PASTOR JOSE SATIRIO DOS SANTOS

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  • Опубликовано: 18 сен 2024
  • PUEBLO DE DIOS QUE VIVE EN AVIVAMIENTO

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  • @canalcristianobuenasnuevas1995
    @canalcristianobuenasnuevas1995  6 лет назад +1

    Testimonio del pastor José Satirio Dos Santos
    Soy José Satirio Dos Santos, natural de Brasil y misionero en Colombia desde 1975.
    Nací el 6 de octubre de 1946 en Maceio, estado de Alagaos, y fui el primero de nueve hijos de Julio Satirio Dos Santos y Noemí Rocha Dos Santos. Desde muy niño ayudaba a mi padre que era panadero, a repartir el pan.
    Cierta mañana mientras tiraba mi carrito me detuve frente a la playa y observando mis pies descalzos y vestimenta pobre, pregunte a Dios si ésta era clase de vida que me esperaba, entonces escuche su respuesta: "Tú serás lo que quieras ser". Aquella palabra me animó a soñar con servir en el ministerio.
    Un hecho milagroso acentuó mi anhelo de consagrarme al Señor. Cuando cumplí 13 años nació mi hermana Helena con una parálisis total, yo sufría viéndola en esa condición y sintiendo la angustia de mis padres. Un día tome a la pequeña en mis brazos y le pedí al Señor con todo mi corazón que la sanara. Él me escuchó y el milagro se produjo inmediatamente.
    Cumplidos los 15 años recibí un llamamiento profundo del Señor, me bautice y comencé mi ministerio en la iglesia de las Asambleas de Dios de la localidad trabajando con los jóvenes. Paralelamente me preparé en la Escuela de Formación Teológica Cícero Canuto de Lima en Sao Paulo (Brasil), donde obtuve el título en Teología. A los 19 años decidí contraer matrimonio con Nair Andrade, una hermosa joven de la iglesia, quien ha sido mi fiel compañera de ministerio. De nuestra unión nacieron tres hijos: Sulamita, Eliseo y José Júnior.
    • Una Visión que cambió mi vida
    En marzo de 1974, un domingo después del culto, llegué a casa, charlé con mi esposa y jugué con los niños y antes de acostarme tomé tiempo para mi oración nocturna. En segundos sentí que había sido arrebatado y llevado a un lugar desconocido. Me encontré en el cruce de una avenida con una calle, y allí vi seis personas inclinadas, ellas levantaron sus rostros y me dijeron: "Bienvenido a Colombia, hermano José" y uno de ellos puso su mano en mi hombro y me dijo: "Quiero mostrarle la ciudad". Me llevó a un cerro y caminamos por un largo tiempo hasta llegar a una casa, él entró a la sala y una niña nos sirvió café, mantequilla, pan y queso. Mi acompañante oró y empezamos a comer.
    Recordé a los cinco hombres restantes, pero no los vi más. Mi compañero de mesa compartió conmigo una amena charla, ¡si lo volviera a ver lo reconocería!, ¡jamás olvidaré su rostro!, yo creo que era un ángel del Señor. De pronto se abrió la pared que tenía enfrente y quedó al fondo un pergamino con letras grandes y luminosas que decía en español:
    "DIOS, YO HE VISTO UNA TIERRA FELIZ, COLOMBIA"