Conocí Altea hace 31 años, y durante los siguientes 15 fue una visita obligada en aquellas familiares vacaciones a la orilla del Mediteráneo, donde cada año solíamos volver después de que yo aprendiera a andar y a hablar en sus orillas, justo antes de cambiar el paisaje de sus playas de arena por las alfombras musgosas y de hojas de castaño de la sierra de Béjar. En muchos de esos viajes, en el coche de mi padre, sonaban las cintas con canciones de La Habitación Roja, que siempre me acompañaban, pero especialmente cuando íbamos a la costa. Hoy me emociona que, recién llegado de la Safor y con el recuerdo de haber estado "Al querer" (como me descubrieron vuestras canciones) sigáis acertando en cada pieza de la banda sonora de mi vida. Y escuchar esta pieza, uno más de vuestros clásicos instantáneos, mientras mi hija ordena la colección de conchas que en los últimos años ha recopilado desde El Campello a Cullera, y mi hijo repasa las fotos de nuestros pies saltando las olas del Mare Nostrum me ha robado (una vez más entre vuestros acordes y palabras) una lágrima de las que saben a que has sido feliz; a que hay esperanza para seguir siendo feliz. Gracias, Jorge; gracias, Pau; gracias, Jose; gracias, Marc. Gracias, LHR. No dejéis de acompañarnos.
Conocí Altea hace 31 años, y durante los siguientes 15 fue una visita obligada en aquellas familiares vacaciones a la orilla del Mediteráneo, donde cada año solíamos volver después de que yo aprendiera a andar y a hablar en sus orillas, justo antes de cambiar el paisaje de sus playas de arena por las alfombras musgosas y de hojas de castaño de la sierra de Béjar. En muchos de esos viajes, en el coche de mi padre, sonaban las cintas con canciones de La Habitación Roja, que siempre me acompañaban, pero especialmente cuando íbamos a la costa.
Hoy me emociona que, recién llegado de la Safor y con el recuerdo de haber estado "Al querer" (como me descubrieron vuestras canciones) sigáis acertando en cada pieza de la banda sonora de mi vida. Y escuchar esta pieza, uno más de vuestros clásicos instantáneos, mientras mi hija ordena la colección de conchas que en los últimos años ha recopilado desde El Campello a Cullera, y mi hijo repasa las fotos de nuestros pies saltando las olas del Mare Nostrum me ha robado (una vez más entre vuestros acordes y palabras) una lágrima de las que saben a que has sido feliz; a que hay esperanza para seguir siendo feliz.
Gracias, Jorge; gracias, Pau; gracias, Jose; gracias, Marc. Gracias, LHR.
No dejéis de acompañarnos.
Desde hace 5 años mi vida ya no se mide en días, sino en las canciones de La Habitación Roja.
Siempre transmiten un sentimiento que hemos tenido alguna vez, aunque los tuviéramos olvidados ❤💯👍🙋♂️🏍️
Extremadamente emocionante es no decir nada, gracias por hacer que confie en las palabras que curan.
De las letras más potentes que les he escuchado🇲🇽
Que hemos canción, gracias Habitación Roja⚡️⚡️⚡️
Siempre hay una ola de esperanza
Este tema es una autentica bar-ba-ri-dad. En vena.
Gracias por esta canción
Sois una obra de arte. ❤
ohhhhh me encanta
😍😍😍