A Margarita Debayle. Rubén Darío.

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  • Опубликовано: 24 ноя 2023
  • A Margarita Debayle
    Margarita está linda la mar,
    y el viento,
    lleva esencia sutil de azahar;
    yo siento
    en el alma una alondra cantar;
    tu acento:
    Margarita, te voy a contar
    un cuento:
    Esto era un rey que tenía
    un palacio de diamantes,
    una tienda hecha de día
    y un rebaño de elefantes,
    un kiosko de malaquita,
    un gran manto de tisú,
    y una gentil princesita,
    tan bonita,
    Margarita,
    tan bonita, como tú.
    Una tarde, la princesa
    vio una estrella aparecer;
    la princesa era traviesa
    y la quiso ir a coger.
    Las princesas primorosas
    se parecen mucho a ti:
    cortan lirios, cortan rosas,
    cortan astros. Son así.
    Pues se fue la niña bella,
    bajo el cielo y sobre el mar,
    a cortar la blanca estrella
    que la hacía suspirar.
    Y siguió camino arriba,
    por la luna y más allá;
    más lo malo es que ella iba
    sin permiso de papá.
    Cuando estuvo ya de vuelta
    de los parques del Señor,
    se miraba toda envuelta
    en un dulce resplandor.
    Y el rey dijo: «¿Qué te has hecho?
    te he buscado y no te hallé;
    y ¿Qué tienes en el pecho
    que encendido se te ve?».
    La princesa no mentía.
    Y así, dijo la verdad:
    «Fui a cortar la estrella mía
    a la azul inmensidad».
    El rey clama: «¿No te he dicho
    que el azul no hay que cortar?.
    ¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
    El Señor se va a enojar».
    Y dice ella: «No hubo intento;
    yo me fui no sé por qué.
    Por las olas por el viento
    fui a la estrella y la corté».
    Y el papá dice enojado:
    «Un castigo has de tener:
    vuelve al cielo y lo robado
    vas ahora a devolver».
    La princesa se entristece
    por su dulce flor de luz,
    cuando entonces aparece
    sonriendo el Buen Jesús.
    Y así dice: «En mis campiñas
    esa rosa le ofrecí;
    son mis flores de las niñas
    que al soñar piensan en mí».
    Viste el rey ropas brillantes,
    y luego hace desfilar
    cuatrocientos elefantes
    a la orilla de la mar.
    La princesita está bella,
    pues ya tiene el prendedor
    en que lucen, con la estrella,
    verso, perla, pluma y flor.
    * * *
    Margarita, está linda la mar,
    y el viento
    lleva esencia sutil de azahar:
    tu aliento.
    Ya que lejos de mí vas a estar,
    guarda, niña, un gentil pensamiento
    al que un día te quiso contar
    un cuento.
    Rubén Darío.
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Комментарии • 2

  • @silswift1096
    @silswift1096 7 месяцев назад

    Que bonito! Me va a servir mucho como guía para mi entonación, tengo un concurso de declamación próximamente. Gracias por compartir este lindo poema.

    • @parroya
      @parroya  7 месяцев назад

      Mucha suerte!