Soy un viejo evangélico y después de ver este compilado de cultos, concluyo que a veces complicamos las cosas por hacer lo que Dios nunca nos mandó a hacer: Liturgias ancestrales, importadas, luego adaptadas que generan un culto que no tiene nada que ver con la cultura en donde se desarrolla. Por eso a veces las personas no se acercan a los grupos evangélicos porque ahí ven cosas extrañas, que repelen a la gente que sólo está buscando encontrarse con Dios. Lamentando eso hace mas de 10 años que me reúno en casas con hermanos y amigos y alrededor de una mesa , en forma familiar hablamos del Señor y su Palabra con hermosos resultados. Esta alternativa de culto y expresión de iglesia, vuelve a la sencillez con la que se fundó en el siglo I y que luego , como dije al principio, la gente complicó y enredó, para que Almendra llegara a hacer este documental. Muy buena síntesis
La casa como espacio litúrgico.... Es donde se descentralizan las figuras que monopolizan a Dios y se abre como alternativa para el ejercicio de los dones🔥
Wow. Que bueno escucharlos. Estoy de acuerdo con ustedes de como esta la iglesia hoy en dia.iglesia rutinarias y de la salvación de Cristo Jesús; ni se habla. (El nacer de nuevo) Bendiciones hermanos.
Muy buena estas charlas !! Lo bien que hace abrir el entendimiento y poder comprender la vida en cristo ! Tengo 37 años y viví y sufrí la ignorancia de la religión de manera aberrante ...hace un tiempo que Dios sacó el velo de mis ojos ..a través del conocimiento pude darme cuenta muchas cosas y perdonar para poder seguir ...estas charlas lucas son muy necesarias ! Sigan así! Ya queremos ver esa pelicula😉! Saludos
quiero ver la peli....!!!! repensar la liturgia totalmente, el culto...etc se tiene que vivir en una integridad...basta de comernos la cultura de otros lados.. muy buenooo!!! siempre rompiéndola ustedes dos!!!
Que interesante escucharlos responder y comentar esas cosas que a veces pensamos en el mundo de "años de iglesia" Grax Los admiro jeje Abrazos desde México
Me encanta el libro, ya lo tenía hace un tiempo pero la lectura acompañada de estos potscads lo hacen mas enrriquesedor! Gracias por su servicio a Dios! Saludos desde México!
Brillantes los dos, me encanta ver como se retroalimentan y no hay una relación ni paternalista ni de verticalidad, que ambos saben cómo hablar y comunicarse. Buen contenido Lucas! La verdad que debemos repensar supuestos que damos por hecho. Saludos genio!
Claro, desafiante, respetuoso, esperanzador. Gracias amigos/hermanos por llevarnos a la reflexión en esto, abrir brecha! Me nutro de aspectos que no había considerado y me pongo contenta por otros que venía pensando y que bueno saber que Jesús habla a su iglesia de forma integralll💜 Quiero conocer más a ese Dios de todos los días, incluso dentro del culto en comunidad. Los abrazo y honro este trabajo precioso👏🏼👏🏼
Amé ! 🧡 Lo bien que hace, y lo que me hizo extrañar las reu..! La previa de abrazos, el beso de las abuelas que se clavan en la puerta para enchufar besos y charlar, los almuerzos improvisados a la salida, ver al otro derramarse ante Dios, unirse en corazón a eso, y que nos pase juntos. Miles y vívidas experiencias de amor fraternal 🧡 Zarpado, GRACIAS 🧡!
Gran trabajo!.....generacion de Josué. ESO que a esta generación nos hace cuestionar el culto como lo conocemos, es EL GRAN DESPERTAR DE EFRAIN. No entendemos porque la adoración tiene que ser como es....y sabemos que hay algo más alto de lo que conocemos como culto racional. Es SABER QUIENES SOMOS REALMENTE....Y QUE QUIERE DIOS, «EL DIOS», YAHWEH O JEHOVA O YEHOVA DE nosotros.
Buen día, Lucas Magnin. Muy interesante tema para reflexionar. Creo que pocos nos preguntamos ¿De qué sirve o para qué sirve ir al culto? Y me gustó la idea que en el culto es donde aprendemos nuestra identidad, es decir, ya no somos lo que el mundo dice ue debemos ser. En el culto descubrimos el propósito, pues ya no puede ser el próposito que me había imaginado. Y el culto es el lugar de reflexión, donde me comparo con la norma de fe (la Biblia) y me doy cuenta en dónde estoy y qué cosas ya estoy haciendo. Y es que el culto se ha vuelto la actividad que los cristianos realizan como costumbre y como prueba de que se ha "abandonado" el mundo y lo que ofrece, es decir, el domingo no nos quedamos en cama hasta tarde porque hay que ir al culto, y en el culto "somos nuestra verdadera versión" porque somos lo que en la sociedad no podríamos ser, o quizás vamos al culto porque consideramos que Dios lleva una lista detallada sobre cuántas asistencias y faltas tenemos, puede ser que pensemos que al asistir al culto nos transformará (como por arte de magia) en un verdadero seguidor de Cristo. Y es que el culto es el momento en el cual vamos a visitar a Dios para que nos transforme porque a Dios no le interesa salir de su Templo para transformar la sociedad; así que somos personas "transformadas" que no son capaces de transformar las cosas que les rodea. Y es que esto parece más la visita al aparador de alguna tienda donde no me puedo llevar los artículos que están detrás del vidrio y cuando llego a casa le cuento a la gente cómo son las mercancias de esa tienda; pero ese conocimiento no cambia en nada lo que soy ni lo que hago. Me parece que el culto debiese ser el lugar donde nos encontramos con Dios para llevarnos a Dios a nuestra vida para que transforme nuestro entorno así como transformó nuestra vida. Así como sucede cuando compramos alguna herramienta que después de llevarla a casa nos transforma la vida y la gente puede ver parte de la evidencia que dice que tenemos algo diferente; solo que en el caso de Dios somos nosotros los que se transforman en una mejor herramienta que sería capaz de transformar y mejorar la vida y el entorno de los demás.
Coincido totalmente con la idea del culto como desarrollo de la fe en comunidad, y también con lo terapéutico de ese espacio. Pero hasta qué punto esa vida monótona, donde todos los años escuchas las mismas palabras, del mismo pastor desde su perspectiva verticalista, con sus mismos rasgos narcisistas, obteniendo la admiración de sus discípulos, soñando algún día con tener el mismo poder que él representa, es saludable? Me parece que resignarse a eso para estar en unidad, no tiene sentido.
Suelo escuchar tu contenido Lucas, muy bueno. Tuve la oportunidad de conocerlos en Chile y veo que son un lindo matrimonio. El cultocentrismo es un tema muy interesante, me sorprende como hoy en día en las Iglesias latinoamericanas dejaron de asistir mucha gente porque piensa que un culto está limitado a un templo, cuando no es así. Las reuniones caseras o células son los que ayudan hoy en día a crecer en la fe y son la forma en que el Señor añade los salvos hoy día de forma más efectiva.
