Hermosa lección, la verdad que nosotros los humanos somos muy difíciles de entender. Pero yo tengo a mi señor a quien le cuento todo lo que ya El sabe. Y cuando hablo con El me siento con esperanza para seguir luchando. Gracias pastores, Dios les guarde! Amen
La ansiedad de saber me consume, oire el resumen del Pr Quesada Pr Samuel Concha y Pr Joel Sandoval primero para mañana Domingo estudiar la lección 😀😀😀 Dios los Bendiga
No es obligación, es una respuesta de amor: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15). Aunque muchos líderes en Israel sostenían muy en alto la Ley, algunos malentendían su propósito, creyendo que podían obtener la justicia al obedecer la Ley. Como escribió Pablo, “ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios” (Rom. 10:3). Por esta razón, Jesús a menudo cuestionó e, incluso, rechazó las tradiciones de los líderes religiosos de su tiempo (Mar. 7:1-13). Y ellos, que no comprendían el propósito de la Ley, criticaron y confrontaron a Jesús por sus enseñanzas acerca de esta. Es importante entender que, aunque reprendió las prácticas abiertamente legalistas de los fariseos, Jesús sostuvo en alto los Diez Mandamientos, afirmó claramente la perpetuidad del Decálogo, y explicó su significado y su propósito. Cristo mismo dijo que había venido a cumplir la Ley (Mat. 5:17). De muchas maneras, su muerte fue la máxima revelación de la permanente validez de la Ley de Dios. ¿Qué enseña Mateo 5:17 al 19 acerca de la actitud de Jesús hacia la Ley? Aunque la palabra ley a menudo es utilizada para referirse a los primeros cinco libros de la Biblia (también conocidos como el Pentateuco o la Torah), en este caso el contexto pareciera indicar que Jesús se refería principalmente a los Diez Mandamientos. Al decir que no había venido para “abrogar” la Ley, Jesús está diciendo, literalmente, no he venido para invalidar o abolir los Diez Mandamientos. Esta declaración es muy clara y, probablemente, tiene el fin de mostrar que eran los líderes religiosos, no Jesús, quienes habían estado destruyendo la Ley, neutralizando su propósito mediante su tradición (Mat. 15:3, 6). En contraste, al cumplir la Ley y darle un significado más profundo, Cristo vino para darnos un ejemplo de obediencia perfecta a la voluntad de Dios. Lee Hechos 7:38. ¿Quién fue el Ángel que habló con Moisés y le dio la Ley en el Monte Sinaí? Isa. 63:9; 1 Cor. 10:4. ¿Por qué es importante esto? “Cristo no solo fue el que dirigía a los hebreos en el desierto [...] sino que también fue él quien dio la Ley a Israel. En medio de la terrible gloria del Sinaí, Cristo promulgó a todo el pueblo los Diez Mandamientos de la Ley de su Padre, y dio a Moisés esa Ley grabada en tablas de piedra” (PP 382). El hecho de que Cristo mismo fue quien dio a Moisés la Ley en el Monte Sinaí hace que sea aún más importante que la tomemos en serio. Además, si el mismo dador de la Ley amplió su significado a través de sus enseñanzas, tal como las encontramos en los evangelios, haríamos bien en obedecer esa Ley. Es imposible encontrar en la vida y las enseñanzas de Jesús alguna cosa que implique que los Diez Mandamientos ya no se aplican a los cristianos. Al contrario, las palabras y el ejemplo de Jesús nos enseñan lo opuesto. Si bien sabemos que la Ley aún está en vigencia, también sabemos que no puede salvarnos (Gál. 3:21). Y esto es vital resaltarlo. Lee Mateo 19:16 al 22. ¿Qué verdades importantes acerca de la Ley y de lo que implica guardarla podemos derivar de este incidente? El joven rico no podía entender que la salvación del pecado no proviene de guardar la Ley, incluso si se lo hace estrictamente. La salvación proviene, más bien, del dador de la Ley, el Salvador. Los israelitas habían conocido esta verdad desde el mismo comienzo, pero la habían olvidado. Ahora, Jesús expuso lo que ellos debían haber sabido desde el principio: que la obediencia y la entrega completa a Dios están tan ligadas que la una sin la otra es solo un fingimiento de vida cristiana. “No puede aceptarse algo que sea menos que la obediencia. La entrega del yo es la sustancia de las enseñanzas de Cristo. Con frecuencia es presentada y ordenada en un lenguaje que parece autoritario porque no hay otra manera de salvar al hombre que separándolo de aquellas cosas que, si