17 Junio 2024-Lunes 11º Ordinario-Ciclo B-Mt 5, 38-42-Nos vemos a la salida. La hiciste la pagas.

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  • Опубликовано: 15 июн 2024
  • EVANGELIO DEL LUNES UNDÉCIMO DEL TIEMPO ORDINARIO, 17 DE JUNIO 2024-CICLO B: Mt 5, 38-42: «NOS VEMOS A LA SALIDA... LA HICISTE, LA PAGAS». "Nos vemos a la salida, oye, y por la puerta de atrás". Ésas eran las palabras de un amigo mío durante el recreo, cuando yo era todavía joven estudiante de secundaria. Estábamos en el recreo y se armó un pleito en el partido de fútbol, y dos de mis amigos empezaron a darse de bofetadas. Y de repente, vimos venir al Encargado de Disciplina y, de inmediato, se separaron los dos. Entonces, uno de ellos le dijo al otro: "Nos vemos a la salida de la escuela, y por la puerta de atrás". Estas historias se repiten ayer como hoy, porque el Evangelio nos habla de que antes se aplicaba la ley del "ojo por ojo y diente por diente", que es la traducción antigua del "nos vemos a la salida y por la puerta de atrás"
    DIOS QUIERE QUE LLEGUEMOS A LA PERFECCIÓN. No se trata de "la hiciste, la pagas". Por eso Jesús es tan antiguo como nuevo. Este Evangelio se ubica primero en el discurso de la montaña donde Jesús, sentado en el monte, empieza a decir las bienaventuranzas, camino para lograr la plena y total felicidad. Y alguien pregunta a Jesús: ¿Has venido a abolir la Ley? Y Jesús respondió: "Yo no he venido a abolir la Ley, sino a darle pleno cumplimiento". Y aquí está ya la primera lección de Jesús: Si la Ley decía "ojo por ojo, diente por diente", "la hiciste, la pagas", el nuevo camino que quiere Papá Dios es el de la perfección. Y la perfección consiste en no hacer la guerra al hombre que es malo o que consideramos malo, es decir, no buscar hacer al otro que pague las que hace, sino aprender a convivir como hermanos, y con todos: con nuestra propia esposa, con los que están al nuestro lado en el trabajo, con los que van junto a nosotros en el autobús o en el tren o en el avión, etc. Y lo mismo dígase de saber convivir con los que forman parte de nuestra propia familia. Nos toca vivir, como Jesús nos dice en la parábola de la cizaña: la yerba mala convivirá con la buena semilla, hasta el momento de la cosecha. Papá Dios busca que comprendamos que es parte de la vida que haya buenos y malos; y esto, inclusive, ayuda a que los buenos sean buenos, porque si no hay alguna oportunidad para que te pruebes, ¿cómo vas a demostrar que eres bueno?
    NO BUSQUES EL PLEITO. Ésta sería la segunda lección. Si alguien viene a buscar pleito, a pedirte el manto, dáselo, porque el manto es sólo algo material. No vale la pena perder la paz interior por una cosa material. A veces hacemos, lo contrario: preferimos estar enemistados con todos y estar llenos de cosas materiales. La verdad: Es más hermoso vivir de manera simple y sencillamente, es decir, tener internamente paz y no querer estar llenos de cosas materiales.
    QUIEN TE PIDE ALGO, DALE MÁS. LA ARMONÍA ES MÁS IMPORTANTE. Además, Jesús añade un aspecto importante: Si alguien anda queriendo armar pleito, requiriendo que vayas con él unas millas, pidiendo prestado, da tu respuesta. En el fondo, Jesús nos hace sentir que para Dios es más importante que vivamos armónicamente, sin importar el tipo de situación. ¡Qué bonito es vivir todos como hermanos! Todos somos capaces de ver con nuestros propios ojos, con el propio corazón, lo hermoso que es vivir todos unidos como familia y como hermanos.
    JESÚS NOS DA LA LEY PERFECCIONADA. La hiciste, te perdono. Ésta es la ley del amor. Cuando Jesús nos habla del más allá del "ojo por ojo y diente por diente", nos invita a vivir la unidad, la sana convivencia, y esto es dar perfección a la Ley. Jesús es el gran Maestro de los maestros, porque NO ES de los que dice: "La hiciste, la pagas", sino, más bien, "la hiciste, hijo mío, te perdono". Y porque dice: "Hijo mío, te perdono", entonces la Ley viene a ser perfeccionada. ¡Que esta reflexión nos ayude a vivir la Ley del amor, a vivir armónicamente, a salir al paso de cualquier dificultad, con los brazos abiertos, el corazón despojado, para aprender a dar sólo palabras de perdón, y ofrecer siempre amor a aquél que te viene a la mejor con agresión! Y al fin y al cabo, más se gana una mosca con una gota de miel que no con un barril de vinagre. ¡Que el Señor nos ayude a vivir alegremente todos como hermanos, porque todos somos hijos de Dios! Yo pediré por esa intención y para todos. ¡Bendiciones mías y de Papá Dios! P. Salvador Gómez, L.C.

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