Todo lo mencionado anteriormente se relaciona directamente con el desafío de superar el cultocentrismo en nuestras comunidades de fe. El cultocentrismo se refiere a una visión en la que el culto y las prácticas litúrgicas se convierten en el centro y enfoque principal de la experiencia religiosa, relegando otras dimensiones de la vida comunitaria a un segundo plano. La reflexión sobre las instrucciones de Pablo en 1 Corintios 11 nos invita a trascender el cultocentrismo al destacar la importancia del sentido comunitario en la cena del Señor. Pablo enfatiza que este acto no debe ser exclusivamente una experiencia individual, sino un encuentro colectivo en la presencia de Cristo, donde todos los miembros de la comunidad participan activamente. Además, se menciona la necesidad de abordar las desigualdades sociales en la comunidad, evitando discriminar o marginar a otros por su posición social. Esto implica reconocer que el culto y las prácticas litúrgicas deben ser inclusivas, brindando igualdad de oportunidades y valorando la presencia y participación de todos los miembros, independientemente de su situación económica o social. La reflexión sobre el sentido comunitario en la cena del Señor y la exhortación de Pablo nos lleva a cuestionar los modelos eclesiales basados en el cultocentrismo. La pandemia ha sido un recordatorio de la importancia de repensar y reconfigurar la vida comunitaria, buscando alternativas que promuevan la cercanía, el cuidado y la descentralización. Esto implica abrir nuestras casas y nuestras vidas para crear espacios litúrgicos donde todos puedan participar activamente, descentralizando el monopolio de la experiencia religiosa y fomentando una participación más integral y significativa de todos los miembros de la comunidad. Asimismo, se destaca la importancia de cultivar vínculos profundos y significativos en la comunidad de fe más allá del culto. Esto implica reconocer que la vida comunitaria no se limita a las prácticas litúrgicas, sino que se extiende a nuestras relaciones, acciones y experiencias cotidianas. Superar el cultocentrismo implica comprender que la presencia de Dios se manifiesta en todos los aspectos de nuestra vida, no solo en el culto, y que el encuentro con lo divino se da también en nuestras interacciones y compromisos comunitarios. En resumen, la reflexión e análisis cotidiano sobre las temáticas mencionadas nos invita a trascender el cultocentrismo, reconociendo la importancia del sentido comunitario en la experiencia religiosa, abordando las desigualdades sociales, repensando los modelos eclesiales, abriendo nuestras casas como espacios litúrgicos, cultivando vínculos profundos y reconociendo la presencia de Dios en todos los aspectos de nuestra vida. Todo esto contribuye a una experiencia de fe más integral, inclusiva y enriquecedora para todos los miembros de la comunidad.
la reflexión anterior está estrechamente relacionada con vivir en espíritu y en verdad, así como con la idea de ser íntegros y santos, tal como Dios es santo. Estos conceptos nos invitan a desarrollar una fe y una vida cristiana auténticas, comprometidas y coherentes en todos los aspectos de nuestra existencia. Vivir en espíritu y en verdad implica ir más allá de una mera práctica externa o ritualista. Significa buscar una conexión genuina y profunda con Dios, abriendo nuestro corazón y nuestra mente a su presencia y su guía en todas las áreas de nuestra vida. No se trata solo de cumplir con rituales o asistir a cultos, sino de experimentar una relación íntima con Dios que transforme nuestra forma de pensar, actuar y relacionarnos con los demás. Ser íntegros y santos, como Dios es santo, implica vivir de acuerdo con los valores y principios que Dios nos ha revelado en su Palabra. Es buscar la coherencia entre nuestra fe y nuestras acciones, manifestando un carácter y una conducta que reflejen la imagen de Dios en nosotros. Esto implica actuar con justicia, amor, perdón, humildad y compasión en todas nuestras interacciones y decisiones diarias. La reflexión nos desafía a trascender el cultocentrismo y reconocer que vivir en espíritu y en verdad, siendo íntegros y santos, no se limita a nuestras experiencias religiosas formales, sino que abarca todas las dimensiones de nuestra existencia. Esto implica llevar la fe a nuestras relaciones familiares, laborales, sociales y comunitarias, ejerciendo una influencia positiva y transformadora en el mundo que nos rodea. Al vivir en espíritu y en verdad, siendo íntegros y santos, nos convertimos en testigos auténticos del amor y la gracia de Dios. Nuestra vida se convierte en un testimonio vivo de su presencia y poder, y nuestras acciones reflejan su carácter y propósito en el mundo. Nos convertimos en agentes de cambio, promoviendo la justicia, la reconciliación y el bienestar de todos, y buscando la manifestación del Reino de Dios en la Tierra. En resumen, ampliando la reflexión, vivir en espíritu y en verdad, siendo íntegros y santos, implica una entrega total a Dios y una búsqueda constante de su voluntad en todas las áreas de nuestra vida. Nos desafía a trascender el cultocentrismo y llevar la fe más allá de las prácticas religiosas formales, manifestando el amor de Dios en nuestras relaciones y acciones diarias. Al hacerlo, nos convertimos en instrumentos de transformación y en testimonios vivientes de la presencia de Dios en el mundo.
excelente el tema, estaba tratando de conseguir el documental pero no me permite en la pagina oficial conseguirlo, que posibilidades hay de acceder a el en linea o de que manera, para poder apreciarlo aca en Costa Rica
Se menciona que la película aborda el culto en cuatro iglesias de distintas tradiciones en la ciudad de Córdoba, Argentina. Estas tradiciones incluyen la iglesia metodista, la iglesia carismática neopentecostal, la iglesia de la tradición emergente y la iglesia de hermanos libres. Rutina y sentido del culto: Se reflexiona sobre la rutina del culto y la falta de comprensión del sentido y propósito del mismo. Se menciona la necesidad de ir más allá de la repetición y explorar el sentido teológico y terapéutico del culto. Fundamentos teológicos del culto: Se mencionan tres funciones del culto desde una lectura teológica: como historia de la salvación, como epifanía de la comunidad y como anuncio y denuncia. También se destaca el rol terapéutico del culto en la introspección, reflexión y elaboración del mundo interior. Rol terapéutico del culto: Se resalta la importancia del culto en la elaboración de la identidad y propósito, así como en la confesión y la conexión con el mundo interior. Se hace referencia a un fragmento de la película que muestra cómo el culto puede tener un efecto terapéutico en la vida de las personas. Importancia de la reflexión y exploración: Se plantea el desafío de ir más allá de posturas extremas y explorar las riquezas y aspectos terapéuticos del culto. Se destaca la necesidad de discernimiento y profundización en la comprensión del culto. Contexto sociocultural: Se menciona la importancia de considerar el contexto sociocultural en el que se desarrolla el culto y cómo este influye en su expresión y práctica.
El espacio de culto y la experiencia religiosa: El espacio de culto se presenta como un horizonte de posibilidades donde se puede elaborar el deseo de transformación de la realidad y salir del estado de la realidad cotidiana. A través de las experiencias religiosas, se busca trascender la lógica racional y adentrarse en lo simbólico y lo divino. El cuerpo y la interpretación de lo divino: Se destaca la importancia de los cuerpos como espacios de interpretación de lo divino. Se menciona la representación no verbal y la afirmación de los cuerpos como parte del cuerpo de Cristo. Diferentes tradiciones religiosas enfatizan de manera distinta la relación entre la experiencia espiritual y el lenguaje. El misterio y el silencio ante lo divino: Se reflexiona sobre el encuentro con lo divino que trasciende la capacidad racional y discursiva. Se hace referencia a la necesidad de silencio y a la palabra "misterio" derivada de "silencio". Se reconoce que hay algo que trasciende las palabras y que provoca un sentimiento profundo. La liturgia como obra del pueblo: Se destaca el significado etimológico de la palabra "liturgia" como "obra del pueblo". Se plantea la importancia de repensar y renovar las formas litúrgicas, así como la relación entre el culto y la vida cotidiana. La disociación entre el culto y la vida cotidiana: Se critica la disociación que a veces se establece entre el culto y la vida real. Se mencionan ejemplos como adoptar tonadas o vestimentas distintas en el culto, lo cual puede generar una separación entre lo sagrado y lo secular. La integralidad entre la vida cotidiana y el culto: Se plantea la necesidad de superar la dicotomía entre lo sagrado y lo secular, y se destaca la importancia de la continuidad y la integralidad entre la vida cotidiana y el culto. Se menciona la relación entre la vida y el espacio litúrgico, donde se cruzan lo humano y lo divino. El culto como espacio teológico: Se plantea al culto como el lugar teológico por excelencia, donde se pone en tensión la vida y la muerte, y se interpreta la relación de Dios con la humanidad. Se destaca la importancia de entender el culto como un espacio integral y de encuentro entre lo humano y lo divino. El culto como reconciliación y encuentro comunitario: Se menciona la importancia del culto como un espacio donde se rompen barreras y hostilidades, y se experimenta la reconciliación entre las personas. Se destaca la importancia de encontrarse con otros en la comunidad y con Dios. Retroalimentación entre el culto y la vida cotidiana: Se plantea la necesidad de que el culto retroalimente y vitalice la vida cotidiana, y viceversa. Se mencionan los elementos de la palabra de Dios y la cena del Señor como puntos de encuentro entre lo sagrado y lo cotidiano.
