¡Enhorabuena por esa nueva obra! Desde su enorme trabajo y acierto en el resultado de "El culto pedagógico", intento seguir sus publicaciones e intervenciones como profesor y autor de filosofía. Su libro "La libertad desnuda" también me gustó. Y ahora, el tema sugerente de la identidad promete nueva pasión filosófica y vivencial. Me gustan mucho sus posturas analíticas y valorativas sobre temas filosóficos de fondo. Con ellas se puede aprender mucho para entender el devenir del pensamiento actual y el correlato social que nos envuelve y nos influye en nuestro vivir diario: teorizar primero, para enfrentar mejor la práctica del vivir. En este convencimiento me sumo a las enseñanzas clásicas y sus libros me ofrecen grandes oportunidades de seguirlas. El que nos ofrece toca un concepto medular de la historia del pensamiento: la identidad. En mi reflexión, por los comentarios de su presentación, antes de adquirir y leer con atención su obra, relaciono esa falsa identidad que quiere desvelar con su antítesis filosófica: la auténtica radicalidad de la persona humana. Y aunque este concepto pueda resultarnos tangencial al cristianismo, lo podemos abarcar desde la filosofía antropológica. Tanto esos enfoques, como el que me sugiere su obra, los considero eficaces para el propósito de salvar lo que nos queda del pensamiento clásico, más aún, para fundamentar una mirada que nos muestre la raíz de la identidad, no el reflejo de sus apariencias. La cubierta del libro y sus breves palabras de explicación sobre la misma son un motivo seguro de que la opción de leer su obra será un auténtico acierto, un placer intelectual. Gracias por mostrar su trabajo y ofrecérnoslo con esa actitud honesta y humilde, la que tanto echamos en falta en nuestra sociedad enmascarada y autocomplaciente.
¡Enhorabuena por esa nueva obra!
Desde su enorme trabajo y acierto en el resultado de "El culto pedagógico", intento seguir sus publicaciones e intervenciones como profesor y autor de filosofía. Su libro "La libertad desnuda" también me gustó. Y ahora, el tema sugerente de la identidad promete nueva pasión filosófica y vivencial. Me gustan mucho sus posturas analíticas y valorativas sobre temas filosóficos de fondo. Con ellas se puede aprender mucho para entender el devenir del pensamiento actual y el correlato social que nos envuelve y nos influye en nuestro vivir diario: teorizar primero, para enfrentar mejor la práctica del vivir. En este convencimiento me sumo a las enseñanzas clásicas y sus libros me ofrecen grandes oportunidades de seguirlas.
El que nos ofrece toca un concepto medular de la historia del pensamiento: la identidad.
En mi reflexión, por los comentarios de su presentación, antes de adquirir y leer con atención su obra, relaciono esa falsa identidad que quiere desvelar con su antítesis filosófica: la auténtica radicalidad de la persona humana. Y aunque este concepto pueda resultarnos tangencial al cristianismo, lo podemos abarcar desde la filosofía antropológica. Tanto esos enfoques, como el que me sugiere su obra, los considero eficaces para el propósito de salvar lo que nos queda del pensamiento clásico, más aún, para fundamentar una mirada que nos muestre la raíz de la identidad, no el reflejo de sus apariencias.
La cubierta del libro y sus breves palabras de explicación sobre la misma son un motivo seguro de que la opción de leer su obra será un auténtico acierto, un placer intelectual.
Gracias por mostrar su trabajo y ofrecérnoslo con esa actitud honesta y humilde, la que tanto echamos en falta en nuestra sociedad enmascarada y autocomplaciente.