PADRE MANUEL ALFARO EVANGELIO DEL DÍA 29/12/2024
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- Опубликовано: 20 янв 2025
- 𝐄𝐕𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋𝐈𝐎 𝐃𝐄𝐋 𝐃𝐈́𝐀 𝟐𝟗/𝟏𝟐/𝟐𝟎𝟐𝟒
𝐋𝐞𝐜𝐭𝐮𝐫𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐬𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐄𝐯𝐚𝐧𝐠𝐞𝐥𝐢𝐨 𝐬𝐞𝐠𝐮́𝐧 𝐒𝐚𝐧 𝐋𝐮𝐜𝐚𝐬
𝐋𝐜 𝟐, 𝟒𝟏-𝟓𝟐
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.
Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se quedaron atónitos y su madre le dijo: “Hijo mío, ¿por qué te has portado así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia”. Él les respondió: “¿Por qué me andaban buscando? ¿No sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?” Ellos no entendieron la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.
Jesús iba creciendo en saber, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres.
𝐏𝐀𝐋𝐀𝐁𝐑𝐀𝐒 𝐃𝐄𝐋 𝐒𝐀𝐍𝐓𝐎 𝐏𝐀𝐃𝐑𝐄
En el Evangelio vemos que incluso en la Sagrada Familia no todo va bien: hay problemas inesperados, angustia, sufrimiento. No existe la Sagrada Familia de las estampitas. María y José pierden a Jesús y lo buscan angustiados, luego lo encuentran después de tres días. Y cuando, sentado entre los maestros del Templo, responde que debe atender los asuntos de su Padre, no lo entienden. Necesitan tiempo para aprender a conocer a su hijo. Así es también para nosotros: cada día, en la familia, hay que aprender a escucharnos y comprendernos, a caminar juntos, a afrontar los conflictos y las dificultades. Es el reto diario, y se gana con la actitud adecuada, con pequeñas atenciones, con gestos sencillos, cuidando los detalles de nuestras relaciones. (…) ¡Cuántas veces, por desgracia, nacen conflictos dentro de las paredes del hogar como resultado de silencios demasiado largos y egoísmos no curados! (…) esto rompe la armonía y mata a la familia. Pasemos del “yo” al “tú”. Lo que debe importar más en la familia es el “tú”. Y cada día, por favor, recen un poco juntos, si pueden hacer el esfuerzo, para pedir a Dios el don de la paz en familia. ¡Y comprometámonos todos ―padres, hijos, Iglesia, sociedad civil― a apoyar, defender y proteger la familia que es nuestro tesoro! Que la Virgen María, esposa de José y madre de Jesús, proteja a nuestras familias.
𝐑𝐄𝐅𝐋𝐄𝐗𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒
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𝐄𝐕𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋𝐈𝐎 𝐃𝐈𝐀𝐑𝐈𝐎 𝐄𝐍 𝐓𝐔 𝐂𝐄𝐋𝐔𝐋𝐀𝐑
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