultad de Teología, Universidad de Navarra. Fallecido el 15 de febrero de 2014.
    Contenido:
    El subtítulo es el punto central de la antropología cristiana.
    Divinización = santificación, justificación, salvación, la comunión con Dios que comienza en el bautismo.
    El hombre, animal racional, imagen de Dios, está llamado a ser hijo de Dios en Cristo: la filiación divina, núcleo de la vida en el cielo.
    Se designa como salvación porque Jesucristo nos salva del pecado, justificación porque el hombre pasa de pecador a justo, santificación porque el hombre es hecho santo, y divinización porque el hombre es transformado en divino.
    Parábola del sarmiento y la vid: participa de la misma vida.
    Teología inicial griega:
    La divinización devuelve al hombre a la capacidad de amar y de ser hijo de Dios.
    Teología occidental:
    Giro antropológico en la época de San Agustín por Pelagio (hacia 415): no se trata de considerar la acción de Dios, sino de saber qué parte pone el hombre en dicha salvación. Le siguen Celestio y el semipelagianismo (Julián de Heclana).
    Mismo planteamiento en Lutero († 1546): qué tiene que hacer el hombre para conseguir su justificación. Similares Bayo († 1567) y Jansenio († 1653).
    Planteamiento que se ha impuesto en muchas discusiones teológicas.
    San Agustín: Dios y el hombre colaboran siempre en todo acto humano sin colisionar (causa primera y causa segunda).
    Pelagio y Celestio buscan algo de autonomía en la salvación del hombre.
    Jansenio: Dios da al hombre la libertad y éste ya actúa.
    Julián de Heclana: Dios da todo pero el initium fidei es solamente humano.
    Concilio XVI de Cartago, 418: la gracia de Dios es necesaria para todo.
    Concilio Arausicano II, 529: también es necesaria para el primer deseo de creer.
    Lutero invierte a Pelagio: el hombre ni con la gracia es capaz de nada.
    Se conforma al ver que nos salva la justicia de Dios (Rom 3,28); pero añade: por la sola fe.
    Oriente siguió considerando la salvación del hombre como divinización.
    Occidente se preocupó por la cooperación humana, y la divinización pasó a un segundo término, aunque siempre estuvo presente: la inhabitación de Dios en el hombre y la filiación divina.
    Afirmar la santidad del hombre es afirmar que participa de la santidad de Dios y en la filiación de Jesús.
    Somos divinizados por el Espíritu Santo.
    Teología oriental
    Ireneo: El Verbo se ha hecho hombre para que el hombre llegue a ser hijo de Dios.
    Bautismo: nuevo nacimiento en Cristo.
    Atanasio: Él se ha hecho hombre para que nosotros nos convirtiésemos en Dios.
    Basilio († 379): sólo Dios puede divinizarnos porque nuestra divinización es radical. Si quien nos santifica es el Espíritu Santo, el Espíritu Santo ha de ser Dios.
    Gregorio de Nacianzo: Si el Espíritu Santo es del mismo orden que yo, ¿cómo puede hacerme Dios, cómo puede unirme a la divinidad?
    Teología latina
    San Agustín, Sermones. La acción del Espíritu Santo en el hombre lo deifica.
    Dios llamó dioses a hombres deificados por su gracia.
    Agustín expresa muy bien la riqueza vital de la divinización.
    Lutero: la justificación sería algo externo y el hombre no puede colaborar a ella.
    Concilio de Trento (sesión VI, 13 de enero de 1547): decreto De iustificatione.
    No entra a si lo dijo Lutero: no condena a personas, sino que difunde la verdad.
    La caridad de Dios renueva al hombre por dentro y lo convierte en amigo de Dios.
    Concilio Vaticano II, Lumen Gentium y Gaudium et Spes: repite lo mismo al considerar la salvación del hombre.
    Descripción de la divinización: Dios envía el Espíritu Santo, que nos cristifica y nos hace hijos de Dios en el Hijo. No somos hijos además del Hijo. Así somos hechos dioses. Texto de Fernando Ocáriz.
    Cristo, “Primogénito entre muchos hermanos” (San Pablo, Rm 8,29).
    Texto de San Josemaría, en la homilía Cristo presente en los cristianos (Es Cristo que pasa).
    Bibliografía
    F. Ocáriz. Hijos de Dios en Cristo. Pamplona, 1972.
    F. Ocáriz. La Santísima Trinidad y el misterio de nuestra deificación. Scripta Theologica 6 (1974), 363-90.
    F. Ocáriz. Hijos de Dios por el Espíritu Santo. Scripta Theologica 30 (1998), 479-503.
    F. Ocáriz. Naturaleza, gracia y gloria. Pamplona, 2000, esp. 69-132 y 175-223.
    L. F. Mateo Seco. Salvación y divinización. Scripta Theologica 31 (1999), 453-69.
    L. F. Mateo Seco. Dios Uno y Trino. Pamplona, 1998, pp. 704-40.

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