PSICOLOGIA DE LA VEJEZ

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  • Опубликовано: 16 окт 2024
  • La sensibilidad se atenúa en los viejos y se embotan sus vías de comunicación con el mundo que les rodea; los tejidos se endurecen y tórnanse menos sensibles al dolor físico. El viejo tiende a la inercia, busca el menor esfuerzo; así como la pereza en una vejez anticipada, la vejez es una pereza que llega fatalmente en cierta hora de la vida. Su característica es una atrofia de los elementos nobles del organismo, con desarrollo de los inferiores; una parte de los capilares se obstruye y amengua el flujo sanguíneo a los tejidos, el peso y el volumen del sistema nervioso central se reducen, como el de todos los tejidos propiamente vitales; la musculatura fláccida impide mantener el cuerpo erecto; los movimientos pierden su agilidad y su precisión. En el cerebro disminuyen las permutas nutritivas, se alteran las transformaciones químicas y el tejido conjuntivo prolifera, haciendo degenerar las células más nobles. Roto el equilibrio de los órganos, no puede subsistir el equilibrio de las funciones: la disolución de la vida intelectual y afectiva sigue ese curso fatal perfectamente estudiado por Ribot en el capítulo final de su psicología de los sentimientos.
    A medida que envejece, tórnase el hombre infantil, tanto por su ineptitud creadora como por su achicamiento moral. Al período expansivo sucede el de concentración; la incapacidad para el asalto perfecciona la defensa. La insensibilidad física se acompaña de analgesia moral; en vez de participar del dolor ajeno, el viejo acaba por no sentit ni el propio, la ansiedad de prolongar su vida parece advertirle que una fuerte emoció Jin puede gastar energía, y se endurece contra el dolor como la tortuga se retrae debajo de su caparazón cuando presiente un peligro. Así llega a sentir un odio oculto por todas las fuerzas vivas que crecen y avanzan, un sordo rencor contra todas las primaveras.
    La psicología de la vejez denuncia ideas obsesivas absorbentes. Todo viejo cree que los jóvenes le desprecian y desean su muerte para suplantarle. Traduce tal manía por hostilidad a la juventud, considerándola muy inferior a la de su tiempo, juicio que extiende a las nuevas costumbres cuando ya no puede adaptarse a ellas. Aun en las cosas pequeñas exige la parte más grande, contrariando toda iniciativa, desdeñando las corazonadas y escarneciendo los ideales, sin recordar que en otro tiempo pensó, sintió e hizo. todo lo que ahora considera comprometedor y detestable.
    Esa es la verdadera psicología del hombre que envejece. La edad atenúa o anula el celo, el ardor, la aptitud para crear, descubrir o simplemente saborear el arte, para tener la curiosidad despierta. Omito las rarísimas excepciones que exigirían, cada una, un examen particular. Para la mayoría de los hombres, el debilitamiento vital suprime de seguida el gusto de esas cosas supérfluas. Señalemos, también, con la vejez, la hostilidad decidida contra las innovaciones: nuevas formas artísticas, nuevos descubrimientos, nuevas maneras de plantear o tratar problemas científicos.
    El hecho es tan notorio, que no exige pruebas. Ordinariamente, en estética sobre todo, cada generación reniega a la que le sigue. La explicación común de ese misonísmo, es la existencia de hábitos intelectuales ya organizados, que serían conmovidos por un contraste violento, si aun existiera una capacidad de emoción o de pasión. Esto último es lo que falta en los viejos, por la modorra de su vida afectiva. Agrega Ribot que a esa disolución de los sentimientos superiores sigue la de todos los sentimientos altruístas y la de los egoaltruístas, perdurando hasta el fin los egoístas, cada vez más aislados y predominantes en la personalidad del viejo. Ellos mismos naufragan en la ulterior senilidad.
    Los diversos elementos del carácter, disuélvense en orden inverso al de su formación. Los que se han adquirido al fin son menos activos, dejan surcos poco persistentes, son adventicios, incoordinados. Esto revélase en la regresión de la memoria senil; los fantasmas de las primeras impresiones juveniles siguen rodando en la mente, cuando ya han desaparecido los recuerdos más cercanos, los del día anterior. La falta de plasticidad hace que los nuevos procesos psíquicos no dejen rastros, o muy débiles, mientras los antiguos se han grabado hondamente en materia más sensible y sólo se borran con la destrucción de los órganos.
    Con el crecimiento de las neuronas en el hombre joven, y su poder de crear nuevas asociaciones, explicaría Cajal la capacidad de adaptación del hombre y su aptitud para cambiar sus sistemas ideológicos; la detención de esas funciones en los ancianos, o en los adultos de cerebro atrofiado por la falta de ilustración u otra causa, permite comprender las convicciones inmutables, la inadaptación al medio moral y las aberraciones misoneístas.

Комментарии • 3

  • @goodnaty
    @goodnaty  3 месяца назад +1

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  • @tomasnatera
    @tomasnatera 3 месяца назад +1

    Un punto muy importante y hermoso es saber equilibrar la experiencia de la vejez virtuosa con la fuerza de la juventud febril para lograr comprender y respetar a las nuevas generaciones recordando que también uno fué de espíritu juvenil y atrevido.

    • @goodnaty
      @goodnaty  3 месяца назад +1

      De acuerdo. En mi caso estoy en la vejez, realizo este canal inspirado en el amor propio para dar amor a los otros. Me apuro porque soy consciente de estar en una etapa donde me queda muy poco tiempo de producción intelectual efectiva pues curso los 79 años.
      Muchas gracias por participar del canal.