Instrucciones de Pablo en 1 Corintios 11: Se destaca la importancia de discernir el cuerpo de Cristo en el contexto de la cena del Señor. Pablo instruye a los corintios sobre la necesidad de entender la dimensión comunitaria de este acto y no menospreciar ni excluir a ningún miembro de la comunidad. Sentido comunitario en la cena del Señor: Se resalta que la cena del Señor tiene un fuerte aspecto comunitario, donde todos los miembros se reúnen para compartir el pan y el vino. No se trata solo de una experiencia individual, sino de un encuentro y participación conjunta en la presencia de Cristo. Desigualdades sociales en la comunidad: Se menciona la realidad de las desigualdades económicas en la comunidad de Corinto, donde algunos llegaban antes que otros a la cena del Señor. Esto lleva a reflexionar sobre la importancia de no discriminar ni marginar a nadie por su posición social, promoviendo la igualdad y la inclusión en la vida comunitaria. La exhortación de Pablo como centrada en la comunidad: Se destaca que la exhortación de Pablo en 1 Corintios 11 se centra en corregir las actitudes de la comunidad en relación a la cena del Señor. Su objetivo es promover el discernimiento del cuerpo de Cristo en el contexto de la comunidad de creyentes. Aprendizajes sobre la comunidad: Se plantea la pregunta de qué podemos aprender hoy en nuestras comunidades en relación al énfasis comunitario. Se destaca la importancia de esperar a los hermanos y hermanas, valorar la presencia de todos, no dar por sentado nuestra fe individualmente y cultivar la atención y el cuidado mutuo. La pandemia como reveladora de crisis en modelos eclesiales: Se señala que la pandemia evidenció las crisis en modelos eclesiales que se basaban principalmente en la experiencia culto-céntrica. Esto lleva a la necesidad de repensar y reconfigurar la vida comunitaria, buscando alternativas que promuevan la cercanía, el cuidado y la descentralización. La casa como espacio litúrgico: Se plantea la idea de recuperar la dimensión doméstica o hogareña de la fe, donde el espacio de la casa se convierte en un espacio litúrgico abierto y acogedor. Se propone abrir las puertas de nuestras casas para compartir la cena del Señor, la palabra y la comunidad, descentralizando el monopolio de la experiencia religiosa. Vínculos profundos en la comunidad: Se destaca la importancia de cultivar vínculos profundos y significativos en la comunidad de fe, más allá de la experiencia del culto. La pandemia evidenció la necesidad de tener una vida comunitaria sólida para enfrentar los desafíos y apoyarse mutuamente. Desafíos de la experiencia cristiana en la pandemia y post pandemia: Se plantea la necesidad de repensar los modos de reunión, la circulación de la palabra, la forma de cantar y las decisiones comunitarias en un contexto de pandemia y post pandemia. Se requiere adaptarse y encontrar nuevas formas de vivir y expresar la fe en comunidad. Presencia de Dios en la comunidad: Se subraya la importancia de reconocer la presencia de Dios en las vidas, las familias y los grupos comunitarios. Compartir lo recibido de Dios y la buena noticia con aquellos que nos rodean se vuelve fundamental para fortalecer y expandir la experiencia comunitaria. Estos puntos clave nos invitan a reflexionar sobre la importancia de vivir una fe comunitaria centrada en la presencia de Cristo, valorando la igualdad, la inclusión, la atención mutua y la apertura hacia los demás. La pandemia ha revelado la necesidad de repensar y adaptar nuestros modelos eclesiales, buscando nuevas formas de encuentro y comunión en un contexto cambiante.
La rutina del culto y el sentido que le atribuimos son aspectos fundamentales para reflexionar y analizar en nuestra vida cotidiana. En ocasiones, podemos caer en la repetición mecánica de los rituales sin profundizar en su significado y propósito, lo cual puede llevarnos a experimentar un vacío o falta de conexión con lo que estamos viviendo. Es necesario ir más allá de la superficie y explorar el sentido teológico y terapéutico del culto. Desde una perspectiva teológica, el culto se convierte en una historia de la salvación, en un encuentro con Dios que nos permite recordar y participar de su obra redentora en la historia. Asimismo, el culto se convierte en una epifanía de la comunidad, un momento en el que la presencia de Dios se manifiesta en medio de nosotros y nos conecta como hermanos y hermanas en la fe. Por último, el culto se vuelve un espacio de anuncio y denuncia, donde se proclama la buena noticia y se confrontan las realidades injustas y opresivas de nuestro mundo. Además de estos fundamentos teológicos, es importante destacar el rol terapéutico del culto en nuestra vida cotidiana. El culto nos brinda la oportunidad de realizar una introspección profunda, de reflexionar sobre nuestra identidad y propósito en la vida. A través de la confesión y la conexión con nuestro mundo interior, el culto nos invita a examinar nuestras acciones, pensamientos y emociones, y nos ayuda en el proceso de sanación y crecimiento personal. Un ejemplo que ilustra el efecto terapéutico del culto se encuentra en una escena de una película, donde se muestra cómo una persona experimenta una transformación profunda durante un momento de adoración. En ese instante, se percibe una conexión espiritual que trasciende las palabras y permite un encuentro íntimo con lo divino. Esta experiencia terapéutica le proporciona claridad, paz y una nueva perspectiva sobre su vida y sus circunstancias. En nuestra vida cotidiana, es esencial reflexionar sobre la rutina del culto y el sentido que le atribuimos. ¿Estamos simplemente siguiendo un patrón repetitivo, o nos estamos sumergiendo en la profundidad teológica y terapéutica que el culto puede ofrecer? ¿Nos permite conectar con nuestra historia de salvación, con la comunidad y con nosotros mismos? ¿Experimentamos una transformación interior que nos impulsa a vivir de manera más auténtica y comprometida? Recordemos que el culto no debería limitarse a un evento aislado en nuestras vidas, sino que debería permear nuestra existencia diaria. Al integrar el sentido y propósito del culto en nuestra cotidianidad, podremos experimentar un mayor crecimiento espiritual, una mayor conciencia de nosotros mismos y una conexión más profunda con lo divino. Así, el culto se convierte en una herramienta terapéutica que nos guía en nuestro camino de fe y nos ayuda a vivir una vida más plena y significativa.
