PLAYA DE SANTO ANTÓNIO (VILA REAL DE SANTO ANTÓNIO) - PORTUGAL

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  • Опубликовано: 7 ноя 2024
  • Desde el borde del río Guadiana, por la orilla portuguesa, hasta Manta Rota, hay un largo tramo de playas pertenecientes al concelho (municipio) de Vila Real de Santo António, en el distrito de Faro (Algarve portugués). Estas playas, famosas por sus aguas cálidas, están respaldadas por dunas de arenas bajas y un gran bosque de pinos.
    De estas playas de Vila Real nos vamos a detener en una de ellas, la playa de Santo António, la que se encuentra justo al otro lado de la frontera española del Guadiana, la playa más oriental del Algarve y de todo Portugal.
    A veces, la fama de destinos más lejanos eclipsa la belleza de los que tenemos más a mano. Esto ocurre precisamente con la playa de Santo António, una playa local, un refugio natural y salvaje, desconocida para muchos turistas.
    A través de estas imágenes vamos a descubrir la belleza de esta larga playa en un recorrido que realizaremos tanto a poniente como a levante. Comenzaremos buscando el oeste en un paseo que nos hará llegar hasta Monte Gordo. Un Atlántico con suave oleaje acaricia las arenas finas y doradas de esta espectacular playa. Nos vamos deteniendo para ir observando tanto su fantástica ubicación como los elementos que rodean a esta playa. La parte posterior de la longitud entera de la playa está formada por un cordón de un bosque frondoso de pinos, la Mata Nacional da Dunas Litorais de Vila Real de Santo António, bosque el cual recorremos en parte. Detrás de este bosque observamos el núcleo urbano de Vila Real de Santo António, heredero del antiguo poblado marinero del siglo XVI denominado Vila de Santo António de Arenilha, que desapareció tragado por el mar y las arenas en el siglo XVIII. Precisamente en este siglo, gracias al Marqués de Pombal, se construyó la nueva ciudad, la actual. Frente a este concelho, en la otra orilla del Guadiana, observamos la silueta de Ayamonte, municipio español de la provincia de Huelva que hace frontera con el país lusitano. Muy al fondo podemos apreciar el Puente Internacional del Guadiana, puente fronterizo entre los dos países.
    Para acceder a esta playa en vehículo hay que dirigirse hacia el gran espigón o dique que marca la desembocadura del río Guadiana en territorio portugués, la desembocadura del “río de los patos”, la “Foz del Guadiana”. Tras recorrer parte de este dique encontraremos el camino de acceso a la playa. Una carretera de tierra, delimitada por palos de madera y con algunos accesos a la playa, nos lleva en su final a una zona habilitada para aparcamientos, punto en el que parte el camino forestal que une la playa con Vila Real de Santo António. En las imágenes podemos observar este camino, el cual recorremos en parte. Se trata del sendero ecológico “Caminho dos Três Pauzinhos”, un acceso reservado para peatones y bicicletas, además de un tren turístico que circula en verano. Este camino atraviesa el ya comentado bosque de dunas y pino marítimo que le da un toque verde y fresco a este entorno.
    Estamos de nuevo en la playa, con chiringuito, pasarelas, aparcamientos, accesos, vegetación de retamas (con sus camaleones), etc. y vamos en búsqueda del final de la misma por occidente, hasta que llegamos a Monte Gordo, una freguesía (pedanía o aldea) de Vila Real de Santo António.
    Este antiguo pueblo de pescadores situado entre el vasto pinar descrito y el mar, fue pionero en la explotación turística del Algarve, con la construcción de uno de los primeros hoteles de la región en los años sesenta.
    Realizamos un breve recorrido por la playa de Monte Gordo donde apreciamos un buen número de chiringuitos-restaurantes que están conectados a través de una larga pasarela de madera.
    En nuestro paseo por la playa de Santo António podemos ver la magnitud del suave arenal, que se extiende hasta donde alcanza la vista, por lo que es la opción perfecta para realizar largas caminatas por su orilla. También nos vamos a recrear un poco con sus aguas y su suave oleaje nacáreo mojando las doradas arenas.
    Ahora toca virar e ir en búsqueda del levante, su punto más oriental, el punto fronterizo con España. Podemos observar que esta interminable playa está dividida por un pequeño espigón. La playa de Santo António, a pesar de tener cada día más adeptos, conserva el encanto de las playas semisalvajes, donde al recorrerla, la vista se pierde en la inmensidad de un cuadro en el que solo está el mar acariciando continuamente el arenal.
    Y llegamos al río Guadiana, zona de pescadores, un lugar precioso donde casi se toca con la mano la otra orilla, la española, donde comienza a gestarse la playa ayamontina de Isla Canela.
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