Mobbing: acoso psicológico en el trabajo

El mobbing es la situación en la que una persona o un grupo ejercen una presión psicológica extrema, de forma sistemática y durante un tiempo prolongado sobre otra persona en el lugar de trabajo, provocando daños a su salud.
En función de hacia quién van dirigido los ataques el acoso puede ser descendente (a una persona subordinada), horizontal (a una compañera o compañero) o ascendente (a un mando superior). En todos ellos habrá una relación asimétrica de poder, bien sea formal o informal.
Las acciones de violencia psicológica en el puesto de trabajo pueden consistir en:
● Ataques a la víctima con medidas organizativas.
● Ataques a las actitudes, relaciones sociales y/o vida privada de la víctima.
● Amenazas con violencia física.
● Agresiones verbales.
● Rumores.
● Etc.
Existen varias causas potenciales del mobbing:
Deficiencias tanto en el diseño del trabajo como en el liderazgo, la posición social de las víctimas o la falta de valores y ética por parte de la empresa, entre otras.
¿Cuáles son sus consecuencias?
La persona trabajadora afectada por mobbing puede desarrollar síntomas tales como ansiedad, apatía, frustración, problemas de atención, depresión, trastornos del sueño, trastornos psicosomáticos y musculoesqueléticos, hasta intentos de suicidio.
El mobbing repercute no solo en la víctima, sino también en su entorno.
En el ámbito familiar puede generar: conflictividad, desestructuración social y familiar, incapacidad para encontrar empleo, alejamiento y abandono de amigos y daños económicos entre otros.
En la empresa puede generar: disminución de la calidad y de la cantidad del trabajo, alteración de las relaciones interpersonales, aumento del absentismo, aumento de la rotación externa-interna, deterioro del clima laboral y aumento de la siniestralidad.
En la sociedad implica aumento del coste de la atención sanitaria, costes de las incapacidades derivadas, etc..
 
Algunas medidas preventivas que se pueden poner en práctica para evitar el mobbing son:
Organizacionales:
● Promover la participación de la plantilla en la organización del trabajo.
● Articular mecanismos transparentes de selección de personal y promoción profesional.
● Evitar un sistema jerárquico excesivamente complejo.
● Identificar claramente las funciones de las personas trabajadoras.
● Diseñar canales fluidos de comunicación.
● Incorporar el mobbing al reglamento disciplinario de la empresa.
Psicosociales:
● Implantar mecanismos de motivación que garanticen el reconocimiento social.
● Rediseñar las tareas monótonas y repetitivas.
● Elaborar programas de formación con contenidos psicosociales; haciendo hincapié en la inteligencia emocional y habilidades sociales tales como la asertividad, la empatía y el trabajo en equipo, entre otros.
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