15 Febrero 2025-Sábado 5º Ordinario-Ciclo C-Mc 8, 1-10-Dios palpita con el corazón del hombre-

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  • Опубликовано: 6 фев 2025
  • EVANGELIO DEL SÁBADO 5º DEL TIEMPO ORDINARIO, 15 DE FEBRERO 2025-CICLO C: Mc 8, 1-10: «DIOS PALPITA CON EL CORAZÓN DEL HOMBRE». Acabamos de escuchar en días pasados cómo Jesús se marchó a la región de Tiro y Sidón, cómo se encontró allí con la Sirofenicia, a quien hizo el milagro por su humildad. Élla era una madre que suplicaba de rodillas y que aceptó que le dijeran que era como una perrita... comiendo las migajas que caían de la mesa de los hijos. Después, Jesús curó el sordomudo. Y la gente decía de Jesús: "Todo lo hace bien, hace oír a los sordos y hablar a los mudos". Es la multitud que comenta todo eso y es el chisme que se corre por todas partes.
    JESÚS, EL HOMBRE DE LAS MULTITUDES. Jesús no sólo es el que tiene esta empresa de evangelización, no sólo es el que habla muy bien, diferente de los maestros de aquel tiempo, no sólo es el que cura, el que sana, el que libera a todos de sus problemas... En términos de hoy, Jesús también se ocupa de los recursos humanos de su propia empresa de evangelización. Jesús es todo y aquí los discípulos no se preocuparon de la multitud. Y aquí resalta que Jesús es el hombre de las multitudes y por qué las multitudes lo siguen. Es un hombre de un gran corazón: todo lo hace bien, porque pone todo su corazón. Jesús es el rostro de Papá Dios y nos revela, a través de sus acciones, lo que Dios es: Todo corazón. Jesús ve cómo todos se vuelven a reunir en masas en torno a Él. Donde Jesús pisa, donde Dios pisa, enseguida se sabe que ahí está. Y todos van para que los cure, para escucharle. ¡Si nosotros supiéramos lo que es Jesús y quién es Jesús para cada uno, no nos saldríamos de la Iglesia! Sin embargo, a veces se nos olvida y decimos que Dios no nos quiere, cuando precisamente eso es lo que más tiene Dios: Nos quiere, nos ama. Nosotros somos amados, y por eso escuchamos esas palabras de Jesús: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo"... Aquí se revela perfectamente el corazón de Jesús y detrás: el corazón de Dios. Una serie de detalles observados por el corazón de Jesús: "hace tres días que están conmigo", "no tienen qué comer", "si los mando en ayunas a sus casas, van a desfallecer en el camino", "y algunos han venido de lejos". Desde lejos: desde Jerusalén y Judea: 180 a 200 km de distancia. Cuando tú sabes dónde está tu salvación, vas hasta donde sea. En Jesús, la gente encontró un maestro que sí les saciaba su sed incansable de eternidad, de Dios; un hombre que les hablaba muy cercano de las cosas divinas, un hombre que daba testimonio. Jesús es el hombre de las multitudes, no sólo porque da testimonio con su vida, con su ejemplo y con su enseñanza, que era muy diferente, sino además con su gran corazón.
    DAR Y DESPRENDERSE. Preocupada la gente de sus necesidades espirituales, Dios se preocupa de tus necesidades materiales. ¡Si nos preocupáramos de las cosas de Dios por lo menos tanto como nos preocupamos de las cosas materiales! Jesús invita a los apóstoles a ser igual: "A dar y desprenderse". Jesús invita a los apóstoles a que tengan corazón y les dice: "Oigan, ¿tienen algo que comer? ¿Qué es lo que tienen? Denles ustedes de comer". Jesús les enseña a desprenderse inclusive de lo poco que les queda, después de tres días de trabajo incansable, de predicación. Jesús les iba enseñando cómo hacer la misión. Y dar, y desprenderse de lo propio es parte de la misión. Y la sorpresa de los discípulos es esta multiplicación de siete pescados: Comen 4000 personas. Y es que cuando tú das a Dios tu corazón, tu alma, Dios se preocupa de lo tuyo.
    EL HAMBRE SACIADA. Comieron hasta saciarse y todavía se recogieron siete canastas con lo que había sobrado. Jesús les invita a todos a ir a otra región. Después de un gran trabajo, viene el descanso para después seguir trabajando. Jesús nos enseña también a dejar esos momentos de descanso que todos tenemos que tener, para después rendir más por los demás. Jesús un hombre de las multitudes, un hombre de gran corazón, un hombre que piensa en los demás. Si nosotros, entonces, nos preocupamos de las cosas de Dios, Dios se preocupará de nuestras cosas. ¡Qué hermosa lección de este Jesús, el hombre de las multitudes. Dios tiene un corazón donde todos cabemos, porque Jesús es el Dios que palpita con el corazón del hombre, para que nosotros aprendamos a palpitar al ritmo del corazón de Dios. Me siento todos los días comprometido a pedir por todos ustedes... Un abrazo en el Señor, P. Salvador Gómez, L.C.

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