En ocasiones, podemos caer en posturas extremas, ya sea adoptando una actitud rutinaria y carente de sentido, o rechazando por completo la práctica del culto debido a prejuicios o desilusiones pasadas. Sin embargo, es importante reconocer el desafío de ir más allá de estas posturas y adentrarnos en la riqueza y los aspectos terapéuticos que el culto puede ofrecer. La reflexión nos invita a cuestionar nuestras propias concepciones y a explorar nuevas perspectivas. No debemos conformarnos con una visión superficial o limitada del culto, sino que debemos buscar el discernimiento y la profundización en su comprensión. Esto implica estar abiertos a aprender, a escuchar diferentes voces y a desafiar nuestros propios preconceptos. La exploración nos permite descubrir las múltiples capas de significado y las dimensiones terapéuticas que el culto puede tener en nuestras vidas. Es importante reconocer que el culto no se desarrolla en un vacío, sino que está arraigado en un contexto sociocultural. Este contexto influye en la expresión y la práctica del culto, ya sea a través de las tradiciones, los valores y las dinámicas sociales que se ven reflejados en la comunidad de fe. Por lo tanto, es fundamental considerar y comprender este contexto para apreciar plenamente la experiencia del culto. El contexto sociocultural puede influir en la forma en que se estructura el culto, en los rituales y símbolos utilizados, así como en la música, el lenguaje y las prácticas comunitarias. Al comprender estas influencias, podemos apreciar la diversidad y la riqueza de las expresiones cultuales en diferentes contextos y enriquecer nuestra propia experiencia del culto. Sin embargo, también es importante tener en cuenta que el contexto sociocultural no debe ser una limitación para la experiencia del culto. Aunque estemos inmersos en una sociedad con determinadas normas y valores, el culto puede ser un espacio de resistencia y transformación, donde se desafían las injusticias y se busca la reconciliación y la justicia. De esta manera, el culto adquiere un carácter profético y se convierte en una herramienta para transformar tanto nuestras vidas como la sociedad en la que vivimos. En nuestra vida cotidiana, es esencial cultivar una actitud reflexiva y exploratoria hacia el culto. Debemos ser conscientes de nuestras propias posturas y prejuicios, y estar dispuestos a trascenderlos en busca de una comprensión más profunda. Además, debemos reconocer y valorar el contexto sociocultural en el que nos encontramos, reconociendo tanto sus influencias como las posibilidades de transformación que el culto puede ofrecer. Al hacerlo, abrimos la puerta a una experiencia del culto más auténtica y significativa, enriquecida por la reflexión, la exploración y la sensibilidad hacia nuestro entorno. El culto se convierte en un espacio de encuentro con lo divino, de sanación y transformación personal, y de compromiso con la justicia y la reconciliación en nuestro mundo.
El espacio de culto y la experiencia religiosa nos brindan un horizonte de posibilidades donde podemos elaborar nuestro deseo de transformación de la realidad. En medio de la rutina y lo cotidiano, el espacio de culto se presenta como un lugar donde podemos salir de nuestro estado habitual y adentrarnos en una experiencia más profunda. A través de las prácticas religiosas y las vivencias espirituales, buscamos trascender la lógica racional y explorar lo simbólico y lo divino. Es interesante destacar la importancia de nuestros cuerpos como espacios de interpretación de lo divino. En la experiencia religiosa, no solo nos expresamos a través de palabras y gestos conscientes, sino también a través de representaciones no verbales. Nuestros cuerpos son afirmados como parte del cuerpo de Cristo y adquieren un papel fundamental en la interpretación y la vivencia de lo sagrado. Diferentes tradiciones religiosas enfatizan de manera distinta la relación entre la experiencia espiritual y el lenguaje, reconociendo que hay una dimensión que trasciende las palabras y que se comunica a través de un sentimiento profundo. En este encuentro con lo divino, nos encontramos con el misterio, algo que supera nuestra capacidad racional y discursiva. El misterio nos invita a reconocer que hay algo más allá de lo que podemos comprender y explicar con palabras. En este sentido, el silencio adquiere un significado importante. La palabra "misterio" tiene su raíz en la palabra "silencio", lo cual nos invita a la necesidad de abrirnos al silencio interior y escuchar lo que va más allá de las palabras. La liturgia, entendida como "obra del pueblo", nos desafía a repensar y renovar las formas y expresiones del culto. Es un llamado a la participación activa de todos los miembros de la comunidad, reconociendo que el culto no es solo responsabilidad de algunos líderes o especialistas, sino de toda la comunidad de fe. Además, es importante reflexionar sobre la relación entre el culto y la vida cotidiana, evitando la disociación que a veces se establece. Adoptar tonadas o vestimentas diferentes en el culto puede generar una separación entre lo sagrado y lo secular, cuando en realidad deberíamos buscar la integralidad entre ambas esferas de nuestra vida. El culto debe ser un espacio teológico por excelencia, donde se ponga en tensión la vida y la muerte, y donde se interprete la relación de Dios con la humanidad. Es un lugar donde se entrelazan las dimensiones humanas y divinas, y donde podemos reflexionar sobre el significado más profundo de nuestra existencia. Asimismo, el culto debe ser un espacio de reconciliación y encuentro comunitario. Es un lugar donde se rompen barreras y hostilidades, y donde experimentamos la reconciliación tanto con otros miembros de la comunidad como con Dios. Es esencial que exista una retroalimentación constante entre el culto y la vida cotidiana. El culto debe nutrir y vitalizar nuestra vida diaria, y a su vez, nuestra experiencia cotidiana debe enriquecer y dar sentido a nuestras prácticas cultuales. La palabra de Dios y la cena del Señor son puntos de encuentro donde lo sagrado y lo cotidiano se entrelazan, recordándonos la importancia de vivir nuestra fe de manera coherente en todas las áreas de nuestra vida. En última instancia, la reflexión introspectiva y el análisis cotidiano del culto nos invitan a explorar y comprender más profundamente estos aspectos. Nos desafían a superar las limitaciones y las separaciones artificiales, y a buscar una experiencia de culto que sea integral, transformadora y en constante diálogo con nuestra vida cotidiana. Solo cuando logremos integrar plenamente nuestra fe y nuestras prácticas cultuales con nuestra realidad diaria, podremos experimentar la plenitud y la riqueza que el culto puede brindarnos.
Lo veo como un show solamente para entretener a la gente y hacerse ver... Nada tiene que ver con lo puramente Santo y ese momento de reflexión en la presencia de Dios... algo totalmente personal y con la reverencia que se merece estar en la presencia de Dios...
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Soy un viejo evangélico y después de ver este compilado de cultos, concluyo que a veces complicamos las cosas por hacer lo que Dios nunca nos mandó a hacer: Liturgias ancestrales, importadas, luego adaptadas que generan un culto que no tiene nada que ver con la cultura en donde se desarrolla. Por eso a veces las personas no se acercan a los grupos evangélicos porque ahí ven cosas extrañas, que repelen a la gente que sólo está buscando encontrarse con Dios. Lamentando eso hace mas de 10 años que me reúno en casas con hermanos y amigos y alrededor de una mesa , en forma familiar hablamos del Señor y su Palabra con hermosos resultados. Esta alternativa de culto y expresión de iglesia, vuelve a la sencillez con la que se fundó en el siglo I y que luego , como dije al principio, la gente complicó y enredó, para que Almendra llegara a hacer este documental. Muy buena síntesis
La casa como espacio litúrgico....
Es donde se descentralizan las figuras que monopolizan a Dios y se abre como alternativa para el ejercicio de los dones🔥
Wow. Que bueno escucharlos. Estoy de acuerdo con ustedes de como esta la iglesia hoy en dia.iglesia rutinarias y de la salvación de Cristo Jesús; ni se habla. (El nacer de nuevo)
Bendiciones hermanos.
