Instintos caninos - TvAgro por Juan Gonzalo Angel

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  • Опубликовано: 28 авг 2024
  • Twitter @juangangel
    El instinto es el motor que mueve a todo ser vivo a realizar una acción. Es algo puro, comportamientos que vienen marcados en nuestros genes y se mantienen de manera parecida e inalterable con el paso de las generaciones con el objetivo de preservar la especie.
    El instinto se sirve de una serie de impulsos conectados para lograr su auto culminación. Denominamos “impulso” a la expresión física del instinto, determinadas acciones que el perro realiza para conseguir saciar su necesidad. Todas ellas serían impulsos o porciones de un patrón de conducta.
    A continuación citaremos algunos instintos presentes en el perro para poder entender su comportamiento y trabajar con ellos desde el punto de vista del educador canino.
    Instinto de búsqueda y succión del pezón materno: Se trata de alimentarse para poder sobrevivir cuando son aún cachorros lactantes.
    Instinto gregario: Existe en todos los mamíferos sociales; necesitamos desplazarnos en compañía de otros miembros de nuestra especie. El perro que es un mamífero social por naturaleza, ha heredado este instinto y curiosamente establece este tipo de dependencias con el ser humano, después de haber pasado por un periodo de impregnación en compañía de este. Esta necesidad de desplazarse en grupo es lo que hace que podamos pasear por el campo plácidamente con casi cualquier perro sin preocuparnos de que este desaparezca, ya que siempre se mantendrá vigilante y pendiente de nuestra posición. La domesticación del perro y la incidencia del hombre en las fases críticas del sistema vinculativo del perro, donde establece sus relaciones con otros miembros de su manada, ha hecho que tengamos un animal que busque la compañía humana y dependa de nosotros, su familia.
    Instinto sexual: Ya en la etapa de cachorro, se pueden observar algunas conductas lúdicas que tienen como base el instinto de monta, y que a menudo son malinterpretadas por el dueño. También, en el caso de los adultos, ya sean machos o, más raramente, hembras, estos ademanes son utilizados para exigir sumisión demostrando superioridad jerárquica. Pero no es hasta la pubertad, que corresponde aproximadamente y dependiendo de la raza, alrededor de la edad de 15 a 18 meses, cuando podemos realmente hablar de maduración sexual en el macho. Es en esta época cuando el aumento de la actividad hormonal provocará cambios físicos y fisiológicos que influyen en el comportamiento. Así comienzan, por ejemplo, a levantar la pata para esparcir el olor de su orina o a buscar ávidamente los olores que le indiquen que hay hembras por los alrededores. El deseo sexual permanecerá en el macho durante toda su vida. El tipo de vida al que sometemos a nuestro perro impedirá la satisfacción de este apetito y, por tanto, cargará durante la misma con la frustración constante de no ver consumado su deseo. En la hembra los cambios hormonales pueden llegar mucho antes, y les genera dos periodos de celo a lo largo del año. Es en estas épocas exclusivamente cuando su comportamiento varía procurando las condiciones necesarias para la monta.
    Instinto jerárquico: Los perros, se estructuran en escalas jerárquicas más o menos complejas donde los individuos compiten por establecer su lugar en el escalafón más alto posible. De esta manera podrá reproducirse, alimentarse primero y disfrutar de los placeres que el liderazgo otorga. En los perros las jerarquías no se establecen necesariamente por la fuerza, sino también por la inteligencia, seguridad en sí mismo y en el arrojo a la hora de enfrentarse a otros rivales. Esta jerarquía no es piramidal como cabría esperar.
    Instinto de caza: Muchas de las conductas que identificamos como parte del instinto de caza son infantiles y derivadas hacia señuelos y no siempre hacia piezas de caza. Actualmente, el perro obtiene principalmente su alimento de la mano del hombre y por tanto su instinto se desarrolla hasta el paso previo a la ingesta de la caza. Lo que normalmente se llama instinto de caza, se ve suscitado por el movimiento de cualquier objeto, el cual el perro persigue con ansia. No obstante el instinto de caza engloba muchos más comportamientos que son desagradables. Engloba una serie de impulsos como el rastreo de la pieza, la muestra o la parada previa al ataque, mientras que el impulso de presa supone agarrar fuertemente a la pieza y sacudirla para matarla o el impulso de cobro que conlleva portar la pieza a trozos a un sitio más seguro.
    Fuente
    lacanina.weebly...
    Juan Gonzalo Angel
    www.tvagro.tv

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