GORMAZ - SORIA

El castillo de Gormaz, en la histórica Gormaz, en las amplias tierras castellanas. Desde este rincón andaluz, desde Huelva, queremos dejar un hueco en este canal, el canal de todos, a la provincia de Soria, víctima del éxodo rural donde parece que el reloj se paró hace mucho tiempo por esas tierras que parecen olvidadas institucionalmente.
Nuestro homenaje a estas bellas tierras consistirá en sacar a la luz parte de su riquísimo y amplio patrimonio arquitectónico. Su geografía cuenta con un gran número de castillos y fortalezas, algunos de los cuales iremos publicando en fechas próximas.
La estratégica ubicación de la provincia de Soria la convirtió en el valioso territorio para los diferentes reinos que se disputaron durante años su control. Celtíberos, romanos, visigodos, musulmanes y cristianos entablaron mil batallas y no pocos asedios apostando cada uno de ellos su especial carácter a esta tierra y al patrimonio cultural y arquitectónico. Fortalezas, castillos y villas totalmente amuralladas salpican de norte a sur y de este a oeste cada rincón de esta provincia.
Comenzamos nuestro recorrido soriano con el castillo de Gormaz, situado aproximadamente por el suroeste de la provincia, cerca de El Burgo de Osma.
La fortaleza de Gormaz se halla ubicada en un cerro, como bien podemos comprobar en las imágenes, habitado desde la Edad del Bronce, hace 4.000 años. Con el objeto de reforzar sus posiciones en la zona, bajo gobierno de Abderramán III se refuerzan los bastiones de Madinat Salim (Medinaceli) y Gormaz, cuya fortaleza, del siglo IX, es reconstruida por el general Ghalib en 965.
Diez años después la fortaleza sufrió un duro asedio por una alianza de reinos cristianos, desbaratada por el general Ghalib tras una cruenta batalla campal. En 1059, el castillo pasó a manos del rey Fernando I, padre de Alfonso VI, merced a una serie de acuerdos con los debilitados reyes de taifas. Posteriormente, Alfonso VI delegaría en el Cid la custodia de la fortaleza.
Este castillo es uno de los grandes exponentes de la reconquista de la frontera del Duero. Con su recinto amurallado de aproximadamente 1.200 m, es la fortaleza militar más grande del Medievo europeo. Protegido por recios muros y torreones, presenta una entrada acodada y amplios restos arquitectónicos interiores entre los que sobresale un aljibe abovedado con capacidad para 100.000 litros de agua, el alcázar y la torre del homenaje. El perímetro está reforzado y protegido por 28 torreones y su comunicación con el exterior se realizaría por las dos puertas califales de estilo cordobés, con arco de herradura enmarcado por un alfiz exterior.
Observamos en las imágenes la clara distribución del castillo, con el alcázar o zona noble, y el área destinada a albergar los ejércitos. Su situación y sus excelentes condiciones de visibilidad permitían controlar una de las rutas de acceso hacia el norte y el río Duero, sin duda una de las posiciones más codiciadas por musulmanes y cristianos durante los siglos IX y X.
Será a partir de esta época cuando se funda el pequeño y humilde pueblo de Gormaz, actualmente con 16 habitantes (2019), a los pies del castillo, y será el centro de la Comunidad de Villa y Tierra de Gormaz. A la sombra y amparo de la monumental fortaleza de Gormaz, esta pequeña localidad de mampostería de adobe despierta cada día entre el Duero y la Historia.
Y precisamente es el río Duero el que serpentea junto a la localidad y a los pies del castillo. En las imágenes lo observamos cargado de vegetación de ribera. En este punto del río se encuentra el puente de los dieciocho ojos, de origen romano, reconstruido primero por los árabes y posteriormente en 1864, motivo más que suficiente para la ubicación del castillo.
En la misma falda del cerro donde se sitúa el castillo encontramos la ermita de San Miguel, realizada entre finales del siglo XI y principios del XII. Es de destacar la mezcla de culturas apreciable en diversos aspectos de esta ermita, la cual alberga en su interior buenas muestras de frescos románicos.
Hoy día las ruinas de la mayor fortaleza califal jamás construida en territorio europeo son la sombra de un pasado de asedios y batallas cruentas. Solitario, olvidado de su propia fama y bajo un sol impenitente restregándose sobre la meseta soriana, el castillo de Gormaz se limita a mirar con sus arcos de herradura como ojos esos Campos de Castilla a los que nos llevara la poesía del gran Machado.
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