Muy buena estas charlas !! Lo bien que hace abrir el entendimiento y poder comprender la vida en cristo ! Tengo 37 años y viví y sufrí la ignorancia de la religión de manera aberrante ...hace un tiempo que Dios sacó el velo de mis ojos ..a través del conocimiento pude darme cuenta muchas cosas y perdonar para poder seguir ...estas charlas lucas son muy necesarias ! Sigan así! Ya queremos ver esa pelicula😉! Saludos
Pero no pueden ser más geniales y hermosos!!
Interesante vídeo. La película debe ser muy buena. Bendiciones
EXCELENTE VIDEO
quiero ver la peli....!!!! repensar la liturgia totalmente, el culto...etc se tiene que vivir en una integridad...basta de comernos la cultura de otros lados.. muy buenooo!!! siempre rompiéndola
ustedes dos!!!
Que interesante escucharlos responder y comentar esas cosas que a veces pensamos en el mundo de "años de iglesia"
Grax
Los admiro jeje
Abrazos desde México
:D
Se tenía que decir y se dijo
Muy bueno el tema super importante, y excelente locación!
Que bueno, a veces pienso cosas sobre lo que realmente hacemos en el culto, en este video he comprendido mucho de eso, gracias bendiciones
Muy muy interesante y profundo. Y, además, al ritmo y tonada cordobesa, que me resulta tan agradable al oído. Un saludo desde Chile.
Me encanta el libro, ya lo tenía hace un tiempo pero la lectura acompañada de estos potscads lo hacen mas enrriquesedor! Gracias por su servicio a Dios! Saludos desde México!
Brillantes los dos, me encanta ver como se retroalimentan y no hay una relación ni paternalista ni de verticalidad, que ambos saben cómo hablar y comunicarse. Buen contenido Lucas! La verdad que debemos repensar supuestos que damos por hecho. Saludos genio!
Ay! Los quierooooo. Gracias por lo que hacen!!
Uuuf, me encantó! 💥💪
Excelente! Dios les bendiga!
Claro, desafiante, respetuoso, esperanzador. Gracias amigos/hermanos por llevarnos a la reflexión en esto, abrir brecha! Me nutro de aspectos que no había considerado y me pongo contenta por otros que venía pensando y que bueno saber que Jesús habla a su iglesia de forma integralll💜 Quiero conocer más a ese Dios de todos los días, incluso dentro del culto en comunidad. Los abrazo y honro este trabajo precioso👏🏼👏🏼
Amé ! 🧡 Lo bien que hace, y lo que me hizo extrañar las reu..! La previa de abrazos, el beso de las abuelas que se clavan en la puerta para enchufar besos y charlar, los almuerzos improvisados a la salida, ver al otro derramarse ante Dios, unirse en corazón a eso, y que nos pase juntos. Miles y vívidas experiencias de amor fraternal 🧡
Zarpado, GRACIAS 🧡!
Gran trabajo!.....generacion de Josué. ESO que a esta generación nos hace cuestionar el culto como lo conocemos, es EL GRAN DESPERTAR DE EFRAIN.
No entendemos porque la adoración tiene que ser como es....y sabemos que hay algo más alto de lo que conocemos como culto racional.
Es SABER QUIENES SOMOS REALMENTE....Y QUE QUIERE DIOS, «EL DIOS», YAHWEH O JEHOVA O YEHOVA DE nosotros.
Muy Bueno!!!
Gracias por esta charla! Necesitaba escuchar esto...
Excelente chicos! Gracias por este podcast!
❤
Buen día, Lucas Magnin.
Muy interesante tema para reflexionar. Creo que pocos nos preguntamos ¿De qué sirve o para qué sirve ir al culto?
Y me gustó la idea que en el culto es donde aprendemos nuestra identidad, es decir, ya no somos lo que el mundo dice ue debemos ser. En el culto descubrimos el propósito, pues ya no puede ser el próposito que me había imaginado. Y el culto es el lugar de reflexión, donde me comparo con la norma de fe (la Biblia) y me doy cuenta en dónde estoy y qué cosas ya estoy haciendo.
Y es que el culto se ha vuelto la actividad que los cristianos realizan como costumbre y como prueba de que se ha "abandonado" el mundo y lo que ofrece, es decir, el domingo no nos quedamos en cama hasta tarde porque hay que ir al culto, y en el culto "somos nuestra verdadera versión" porque somos lo que en la sociedad no podríamos ser, o quizás vamos al culto porque consideramos que Dios lleva una lista detallada sobre cuántas asistencias y faltas tenemos, puede ser que pensemos que al asistir al culto nos transformará (como por arte de magia) en un verdadero seguidor de Cristo.
Y es que el culto es el momento en el cual vamos a visitar a Dios para que nos transforme porque a Dios no le interesa salir de su Templo para transformar la sociedad; así que somos personas "transformadas" que no son capaces de transformar las cosas que les rodea. Y es que esto parece más la visita al aparador de alguna tienda donde no me puedo llevar los artículos que están detrás del vidrio y cuando llego a casa le cuento a la gente cómo son las mercancias de esa tienda; pero ese conocimiento no cambia en nada lo que soy ni lo que hago.
Me parece que el culto debiese ser el lugar donde nos encontramos con Dios para llevarnos a Dios a nuestra vida para que transforme nuestro entorno así como transformó nuestra vida. Así como sucede cuando compramos alguna herramienta que después de llevarla a casa nos transforma la vida y la gente puede ver parte de la evidencia que dice que tenemos algo diferente; solo que en el caso de Dios somos nosotros los que se transforman en una mejor herramienta que sería capaz de transformar y mejorar la vida y el entorno de los demás.
Siempre fan de tus reflexiones
Exelente, cómo tú libro 👍
Gracias! 😊
Nada más y nada menos. Volver a casa.
Coincido totalmente con la idea del culto como desarrollo de la fe en comunidad, y también con lo terapéutico de ese espacio. Pero hasta qué punto esa vida monótona, donde todos los años escuchas las mismas palabras, del mismo pastor desde su perspectiva verticalista, con sus mismos rasgos narcisistas, obteniendo la admiración de sus discípulos, soñando algún día con tener el mismo poder que él representa, es saludable?
Me parece que resignarse a eso para estar en unidad, no tiene sentido.
Hay que buscar comunidades más sanas que eso!! 😊
Y si no existen, animarse a crearlas
Peeeeeeero que invitadazaaaaaaaaaaa😳
Deluxe
Ya quiero ver ese documental!!!! Qué bonitas ideas tiene este episodio.
Gracias colega!!
Este fue sin duda uno de mis capítulos preferidos
❤
Coincido contigo
Suelo escuchar tu contenido Lucas, muy bueno. Tuve la oportunidad de conocerlos en Chile y veo que son un lindo matrimonio.
El cultocentrismo es un tema muy interesante, me sorprende como hoy en día en las Iglesias latinoamericanas dejaron de asistir mucha gente porque piensa que un culto está limitado a un templo, cuando no es así.
Las reuniones caseras o células son los que ayudan hoy en día a crecer en la fe y son la forma en que el Señor añade los salvos hoy día de forma más efectiva.
Gracias!! Ojalá se revisen esas rutinas aprendidas
Todo lo mencionado anteriormente se relaciona directamente con el desafío de superar el cultocentrismo en nuestras comunidades de fe. El cultocentrismo se refiere a una visión en la que el culto y las prácticas litúrgicas se convierten en el centro y enfoque principal de la experiencia religiosa, relegando otras dimensiones de la vida comunitaria a un segundo plano.
