MILLONARIO HUMILLA A MESERA POR UN CAFÉ DERRAMADO, PERO LO QUE PASÓ DESPUÉS DEJÓ A TODOS...

MILLONARIO HUMILLA A MESERA POR UN CAFÉ DERRAMADO, PERO LO QUE PASÓ DESPUÉS DEJÓ A TODOS...
El restaurante La Esmeralda era uno de los más exclusivos de la ciudad. Sus candelabros brillaban con un resplandor dorado, y el sonido de copas de cristal chocando entre sí creaba una sinfonía de lujo y sofisticación. Esa noche, Guillermo Montes, uno de los empresarios más poderosos de la industria inmobiliaria, cenaba en su mesa habitual. Vestía un traje impecable de diseñador, y su expresión era la de un hombre que estaba acostumbrado a obtener lo que quería, cuando quería. A su alrededor, las personas lo miraban con discreción, algunas con admiración, otras con temor. Todos conocían su temperamento explosivo. Nadie osaba contradecirlo.
-Señor Montes, su café -dijo Lorena Cervantes con una sonrisa amable mientras colocaba la taza sobre la mesa. Ella trabajaba en La Esmeralda desde hacía casi un año. Con apenas 24 años, era una joven de origen humilde que luchaba día a día para mantener a su madre enferma y a su hermana menor. A pesar de la rudeza de algunos clientes, siempre conservaba la paciencia y la cordialidad.