El Cerco de Zamora (Parte II). Del año 1000 al 1065

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  • Опубликовано: 1 окт 2024
  • Para comenzar a hablar del Cerco de Zamora debemos situarnos a comienzos del año 1000.
    En los albores del siglo XI, la Península Ibérica tenía como principales tenentes a los musulmanes del Califato de Cordoba, cuyas posesiones comprendían más del 50% del territorio peninsular, con ciudades como Toledo, Lisboa, Sevilla, Zaragoza, Valencia o la propia Córdoba, entre muchas otras, erigiéndose como sus principales focos de poder y riqueza.
    Por el norte peninsular, la fragmentación cristiana era mayor que la homogeneidad que presentaba el hispano califato cordobés, encontrándonos por el este con los condados de Barcelona, el de Ribagorda o el Reino de Pamplona, y por el oeste con el hegemónico Reino de León. Ciudades como Oviedo, Zamora, Salamanca, Compostela o la capital, León eran sus principales plazas
    Llegado el año 1028, y tras el asesinato del conde de Castilla, García Sánchez, el condado castellano pasa de ser un territorio subordinado al Reino de León, a estarlo del Reino de Pamplona.
    El condado de Castilla recaerá entonces en manos del navarro e hijo
    del rey de Pamplona, Don Fernando, que se casará en el año 1032 con Doña Sancha, hermana del Rey de León, Bermudo III.
    Al morir el Rey de Pamplona y padre de Don Fernando, se desataron las hostilidades entre éste último y su cuñado, el Rey de León Bermudo III.
    Dichas disputas que trataban de dirimir quien ostentaría el dominio regio sobre el condado castellano, si el Reino de León, o bien el Reino de Pamplona, terminaron con la muerte en el campo de batalla de Bermudo III, en Tamarón en el año 1037.
    Al morir Bermudo III sin descendencia, el trono leonés pasa a manos de Doña Sancha, esposa del navarro Don Fernando, ya que ella era la única y legítima depositaria de los derechos dinásticos leoneses.
    Este hecho convirtió a su marido en Rey de León, aportando éste como dote al reino leonés, el territorio del condado castellano.
    En ningún caso cabe pensar que el papel de la Reina de León Doña Sancha fuera secundario, es más, bien podríamos aplicarle aquel dicho de tanto monta, monta tanto, tal y como vienen a corroborar tanto la documentación como los objetos regios que conservamos, donde ambos
    monarcas aparecen siempre en el mismo plano.
    Los primeros años del reinado de Fernando y Sancha, se vieron caracterizados por su arduo trabajo en pro de la pacificación interna del
    Reino de León, a lo que se sumarían las continuas disputas con el reino de Pamplona, quedando estas zanjadas tras la batalla de Atapuerca en el año 1054.
    Los leoneses obtendrían la victoria frente a los pamploneses, encontrando
    la muerte en el campo de batalla el rey de Pamplona, pasando dicho reino a partir de entonces a ser vasallo del de León.
    Tras esta victoria, el Reino de León retomará las hostilidades con los reinos de Taifas peninsulares, recuperando antiguos territorios del reino en el condado portucalense, y a la par, también conquistará nuevas plazas.
    Fruto de estas conquistas, los diferentes reinos de taifas peninsulares en lugar de batallar contra el Reino de León, comenzarán a pagarle las PARIAS, que eran unos tributos anuales para no ser atacados por los leoneses, ser ayudados militarmente por estos y garantizarles su protección.
    Dos años antes de su muerte, en el año 1063, Fernando I comunica en una
    reunión con los más importantes personajes del Reino de León, su deseo de repartir el reino entre sus hijos, Sancho, García, Alfonso, Elvira y Urraca.
    A García le otorgará el Reino de Galicia con el norte de la actual Portugal,
    así como las parias de Sevilla y Badajoz.
    A Sancho le otorgará el condado de Castilla elevado ahora sí, a la condición de Reino por primera vez en la historia. Asimismo le otorga las parias de la taifa de Zaragoza.
    A Alfonso le otorgará el Reino de León, con las parias de Toledo.
    A Doña Elvira y Doña Urraca les otorgará sendos infantazgos, cuya labor será la del gobierno de los monasterios y conventos de todos los territorios paternos, recibiendo las rentas de estos.
    Asimismo obtendrán el señorío de dos de las ciudades más importantes del Reino de León:
    Toro para Doña Elvira y
    Zamora para Doña Urraca.

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