La reflexión sobre las instrucciones de Pablo en 1 Corintios 11 nos invita a trascender el cultocentrismo al destacar la importancia del sentido comunitario en la cena del Señor. Pablo enfatiza que este acto no debe ser exclusivamente una experiencia individual, sino un encuentro colectivo en la presencia de Cristo, donde todos los miembros de la comunidad participan activamente.
Además, se menciona la necesidad de abordar las desigualdades sociales en la comunidad, evitando discriminar o marginar a otros por su posición social. Esto implica reconocer que el culto y las prácticas litúrgicas deben ser inclusivas, brindando igualdad de oportunidades y valorando la presencia y participación de todos los miembros, independientemente de su situación económica o social.
La reflexión sobre el sentido comunitario en la cena del Señor y la exhortación de Pablo nos lleva a cuestionar los modelos eclesiales basados en el cultocentrismo. La pandemia ha sido un recordatorio de la importancia de repensar y reconfigurar la vida comunitaria, buscando alternativas que promuevan la cercanía, el cuidado y la descentralización. Esto implica abrir nuestras casas y nuestras vidas para crear espacios litúrgicos donde todos puedan participar activamente, descentralizando el monopolio de la experiencia religiosa y fomentando una participación más integral y significativa de todos los miembros de la comunidad.
Asimismo, se destaca la importancia de cultivar vínculos profundos y significativos en la comunidad de fe más allá del culto. Esto implica reconocer que la vida comunitaria no se limita a las prácticas litúrgicas, sino que se extiende a nuestras relaciones, acciones y experiencias cotidianas. Superar el cultocentrismo implica comprender que la presencia de Dios se manifiesta en todos los aspectos de nuestra vida, no solo en el culto, y que el encuentro con lo divino se da también en nuestras interacciones y compromisos comunitarios.
En resumen, la reflexión e análisis cotidiano sobre las temáticas mencionadas nos invita a trascender el cultocentrismo, reconociendo la importancia del sentido comunitario en la experiencia religiosa, abordando las desigualdades sociales, repensando los modelos eclesiales, abriendo nuestras casas como espacios litúrgicos, cultivando vínculos profundos y reconociendo la presencia de Dios en todos los aspectos de nuestra vida. Todo esto contribuye a una experiencia de fe más integral, inclusiva y enriquecedora para todos los miembros de la comunidad.
la reflexión anterior está estrechamente relacionada con vivir en espíritu y en verdad, así como con la idea de ser íntegros y santos, tal como Dios es santo. Estos conceptos nos invitan a desarrollar una fe y una vida cristiana auténticas, comprometidas y coherentes en todos los aspectos de nuestra existencia.
Vivir en espíritu y en verdad implica ir más allá de una mera práctica externa o ritualista. Significa buscar una conexión genuina y profunda con Dios, abriendo nuestro corazón y nuestra mente a su presencia y su guía en todas las áreas de nuestra vida. No se trata solo de cumplir con rituales o asistir a cultos, sino de experimentar una relación íntima con Dios que transforme nuestra forma de pensar, actuar y relacionarnos con los demás.
Ser íntegros y santos, como Dios es santo, implica vivir de acuerdo con los valores y principios que Dios nos ha revelado en su Palabra. Es buscar la coherencia entre nuestra fe y nuestras acciones, manifestando un carácter y una conducta que reflejen la imagen de Dios en nosotros. Esto implica actuar con justicia, amor, perdón, humildad y compasión en todas nuestras interacciones y decisiones diarias.
La reflexión nos desafía a trascender el cultocentrismo y reconocer que vivir en espíritu y en verdad, siendo íntegros y santos, no se limita a nuestras experiencias religiosas formales, sino que abarca todas las dimensiones de nuestra existencia. Esto implica llevar la fe a nuestras relaciones familiares, laborales, sociales y comunitarias, ejerciendo una influencia positiva y transformadora en el mundo que nos rodea.
Al vivir en espíritu y en verdad, siendo íntegros y santos, nos convertimos en testigos auténticos del amor y la gracia de Dios. Nuestra vida se convierte en un testimonio vivo de su presencia y poder, y nuestras acciones reflejan su carácter y propósito en el mundo. Nos convertimos en agentes de cambio, promoviendo la justicia, la reconciliación y el bienestar de todos, y buscando la manifestación del Reino de Dios en la Tierra.
En resumen, ampliando la reflexión, vivir en espíritu y en verdad, siendo íntegros y santos, implica una entrega total a Dios y una búsqueda constante de su voluntad en todas las áreas de nuestra vida. Nos desafía a trascender el cultocentrismo y llevar la fe más allá de las prácticas religiosas formales, manifestando el amor de Dios en nuestras relaciones y acciones diarias. Al hacerlo, nos convertimos en instrumentos de transformación y en testimonios vivientes de la presencia de Dios en el mundo.
excelente el tema, estaba tratando de conseguir el documental pero no me permite en la pagina oficial conseguirlo, que posibilidades hay de acceder a el en linea o de que manera, para poder apreciarlo aca en Costa Rica
Hola! De momento la página está caída. Pero en breve tendremos otra plataforma. En nuestras redes avisaremos
Dónde podemos encontrar la película...???
www.mowies.com/my-mowies/gustoaalmendra/el-culto-un-retrato-de-reuniones-evangelicas/uNDpjAdq8z
! La FE de Cristo igual ala fe del mundo???
Claro que no.
Hola, recién escucho que existe esta película, estoy intendando alquilarla y me dice que no esta disponible, donde puedo verla?
Como hacemos para ver la película completa
Aun está en etapa de circulación por festivales. Quedate atento y vamos a ir contando
Sabiduría de Dios y sabiduría del mundo son lo mismo o igual??
Claro que no.
Dónde puedo encontrar la primer temporada?
Acá están todos los capítulos:
ruclips.net/video/qnod8f_x1m4/видео.html
Donde consigo tu libro?
Acá podés buscar tu país: www.editorialhccp.com/9788482677019/cristianismo-y-posmodernidad/
Que pena ¿Dónde puedo ver el documental?
El documental tiene su Avant-Premiere este fin de semana en Córdoba, Argentina. A futuro iremos comunicando las plataformas de distribución
Se menciona que la película aborda el culto en cuatro iglesias de distintas tradiciones en la ciudad de Córdoba, Argentina. Estas tradiciones incluyen la iglesia metodista, la iglesia carismática neopentecostal, la iglesia de la tradición emergente y la iglesia de hermanos libres.
Rutina y sentido del culto: Se reflexiona sobre la rutina del culto y la falta de comprensión del sentido y propósito del mismo. Se menciona la necesidad de ir más allá de la repetición y explorar el sentido teológico y terapéutico del culto.
Fundamentos teológicos del culto: Se mencionan tres funciones del culto desde una lectura teológica: como historia de la salvación, como epifanía de la comunidad y como anuncio y denuncia. También se destaca el rol terapéutico del culto en la introspección, reflexión y elaboración del mundo interior.
Rol terapéutico del culto: Se resalta la importancia del culto en la elaboración de la identidad y propósito, así como en la confesión y la conexión con el mundo interior. Se hace referencia a un fragmento de la película que muestra cómo el culto puede tener un efecto terapéutico en la vida de las personas.
Importancia de la reflexión y exploración: Se plantea el desafío de ir más allá de posturas extremas y explorar las riquezas y aspectos terapéuticos del culto. Se destaca la necesidad de discernimiento y profundización en la comprensión del culto.
Contexto sociocultural: Se menciona la importancia de considerar el contexto sociocultural en el que se desarrolla el culto y cómo este influye en su expresión y práctica.
