Reflexión Primicias de Bendición | Una Vida Con Propósito Capítulo 10

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  • Опубликовано: 9 фев 2022
  • El corazón de la adoración (Rom. 6:13)
    Entréguense a Dios… preséntenle todo su ser para propósitos justos.
    El corazón de la adoración es rendirse, entregarse. La cultura actual de competitividad nos enseña a que nunca debemos darnos por vencidos y que nunca debemos rendirnos. Si todo se trata de ganar, rendirse es inconcebible. Pero la entrega a Dios es el corazón de la adoración. Es la respuesta natural al asombroso amor y misericordia de Dios.
    Nos entregamos a Él, no por temor u obligación, sino por amor. La verdadera adoración, agradar a Dios, se da cuando nos entregamos completamente a Dios. Ofrecerte a Dios es la esencia de la adoración. Dios quiere nuestra vida: Toda nuestra vida. Hay tres obstáculos que bloquean nuestra entrega total a Dios: el temor, el orgullo y la confusión, esto es porque no nos damos cuenta de cuanto nos ama Dios. Queremos controlar nuestra propia vida, y malinterpretamos lo que significa la entrega.
    ¿Puedo confiar en Dios?: La confianza es un ingrediente esencial de la entrega. No puedes entregarte a Dios si no confías en Él. El temor impide entregarnos, pero el amor echa fuera el temor. Cuanto más nos demos cuenta de lo mucho que Dios nos ama, más fácil nos resultará la entrega.
    ¿Cómo sabes que Dios te ama? Te dice que te ama; nunca te pierde de vista; cuida de todos los detalles de tu vida; te dio la capacidad de disfrutar de toda clase de placeres; tiene buenos planes para tu vida; te perdona; y es cariñoso y paciente contigo. Dios es amante y libertador, y cuando nos entregamos a Él, obtenemos libertad.
    Reconozcamos nuestras limitaciones: El orgullo es el segundo obstáculo para nuestra entrega, no queremos admitir que no podemos controlarlo todo, lo que nos llena de estrés. La vida es una lucha, y la nuestra es una lucha con Dios, por llegar a ser como Él, queremos ser Dios, y de ninguna manera podremos ganar esa lucha. Cuando pretendemos ser Dios acabamos pareciéndonos a Satanás. Cuando nos enfrentamos a nuestras propias limitaciones, reaccionamos con irritación, enojo y resentimiento. Cuando nos damos cuenta de que Dios dota a otros con las características que no tenemos, respondemos con envidia, celos y autocompasión.
    Lo que significa rendirse: La rendición a Dios no es resignación pasiva, ni fatalismo, ni una excusa para la pereza. No es aceptar el estado actual de las cosas, todo lo contrario: es sacrificar nuestra vida y sufrir para cambiar lo que se debe modificar. La entrega no es para cobardes ni para quienes se dejan pisotear por todo el mundo. La entrega no implica reprimir nuestra personalidad que es única, Dios la quiere usar.
    La entrega se demuestra mejor con la obediencia y la confianza. No podemos llamar Señor a Jesús si nos negamos a obedecerle. Las personas consagradas obedecen la palabra de Dios, incluso aunque piensen que no tiene sentido. Viven en la confianza hacia Dios.
    Puedes saber que te has entregado a Dios cuando dependes de Él para que las cosas resulten bien. Uno suelta las riendas y deja que Dios obre. Un corazón rendido se destaca en las relaciones personales. Una vez que nos entregamos a Dios, ya no descalificamos a los demás, no exigimos nuestros derechos y no buscamos nuestro propio bien. La entrega autentica dice “Padre, si este problema, dolor, enfermedad son necesarias para cumplir tu propósito y para tu gloria en mi vida o en la de otro, no me libres de este trance”. La entrega es un trabajo duro, en nuestro caso, es un combate intenso contra nuestra naturaleza egocéntrica.
    Las bendiciones de rendirnos: Una vida completamente entregada a Dios trae bendiciones, en primer lugar experimentamos paz, luego la libertad, experimentamos el poder de Dios en nuestras vidas, pues ante Cristo se somete todo. La victoria viene de rendirse a Dios, no tenemos porque temer o rendirnos a nada más. Dios usa a las personas consagradas.
    La mejor manera de vivir: Al fin y al cabo, todos acabaremos rindiéndonos a algo o a alguien. Si no nos entregamos a Dios, nos entregaremos al mundo. Dios nos diseño para adorarlo; si no lo hacemos, crearemos otros ídolos para entregarnos a ellos. Somos libres de elegir a quien nos rendiremos, y no podemos liberarnos de las consecuencias de esa elección. Entregarse no es la mejor manera de vivir, es la única manera de vivir.
    #UnaVidaConProposito #AudioLibro #Dia10
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