las conservase, desmoralizarían todo el ser” (DTG 481). En otro encuentro, los saduceos habían preguntado a Cristo acerca de la resurrección, y la respuesta de Jesús los había asombrado y dejado sin palabras. Por lo tanto, ahora los fariseos se reunieron para hacer un último intento por llevar al Salvador a decir algo que pudiera interpretarse como contrario a la Ley. Eligieron a cierto intérprete de la ley para que interrogara a Jesús respecto de cuál era el Mandamiento más importante (Mat. 22:35-40). La pregunta del intérprete probablemente surgió del intento de los rabinos de organizar los mandamientos por orden de importancia. Si dos mandamientos parecían estar en conflicto, el que era considerado de mayor importancia tomaba prioridad y dejaba a la persona en libertad para transgredir el que no lo era tanto. Los fariseos exaltaban los primeros cuatro preceptos del Decálogo como más importantes que los últimos seis y, como resultado, erraban cuando se trataba de los asuntos prácticos de la religión. Jesús respondió magistralmente: debe haber amor en el corazón antes de que alguien pueda comenzar a observar la Ley de Dios. La obediencia sin amor es imposible y carece de valor. Sin embargo, donde hay amor verdadero a Dios, la persona colocará su vida de manera incondicional en armonía con la voluntad de Dios, tal como es expresada en los Diez Mandamientos. Por eso Jesús, más tarde, dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15).
Hooola mi hermano, lo que quiero decir es que el momento que expiró mi Salvador se rasgo el manto de arriba hacia abajo y fue el fin de los actos ceremoniales;
Hermosa lección, la verdad que nosotros los humanos somos muy difíciles de entender. Pero yo tengo a mi señor a quien le cuento todo lo que ya El sabe. Y cuando hablo con El me siento con esperanza para seguir luchando. Gracias pastores, Dios les guarde! Amen
Bendiciones pastores, muchas Gracias por estas lecciones inspiradas por el Espíritu Santo.
Saludos y bendiciones a los tres pastores. Gracias porque cada semana nos ayudan a comprender mejor la leccion.
Gracias..Dios me los bendiga ricamente...
La ansiedad de saber me consume,
oire el resumen del
Pr Quesada
Pr Samuel Concha y
Pr Joel Sandoval primero para mañana Domingo estudiar la lección 😀😀😀
Dios los Bendiga
Amén
Pregunta de hoy?
Que aprenderé hoy?
Linda reflexión. Pero entiendo que como gentiles ya no somos obligados a guardar la Ley
No es obligación, es una respuesta de amor: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15).
Aunque muchos líderes en Israel sostenían muy en alto la Ley, algunos malentendían su propósito, creyendo que podían obtener la justicia al obedecer la Ley. Como escribió Pablo, “ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios” (Rom. 10:3).
Por esta razón, Jesús a menudo cuestionó e, incluso, rechazó las tradiciones de los líderes religiosos de su tiempo (Mar. 7:1-13). Y ellos, que no comprendían el propósito de la Ley, criticaron y confrontaron a Jesús por sus enseñanzas acerca de esta.
Es importante entender que, aunque reprendió las prácticas abiertamente legalistas de los fariseos, Jesús sostuvo en alto los Diez Mandamientos, afirmó claramente la perpetuidad del Decálogo, y explicó su significado y su propósito. Cristo mismo dijo que había venido a cumplir la Ley (Mat. 5:17). De muchas maneras, su muerte fue la máxima revelación de la permanente validez de la Ley de Dios.
¿Qué enseña Mateo 5:17 al 19 acerca de la actitud de Jesús hacia la Ley?
Aunque la palabra ley a menudo es utilizada para referirse a los primeros cinco libros de la Biblia (también conocidos como el Pentateuco o la Torah), en este caso el contexto pareciera indicar que Jesús se refería principalmente a los Diez Mandamientos. Al decir que no había venido para “abrogar” la Ley, Jesús está diciendo, literalmente, no he venido para invalidar o abolir los Diez Mandamientos. Esta declaración es muy clara y, probablemente, tiene el fin de mostrar que eran los líderes religiosos, no Jesús, quienes habían estado destruyendo la Ley, neutralizando su propósito mediante su tradición (Mat. 15:3, 6). En contraste, al cumplir la Ley y darle un significado más profundo, Cristo vino para darnos un ejemplo de obediencia perfecta a la voluntad de Dios.