El espacio de culto y la experiencia religiosa: El espacio de culto se presenta como un horizonte de posibilidades donde se puede elaborar el deseo de transformación de la realidad y salir del estado de la realidad cotidiana. A través de las experiencias religiosas, se busca trascender la lógica racional y adentrarse en lo simbólico y lo divino.
El cuerpo y la interpretación de lo divino: Se destaca la importancia de los cuerpos como espacios de interpretación de lo divino. Se menciona la representación no verbal y la afirmación de los cuerpos como parte del cuerpo de Cristo. Diferentes tradiciones religiosas enfatizan de manera distinta la relación entre la experiencia espiritual y el lenguaje.
El misterio y el silencio ante lo divino: Se reflexiona sobre el encuentro con lo divino que trasciende la capacidad racional y discursiva. Se hace referencia a la necesidad de silencio y a la palabra "misterio" derivada de "silencio". Se reconoce que hay algo que trasciende las palabras y que provoca un sentimiento profundo.
La liturgia como obra del pueblo: Se destaca el significado etimológico de la palabra "liturgia" como "obra del pueblo". Se plantea la importancia de repensar y renovar las formas litúrgicas, así como la relación entre el culto y la vida cotidiana.
La disociación entre el culto y la vida cotidiana: Se critica la disociación que a veces se establece entre el culto y la vida real. Se mencionan ejemplos como adoptar tonadas o vestimentas distintas en el culto, lo cual puede generar una separación entre lo sagrado y lo secular.
La integralidad entre la vida cotidiana y el culto: Se plantea la necesidad de superar la dicotomía entre lo sagrado y lo secular, y se destaca la importancia de la continuidad y la integralidad entre la vida cotidiana y el culto. Se menciona la relación entre la vida y el espacio litúrgico, donde se cruzan lo humano y lo divino.
El culto como espacio teológico: Se plantea al culto como el lugar teológico por excelencia, donde se pone en tensión la vida y la muerte, y se interpreta la relación de Dios con la humanidad. Se destaca la importancia de entender el culto como un espacio integral y de encuentro entre lo humano y lo divino.
El culto como reconciliación y encuentro comunitario: Se menciona la importancia del culto como un espacio donde se rompen barreras y hostilidades, y se experimenta la reconciliación entre las personas. Se destaca la importancia de encontrarse con otros en la comunidad y con Dios.
Retroalimentación entre el culto y la vida cotidiana: Se plantea la necesidad de que el culto retroalimente y vitalice la vida cotidiana, y viceversa. Se mencionan los elementos de la palabra de Dios y la cena del Señor como puntos de encuentro entre lo sagrado y lo cotidiano.
Instrucciones de Pablo en 1 Corintios 11: Se destaca la importancia de discernir el cuerpo de Cristo en el contexto de la cena del Señor. Pablo instruye a los corintios sobre la necesidad de entender la dimensión comunitaria de este acto y no menospreciar ni excluir a ningún miembro de la comunidad.
Sentido comunitario en la cena del Señor: Se resalta que la cena del Señor tiene un fuerte aspecto comunitario, donde todos los miembros se reúnen para compartir el pan y el vino. No se trata solo de una experiencia individual, sino de un encuentro y participación conjunta en la presencia de Cristo.
Desigualdades sociales en la comunidad: Se menciona la realidad de las desigualdades económicas en la comunidad de Corinto, donde algunos llegaban antes que otros a la cena del Señor. Esto lleva a reflexionar sobre la importancia de no discriminar ni marginar a nadie por su posición social, promoviendo la igualdad y la inclusión en la vida comunitaria.
La exhortación de Pablo como centrada en la comunidad: Se destaca que la exhortación de Pablo en 1 Corintios 11 se centra en corregir las actitudes de la comunidad en relación a la cena del Señor. Su objetivo es promover el discernimiento del cuerpo de Cristo en el contexto de la comunidad de creyentes.
Aprendizajes sobre la comunidad: Se plantea la pregunta de qué podemos aprender hoy en nuestras comunidades en relación al énfasis comunitario. Se destaca la importancia de esperar a los hermanos y hermanas, valorar la presencia de todos, no dar por sentado nuestra fe individualmente y cultivar la atención y el cuidado mutuo.
La pandemia como reveladora de crisis en modelos eclesiales: Se señala que la pandemia evidenció las crisis en modelos eclesiales que se basaban principalmente en la experiencia culto-céntrica. Esto lleva a la necesidad de repensar y reconfigurar la vida comunitaria, buscando alternativas que promuevan la cercanía, el cuidado y la descentralización.
La casa como espacio litúrgico: Se plantea la idea de recuperar la dimensión doméstica o hogareña de la fe, donde el espacio de la casa se convierte en un espacio litúrgico abierto y acogedor. Se propone abrir las puertas de nuestras casas para compartir la cena del Señor, la palabra y la comunidad, descentralizando el monopolio de la experiencia religiosa.
Vínculos profundos en la comunidad: Se destaca la importancia de cultivar vínculos profundos y significativos en la comunidad de fe, más allá de la experiencia del culto. La pandemia evidenció la necesidad de tener una vida comunitaria sólida para enfrentar los desafíos y apoyarse mutuamente.
Desafíos de la experiencia cristiana en la pandemia y post pandemia: Se plantea la necesidad de repensar los modos de reunión, la circulación de la palabra, la forma de cantar y las decisiones comunitarias en un contexto de pandemia y post pandemia. Se requiere adaptarse y encontrar nuevas formas de vivir y expresar la fe en comunidad.
Presencia de Dios en la comunidad: Se subraya la importancia de reconocer la presencia de Dios en las vidas, las familias y los grupos comunitarios. Compartir lo recibido de Dios y la buena noticia con aquellos que nos rodean se vuelve fundamental para fortalecer y expandir la experiencia comunitaria.
Estos puntos clave nos invitan a reflexionar sobre la importancia de vivir una fe comunitaria centrada en la presencia de Cristo, valorando la igualdad, la inclusión, la atención mutua y la apertura hacia los demás. La pandemia ha revelado la necesidad de repensar y adaptar nuestros modelos eclesiales, buscando nuevas formas de encuentro y comunión en un contexto cambiante.
La rutina del culto y el sentido que le atribuimos son aspectos fundamentales para reflexionar y analizar en nuestra vida cotidiana. En ocasiones, podemos caer en la repetición mecánica de los rituales sin profundizar en su significado y propósito, lo cual puede llevarnos a experimentar un vacío o falta de conexión con lo que estamos viviendo.
Es necesario ir más allá de la superficie y explorar el sentido teológico y terapéutico del culto. Desde una perspectiva teológica, el culto se convierte en una historia de la salvación, en un encuentro con Dios que nos permite recordar y participar de su obra redentora en la historia. Asimismo, el culto se convierte en una epifanía de la comunidad, un momento en el que la presencia de Dios se manifiesta en medio de nosotros y nos conecta como hermanos y hermanas en la fe. Por último, el culto se vuelve un espacio de anuncio y denuncia, donde se proclama la buena noticia y se confrontan las realidades injustas y opresivas de nuestro mundo.
Además de estos fundamentos teológicos, es importante destacar el rol terapéutico del culto en nuestra vida cotidiana. El culto nos brinda la oportunidad de realizar una introspección profunda, de reflexionar sobre nuestra identidad y propósito en la vida. A través de la confesión y la conexión con nuestro mundo interior, el culto nos invita a examinar nuestras acciones, pensamientos y emociones, y nos ayuda en el proceso de sanación y crecimiento personal.
