PRAIA DA MALHADA DO BARRACO - PORTUGAL

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  • Опубликовано: 7 ноя 2024
  • En la larga línea costera del Algarve portugués nos vamos a detener en la Praia da Malhada do Baraço, ubicada en Caramujeira, en la zona costera del municipio de Lagoa, distrito de Faro.
    Para buscar referencias de ubicación, podremos decir que la Praia da Malhada do Baraço se encuentra situada casi equidistante de dos ilustres playas algarvías: Marinha y Albandeira. Como playas vecinas, Malhada do Baraço tiene por levante la pequeña Praia do Barranquinho y por poniente la de Pau.
    Hasta ahora, el ser humano no ha podido, o no lo ha intentado, tener un acceso a la preciosa Praia da Malhada do Baraço, con lo cual sólo se puede llegar a ella con embarcaciones. Existen unas excursiones turísticas por el mar que tienen en uno de sus puntos de llegada esta playa, ideal para un picoteo veraniego.
    Como podemos comprobar en las imágenes, esta playa tiene una extensión bastante larga, si la comparamos con la multitud de pequeñas calas que nos encontramos en la amplia costa del poniente algarvío. En su precioso arenal, fino y dorado, podemos observar que en la zona del oeste existen algunas rocas que se posan en la arena, mientras que las zonas central y oriental están desprovistas de ellas, por tanto ideales para el baño y la natación.
    El marco paisajístico donde se encuentra la Praia da Malhada do Baraço es impresionante, precioso. Altos acantilados calcáreos velan y miman a esta playa. Tonos casi amarillos y rojizos, pasando por una amplia gama de ocres se reflejan en las turquesas aguas atlánticas, muy serenas en ese momento.
    Los jinetes de la erosión modelan continuamente este paisaje kárstico, oradando las rocas calizas de estos altos acantilados, creando oquedades, cavernas, cuevas, arcos y todo tipo de figuras que las mentes humanas puedan imaginar. En esta erosión, que va conllevando un retroceso de la tierra, van quedando a salvo unas rocas en el mar, los leixaos, islotes calizos. El leixao que observamos en las imágenes alberga en su cima algo de vegetación y un buen número de aves marinas.
    Y en este mundo de colores no puede faltar el verde. El paisaje de la cima de los acantilados está poblado de verde gracias a la espesa vegetación arbustiva de palmitos, enebros, sabinas, lentiscos, ejemplares de pinos y una amplia gama de plantas aromáticas. Algunas viviendas, salpicadas, tiñen de blanco este gran espacio arbustivo. Y las gaviotas…
    Si el paraíso existe, estamos en él.
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