EMBALSE DEL CALABAZAR (SOTIEL CORONADA-CALAÑAS) - HUELVA
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- Опубликовано: 17 янв 2025
- El embalse del Calabazar es un ejemplo de pantano creado para las necesidades mineras en la comarca del Andévalo, en la Faja Pirítica Ibérica. Se encuentra en las cercanías de Sotiel Coronada, pedanía del municipio onubense de Calañas.
A unos cuatro kilómetros de la aldea calañesa, tomando la carretera comarcal H-9019 que nos lleva al antiguo complejo de La Torerera (fabricación de explosivos), nos encontramos con el embalse del Calabazar, del cual vamos a descubrir toda su hermosura, además del precioso entorno natural que lo rodea.
Comenzamos su recorrido por el muro de mampostería de cierre, construido en una pronunciada angostura. Subimos y abrimos la puerta al bellísimo espectáculo paisajístico donde el calmado embalse se encuentra escoltado y protegido de una vegetación exuberante. Vamos atravesando sus aguas y contemplando el precioso y espeso pinar que cubre las siluetas de una estructura geológica semimontañosa.
Como hemos comentado, este pantano, con capacidad de unos dos millones de metros cúbicos, fue construido debido a las necesidades de agua de un yacimiento minero, en este caso el de Sotiel Coronada.
Hasta el momento de su construcción, la forma menos costosa de tratar los minerales y obtener el cobre era denominada “vía seca” o cementación artificial, que consistía en la calcinación del mineral al aire libre en las llamadas “Teleras”. Este método era el más económico para las empresas, pero creaba un serio problema ambiental: producía gran cantidad de gases sulfurosos que dañaban gravemente a la vegetación y, por ende, a las exportaciones agrarias y ganaderas de la zona. La calcinación al aire libre se prohibió definitivamente, apagándose las últimas teleras en 1907.
La prohibición de las teleras hizo cambiar el método de tratamiento del mineral. Se optó por la vía húmeda: el mineral se acumulaba y se regaba con gran cantidad de agua que después pasaba a unos canaleos en los que se habían introducido lingotes de hierro donde se depositaba el cobre fino en forma de cáscara. Este método demandaba gran cantidad de agua, lo que hizo que se construyeran embalses con agua abundante para su abastecimiento y consumo. En un principio, Sotiel utilizaba el agua del río Odiel, pero el río cada vez llegaba más contaminado por los residuos de las mismas que vierten en su cabecera, por lo que su agua era inservible para sus canaleos.
En 1905, la Compañía Alkali decide construir un embalse que cubra sus necesidades. El 16 de junio de 1905 se presenta la solicitud para la construcción de un embalse cincuenta metros aguas abajo de la confluencia de los barrancos Calabazar y Palomarejo, en la Sierra del Búho. Durante 1906 se construye el muro, con una altura de 19 m y una anchura de coronación de 50.60 m.
El fondo del embalse es de pizarra metamórfica dura y su capacidad de 1.060.940 m3. Dos años después, en 1908, ante el importante incremento de la explotación, el dique se queda pequeño, por lo que se realiza una ampliación del mismo subiendo la altura del muro cuatro metros, lo que duplica la capacidad del embalse.
Las aguas del Calabazar siguieron cubriendo las necesidades de Sotiel y la mina hasta que ésta cerró. En 1941, la Compañía Alkali vende a la Unión Española de Explosivos el embalse del Calabazar, además de concesiones mineras y propiedades rústicas y urbanas.
Recorremos el embalse, penetrando y recorriendo “Las Corrientes” o brazos que se adentran en el paisaje. Entre pinos y juncos observamos las verdes y serenas aguas del Calabazar, en las cuales se reflejan los árboles de sus orillas, alucinante paisaje. También es necesario recrearnos un poco con algunas variedades de árboles que aportan un espectacular colorido.
Desde tiempos atrás, la frescura, claridad y cristalinidad de su agua hicieron de este embalse un lugar de ocio y recreo, con pesca incluida. Actualmente, en este pantano no se permite acampar, se desaconseja el baño y el paraje está abandonado a su suerte. A pesar de ello, el Calabazar no pierde su atractivo para el amante de la naturaleza. Queda el maravilloso entorno de sus verdes pinares, los sabrosos gurumelos que se crían en sus canales y la terapia antiestrés que supone recorrer su orilla lanzando el vinilo entre las neas intentando capturar un gran Black Bass mientras se oye el arrullo de tórtolas y palomas que anidan en sus pinos.
Y vamos a acabar este recorrido por el embalse del Calabazar observando sus principales elementos: muro, agua y los suspiros de los verdes pinares.
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