Lee Hechos 7:38. ¿Quién fue el Ángel que habló con Moisés y le dio la Ley en el Monte Sinaí? Isa. 63:9; 1 Cor. 10:4. ¿Por qué es importante esto?
“Cristo no solo fue el que dirigía a los hebreos en el desierto [...] sino que también fue él quien dio la Ley a Israel. En medio de la terrible gloria del Sinaí, Cristo promulgó a todo el pueblo los Diez Mandamientos de la Ley de su Padre, y dio a Moisés esa Ley grabada en tablas de piedra” (PP 382).
El hecho de que Cristo mismo fue quien dio a Moisés la Ley en el Monte Sinaí hace que sea aún más importante que la tomemos en serio. Además, si el mismo dador de la Ley amplió su significado a través de sus enseñanzas, tal como las encontramos en los evangelios, haríamos bien en obedecer esa Ley. Es imposible encontrar en la vida y las enseñanzas de Jesús alguna cosa que implique que los Diez Mandamientos ya no se aplican a los cristianos. Al contrario, las palabras y el ejemplo de Jesús nos enseñan lo opuesto.
Si bien sabemos que la Ley aún está en vigencia, también sabemos que no puede salvarnos (Gál. 3:21). Y esto es vital resaltarlo.
Lee Mateo 19:16 al 22. ¿Qué verdades importantes acerca de la Ley y de lo que implica guardarla podemos derivar de este incidente?
El joven rico no podía entender que la salvación del pecado no proviene de guardar la Ley, incluso si se lo hace estrictamente. La salvación proviene, más bien, del dador de la Ley, el Salvador. Los israelitas habían conocido esta verdad desde el mismo comienzo, pero la habían olvidado. Ahora, Jesús expuso lo que ellos debían haber sabido desde el principio: que la obediencia y la entrega completa a Dios están tan ligadas que la una sin la otra es solo un fingimiento de vida cristiana. “No puede aceptarse algo que sea menos que la obediencia. La entrega del yo es la sustancia de las enseñanzas de Cristo. Con frecuencia es presentada y ordenada en un lenguaje que parece autoritario porque no hay otra manera de salvar al hombre que separándolo de aquellas cosas que, si las conservase, desmoralizarían todo el ser” (DTG 481).
En otro encuentro, los saduceos habían preguntado a Cristo acerca de la resurrección, y la respuesta de Jesús los había asombrado y dejado sin palabras. Por lo tanto, ahora los fariseos se reunieron para hacer un último intento por llevar al Salvador a decir algo que pudiera interpretarse como contrario a la Ley. Eligieron a cierto intérprete de la ley para que interrogara a Jesús respecto de cuál era el Mandamiento más importante (Mat. 22:35-40).
La pregunta del intérprete probablemente surgió del intento de los rabinos de organizar los mandamientos por orden de importancia. Si dos mandamientos parecían estar en conflicto, el que era considerado de mayor importancia tomaba prioridad y dejaba a la persona en libertad para transgredir el que no lo era tanto. Los fariseos exaltaban los primeros cuatro preceptos del Decálogo como más importantes que los últimos seis y, como resultado, erraban cuando se trataba de los asuntos prácticos de la religión.
Jesús respondió magistralmente: debe haber amor en el corazón antes de que alguien pueda comenzar a observar la Ley de Dios. La obediencia sin amor es imposible y carece de valor. Sin embargo, donde hay amor verdadero a Dios, la persona colocará su vida de manera incondicional en armonía con la voluntad de Dios, tal como es expresada en los Diez Mandamientos. Por eso Jesús, más tarde, dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15).
"Dentro de la diversidad hay unidad" un concepto que resuelve cualquier división, pero que polémica ha generado este concepto atreves de los siglos.
Hooola mi hermano, lo que quiero decir es que el momento que expiró mi Salvador se rasgo el manto de arriba hacia abajo y fue el fin de los actos ceremoniales;
Hay concilio cristiano