Esperanza

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  • Опубликовано: 13 дек 2024

Комментарии • 1

  • @eterno_presente
    @eterno_presente 2 года назад +1

    Quiero agradecer esto que haces. En el 2007 tuve un accidente automovilístico, en el cual iba mi mamá manejando el auto. Yo estaba en el asiento de atrás, y mi hermano iba en el asiento de adelante, al lado de mi mamá. Íbamos por carretera, y en el trayecto, el camino estaba lleno de aceite (Al parecer un camión recién había pasado por allí, y estaba goteando bastante aceite). Al pasar, mi mamá perdió el control del carro, y nos metimos en el carril opuesto, chocándonos de frente contra una tractomula. Yo que iba atrás sin cinturón (En mi país, no acostumbramos a ponernos cinturón en el asiento trasero), por el impulso de la patinada que el carro pegó, fui impulsado hacia la mitad, y posteriormente con el impacto contra la tractomula, fui arrojado desde el asiento trasero, contra el vidrio del parabrisas, en el espacio de las dos sillas. Reventé tanto el espejo retrovisor, como el vidrio del parabrisas con mi cabeza. El impacto no lo sentí, solo fue como si el tiempo se hubiese detenido, y vi todo en cámara lenta. El vidrio poco a poco quebrándose, mientras sangre caía. A partir de ahí recuerdo todo como a manera de flashback. Es decir, no puedo acordarme de todo a manera de secuencia (Aunque posteriormente en sueños si me fui acordando de más cosas, aunque no tomaré esto de los sueños en cuenta, pues, es verdad, la mente también puede trabajar ahí, así que me limito a lo que recuerdo inmediatamente después del accidente) Recuerdo haber visto a los policías de carretera llegar a la escena, yo los veía como desde arriba, como si estuviera en un helicóptero, pero podía decidir hasta donde mirar, incluso podía ver a través de los objetos. Como si tuviera visión de rayos X. Yo los llamaba, pero ellos no me escuchaban. No recuerdo exactamente en qué momento algo cálido tocó mi espalda (Sé que dicen que el alma no tiene forma, pero esta toma la forma del recipiente que la contiene), de un momento a otro me vi metido en un túnel de luz, hermosísimo y empecé a escuchar cánticos muy bellos, como coros. Los que cantaban no necesitaban tomar aire para cantar, eran cantos fluidos, perfectos y muy hermosos. También empecé a sentir un aroma como a rosas, violetas o jazmines, era exquisito; no he encontrado aroma semejante. (Pues sí, le he metido la nariz a cantidad de flores, tratando de encontrar ese aroma, al punto que muchos en la universidad me llamaban colibrí) En medio de ese túnel, recuerdo haber visto un ser hermosísimo vestido en luz, lo asemejo al cuadro de la divina misericordia, bueno es lo más parecido, aunque no es igual, desde luego. Pero El tenía sus manos extendidas hacia mí, con sus dos agujeros. Y se me vino a la mente la película de Stigma, pues yo juraba que El había sido crucificado en las muñecas, pero El me dijo con esa voz tan dulce, que penetra todo, se siente y escucha adentro y afuera: “¿Y preferiste creerles a los hombres y no a mí? Y me llevó a su palabra en donde Tomás, en Juan 20:27-29, en donde claramente se ve que fueron sus manos las atravesadas, y no sus muñecas. Comprendí que Él había sido atado a la cruz y por eso no se había desgarrado. Recuerdo haber visto un arcoíris de colores que nunca había visto en mi vida, y recuerdo después unas palabras que me dijo acerca de la inmutabilidad del alma.
    Recuerdo que me dijo: El alma en su pura esencia es inmutable, solo puede cambiar de estado por sí sola, en la carne, pues la carne está en continuo proceso de cambio, pero una vez sale de la carne, su inclinación hacia el bien o hacia el mal, se perpetúa. Es decir, una persona que le gusta robar, si muere sin arrepentimiento, seguirá queriendo robar eternamente, su voluntad queda perpetuada en ese pecado. Y lo mismo sucede con todo. De ahí la importancia de la oración, de la confesión sacramental, de la comunión, pues Yo necesito entrar en ustedes para fortalecerlos y llevarlos a ese estado de gracia, suficiente para que puedan ser salvos del mal. Es el precio de sangre que pagué por ustedes. Deben permanecer en el estado de arrepentimiento, ya que solo un alma arrepentida, puede ser transformada, pues esta queda dispuesta al cambio. Y así en el purgatorio, terminar de ser purificadas en el fuego del Santo Espíritu. Ya que deben ser tan puras e inocentes como un niño, para entrar al reino de los cielos y ver cara a cara al Padre. Nada manchado puede entrar en el cielo, ni siquiera un mal pensamiento.