JORGE EL MORTERO ARAVENA DEPORTIVO CALI 1986-1988

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  • Опубликовано: 27 ноя 2024
  • Jorge Aravena necesitó de solo dos temporadas en el Deportivo Cali para quedar en el recuerdo de la hinchada azucarera. El volante chileno, de perfil zurdo, aterrizó en la capital del Valle en 1986 después de haber pasado casi una temporada en el Valladolid de España.
    Cuando le llegó la propuesta de Colombia no conocía nada del Cali. Pero después de preguntar sobre el que sería su nuevo equipo, le dio el sí a los directivos y se enfundó una camiseta con la que hizo cosas muy buenas al lado de Redín, Valderrama, Checho y demás jugadores de primerísimo nivel que tenía el técnico de ese entonces, el serbio Vladimir Popovic.
    Con el Cali se empezó a destacar con una fórmula que le ayudó al equipo a resolver muchos partidos: su poderoso remate de media distancia o cobros de tiro libre con su imparable pierna zurda.
    Ahí se ganó el apodo que lo marcó para siempre: el del Mortero . Y él se siente a gusto con ese apelativo porque dice que es el reconocimiento a lo que fue uno de sus puntos fuertes en el fútbol.
    Aravena atendió a El País en la emblemática Plaza de Armas de Santiago y recordó lo que fue su paso por el Deportivo Cali.
    Después de dejar el fútbol como jugador hace ya varios años, me dediqué a ser entrenador profesional, hice mis cursos, trabajé acá en Chile y en México, y ahora mismo estoy esperando una nueva oportunidad de dirigir. Además de eso estudié Comunicación Social, así que he estado haciendo varias cosas últimamente.
    Yo llegué a mediados de 1986 y estuve hasta mediados de 1988. Yo venía de jugar en el Valladolid de España una temporada, prestado por la Universidad Católica. El Valladolid no tuvo el dinero para hacer uso de la opción de compra, entonces llego a Chile y es cuando aparece la oferta del Cali, consulté con amigos y me dijeron que era muy buen equipo, de mucho prestigio. Así que acepté irme.
    Cuando llegué solo los comentarios de amigos colombianos que vivían en Chile. Pero de saber algo concreto del equipo en esa época, la verdad que nada conocía.
    Yo llego a un edificio llamado Las Américas, que quedaba frente a la estación de trenes. No sé si eso todavía está porque hace años que no voy a Cali. Era un edificio enorme, luego ya me voy al sur. En aquella ocasión me encontré con una ciudad muy bonita, y siempre recuerdo a Cali como una ciudad agradable en la que pasé dos años maravillosos.
    Me tocó jugar con el que años más tarde llegó a ser el mejor jugador de América: El Pibe Valderrama. Me tocó compartir también con Redín, con Ambuila, con Olaechea un peruano de muchísima calidad, Jorge Rayo, los hermanos Polo, Armando Osma, Checho Angulo... muchos jugadores de primer nivel con el que conformamos un buen equipo. Diría que estuve en un Cali de ensueño.
    Generalmente los partidos en aquella época eran muy disputados por la categoría de los equipos y por la calidad de jugadores que habían. Ir a jugar a Bogotá o a Medellín era algo muy bonito, la gente lo vivía de una manera especial.
    Eran partidos muy peleados. América tenía un equipo muy fuerte, de hecho ganó varios campeonatos y estuvo varias veces muy cerca de ganar la Copa Libertadores. Con ellos siempre había mucho nivel. En el terreno de juego cada quien hacía lo suyo para tratar de ganar el partido y al final resultaban unos clásicos muy llamativos para la afición.
    Decían que el Cali siempre le pintaba la cara al América, pero que al final los rojos eran los que ganaban... Pero hubo partidos muy disputados y en algunos de ellos nos tocaba ganar jugando bien. Hubo otros en los que no nos fue bien por mucho que el equipo jugaba de una manera muy vistosa, pero ellos hacían los goles.
    Uff, hice muchos goles; de hecho fui el campeón goleador en el 87. Quizá recuerdo uno que le hice a Eduardo Niño en El Campín de mucha distancia; él jugaba para Santa Fe y yo le anoté de tiro libre.
    En Cali me empezó a llamar así un muchacho Jaime Dinas; un día cualquiera después de un entrenamiento del Cali me llamó Mortero y así me quedé. Me pareció un buen apodo, de hecho después del Cali me fui a jugar a México y allá no me conocían casi por el nombre porque me llamaban era Mortero .
    Porque nos tocó enfrentarnos al América que era un equipo muy fuerte, también estaba Nacional con un plantel muy competitivo ya que era la base de la Selección Colombia; luego estaban Millonarios, Junior... habían equipos de alto nivel y la pelea era bien brava.
    Porque llegó un momento en que yo creí que ya había cumplido objetivos en el Cali y me ofrecieron ir a México. Los directivos del Cali querían que me quedara, pero les expliqué mi idea y facilitaron todo para ir al Puebla.

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