La redención de Mishima Jardines Flotantes

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  • Опубликовано: 12 июл 2013
  • [Jardines flotantes]
    No era un color, quizás se permitiría romper el brazo que le negó retener la visión. Tarde, por la mañana de piedras veneradas, era un rumor ancestral, viciado en cada célula. Qué idioma es el que te hace uno con el ruido inalcanzable de langostas hambrientas, en contra de la memoria. Un laberinto para este caminante que cae en el mundo desde lo más alto. Piérdete, bestia tierna en los evangelios del ayahuasca, hermosa enredadera que da muerte al árbol que respira por encima de los organismos fundamentales. Otro es mi ser, su reino de héroes vencidos, tu máscara dorada en la noche sin retorno. Termina pronto con esta columna de humo, está conformación de niebla, de átomos egoístas, descifra este teorema absurdo, esta burbuja de vacío. Yo no era sino él. Yo no era sino él. Yo no era sino él. La casa sin puertas deja escapar al asesino, ¿tú lo recuerdas, no es así? la voluntad del templo es reducirte a cenizas hasta el punto de olvidarte, escucha a quien te aguarda entre tormentas, escúchale, su desaparecida lengua tiene un secreto para ti. Mastica tus dientes, tú no eres sino él. Escribe pronto la historia que deje a los hombres sin tierra firme, destruye todo cuanto veas, necio comerciante de perfumes inservibles. Ella es tu abismo. ¿Comprendes? sus palabras son el mercurio que te va matando. En sus montañas sagradas entierran lo que nunca tendrá un brote. Tú, glaciar. Delicadezas que se cuelan entre torturas. Este niño no tiene nombre. Ámalo porque a pesar de no ser nadie viste un cuerpo. Invisible. Al otro lado duerme un guerrero que no supo que batalla era la que se encargo de liberarlo. Mi ser es otro y mi reino se instala en los basurales del corazón. Mi ser es otro, Davá, viejo ciego cubierto por la vitalidad de la semilla, mi ser es otro y no lo recuerdas. Escúchate, el agua no canta el giro de los anillos de Saturno, pero aún no es comparable al polvo que se acumula en los anaqueles de los libros de la derrota. Ese mar muerto te recuerda a tu padre, ese mar muerto te recuerda a tu madre, a toda tu familia en extinción. Nube, conjuras niebla con la boca rota por una estrella afilada, conjuras, bebes e inhalas probabilidades efímeras, yo me pierdo en mí, todo se ha ido separando bajo la matemática estricta del primer llanto. Esta alameda debió llevarme hacia a un muro impenetrable. Echa las cartas y di que la criatura más hermosa borro la memoria de todos, esta carta contiene la muerte de una constelación y el canto de un pueblo por la luz enorme que los deslumbra, ¿entiendes el juego? Sembraremos los dientes de los niños extraviados y sus madres cantarán de alegría. Fecundidad, el vientre de su primogénita es azul y es un planeta de agua. La niebla me permite advertir lo infinito en mi oración definitiva. Este soy yo. Adviertes el humo que alcanza un grito destemplado. Esto soy yo. Nací ciego, y ya era tarde. Alcanzo a escuchar ¿Quien repartirá los cráneos brillantes, en su batalla repetitiva?
    Yo tengo un nombre, niebla en el pecho, hermano preciado, triste por no decir triste. Poseo y me avergüenza este artificio de luces. Pálido entre la mañana motorizada te desprendes, articulado por tus derivas. Allí estabas tan seguro de saber que tu pacto no sería olvidado, allí estabas militante absurdo. Tu eres el otro, el ser, el convencido. Que hablas cuando exaltado por las multitudes te marchitas en los cementerios, ángel ridículo. El latido del ser a quien odias te puebla, el otro, el resentido. Amas en secreto, pero ningún fuego te mostrará su sombra. El otro, yo soy quien esconde las armas para que lo niños jueguen a las escondidas, tarde o temprano te alcanzará su verdad. La música siempre fue consuelo de quienes capturan el universo en los segundos, el consuelo de quienes perdidos lidian con el nuevo día, ensimismados. Una ruina al final del día, la derrota corrige mis pasos, piensa en el otro que te observa diariamente. Enciende un cigarrillo, te lo digo necio, también el Sputnik te observa como un dios demente. Los bombarderos han partido toda la noche de Azerbaijan, no te preocupes por nada, el tiempo y las balas son parientes amables, la memoria un animal que huye. ¿Eres el otro no es cierto? Davá redimido atraviesa los jardines entre el estupor de los niños santos. Las aves no han dejado de caer como lágrimas sobre la tierra que los abraza.
    Los cánticos empiezan, los rituales se instalan en los ojos de Nube.
    Te de jazmines para la sed de lo absurdo
    El jardín florece en el desierto.
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