Un ejemplo que ilustra el efecto terapéutico del culto se encuentra en una escena de una película, donde se muestra cómo una persona experimenta una transformación profunda durante un momento de adoración. En ese instante, se percibe una conexión espiritual que trasciende las palabras y permite un encuentro íntimo con lo divino. Esta experiencia terapéutica le proporciona claridad, paz y una nueva perspectiva sobre su vida y sus circunstancias.
En nuestra vida cotidiana, es esencial reflexionar sobre la rutina del culto y el sentido que le atribuimos. ¿Estamos simplemente siguiendo un patrón repetitivo, o nos estamos sumergiendo en la profundidad teológica y terapéutica que el culto puede ofrecer? ¿Nos permite conectar con nuestra historia de salvación, con la comunidad y con nosotros mismos? ¿Experimentamos una transformación interior que nos impulsa a vivir de manera más auténtica y comprometida?
Recordemos que el culto no debería limitarse a un evento aislado en nuestras vidas, sino que debería permear nuestra existencia diaria. Al integrar el sentido y propósito del culto en nuestra cotidianidad, podremos experimentar un mayor crecimiento espiritual, una mayor conciencia de nosotros mismos y una conexión más profunda con lo divino. Así, el culto se convierte en una herramienta terapéutica que nos guía en nuestro camino de fe y nos ayuda a vivir una vida más plena y significativa.
En ocasiones, podemos caer en posturas extremas, ya sea adoptando una actitud rutinaria y carente de sentido, o rechazando por completo la práctica del culto debido a prejuicios o desilusiones pasadas. Sin embargo, es importante reconocer el desafío de ir más allá de estas posturas y adentrarnos en la riqueza y los aspectos terapéuticos que el culto puede ofrecer.
La reflexión nos invita a cuestionar nuestras propias concepciones y a explorar nuevas perspectivas. No debemos conformarnos con una visión superficial o limitada del culto, sino que debemos buscar el discernimiento y la profundización en su comprensión. Esto implica estar abiertos a aprender, a escuchar diferentes voces y a desafiar nuestros propios preconceptos. La exploración nos permite descubrir las múltiples capas de significado y las dimensiones terapéuticas que el culto puede tener en nuestras vidas.
Es importante reconocer que el culto no se desarrolla en un vacío, sino que está arraigado en un contexto sociocultural. Este contexto influye en la expresión y la práctica del culto, ya sea a través de las tradiciones, los valores y las dinámicas sociales que se ven reflejados en la comunidad de fe. Por lo tanto, es fundamental considerar y comprender este contexto para apreciar plenamente la experiencia del culto.
El contexto sociocultural puede influir en la forma en que se estructura el culto, en los rituales y símbolos utilizados, así como en la música, el lenguaje y las prácticas comunitarias. Al comprender estas influencias, podemos apreciar la diversidad y la riqueza de las expresiones cultuales en diferentes contextos y enriquecer nuestra propia experiencia del culto.
Sin embargo, también es importante tener en cuenta que el contexto sociocultural no debe ser una limitación para la experiencia del culto. Aunque estemos inmersos en una sociedad con determinadas normas y valores, el culto puede ser un espacio de resistencia y transformación, donde se desafían las injusticias y se busca la reconciliación y la justicia. De esta manera, el culto adquiere un carácter profético y se convierte en una herramienta para transformar tanto nuestras vidas como la sociedad en la que vivimos.
En nuestra vida cotidiana, es esencial cultivar una actitud reflexiva y exploratoria hacia el culto. Debemos ser conscientes de nuestras propias posturas y prejuicios, y estar dispuestos a trascenderlos en busca de una comprensión más profunda. Además, debemos reconocer y valorar el contexto sociocultural en el que nos encontramos, reconociendo tanto sus influencias como las posibilidades de transformación que el culto puede ofrecer.
Al hacerlo, abrimos la puerta a una experiencia del culto más auténtica y significativa, enriquecida por la reflexión, la exploración y la sensibilidad hacia nuestro entorno. El culto se convierte en un espacio de encuentro con lo divino, de sanación y transformación personal, y de compromiso con la justicia y la reconciliación en nuestro mundo.
El espacio de culto y la experiencia religiosa nos brindan un horizonte de posibilidades donde podemos elaborar nuestro deseo de transformación de la realidad. En medio de la rutina y lo cotidiano, el espacio de culto se presenta como un lugar donde podemos salir de nuestro estado habitual y adentrarnos en una experiencia más profunda. A través de las prácticas religiosas y las vivencias espirituales, buscamos trascender la lógica racional y explorar lo simbólico y lo divino.
Es interesante destacar la importancia de nuestros cuerpos como espacios de interpretación de lo divino. En la experiencia religiosa, no solo nos expresamos a través de palabras y gestos conscientes, sino también a través de representaciones no verbales. Nuestros cuerpos son afirmados como parte del cuerpo de Cristo y adquieren un papel fundamental en la interpretación y la vivencia de lo sagrado. Diferentes tradiciones religiosas enfatizan de manera distinta la relación entre la experiencia espiritual y el lenguaje, reconociendo que hay una dimensión que trasciende las palabras y que se comunica a través de un sentimiento profundo.
En este encuentro con lo divino, nos encontramos con el misterio, algo que supera nuestra capacidad racional y discursiva. El misterio nos invita a reconocer que hay algo más allá de lo que podemos comprender y explicar con palabras. En este sentido, el silencio adquiere un significado importante. La palabra "misterio" tiene su raíz en la palabra "silencio", lo cual nos invita a la necesidad de abrirnos al silencio interior y escuchar lo que va más allá de las palabras.
La liturgia, entendida como "obra del pueblo", nos desafía a repensar y renovar las formas y expresiones del culto. Es un llamado a la participación activa de todos los miembros de la comunidad, reconociendo que el culto no es solo responsabilidad de algunos líderes o especialistas, sino de toda la comunidad de fe. Además, es importante reflexionar sobre la relación entre el culto y la vida cotidiana, evitando la disociación que a veces se establece. Adoptar tonadas o vestimentas diferentes en el culto puede generar una separación entre lo sagrado y lo secular, cuando en realidad deberíamos buscar la integralidad entre ambas esferas de nuestra vida.
El culto debe ser un espacio teológico por excelencia, donde se ponga en tensión la vida y la muerte, y donde se interprete la relación de Dios con la humanidad. Es un lugar donde se entrelazan las dimensiones humanas y divinas, y donde podemos reflexionar sobre el significado más profundo de nuestra existencia. Asimismo, el culto debe ser un espacio de reconciliación y encuentro comunitario. Es un lugar donde se rompen barreras y hostilidades, y donde experimentamos la reconciliación tanto con otros miembros de la comunidad como con Dios.
Es esencial que exista una retroalimentación constante entre el culto y la vida cotidiana. El culto debe nutrir y vitalizar nuestra vida diaria, y a su vez, nuestra experiencia cotidiana debe enriquecer y dar sentido a nuestras prácticas cultuales. La palabra de Dios y la cena del Señor son puntos de encuentro donde lo sagrado y lo cotidiano se entrelazan, recordándonos la importancia de vivir nuestra fe de manera coherente en todas las áreas de nuestra vida.
En última instancia, la reflexión introspectiva y el análisis cotidiano del culto nos invitan a explorar y comprender más profundamente estos aspectos. Nos desafían a superar las limitaciones y las separaciones artificiales, y a buscar una experiencia de culto que sea integral, transformadora y en constante diálogo con nuestra vida cotidiana. Solo cuando logremos integrar plenamente nuestra fe y nuestras prácticas cultuales con nuestra realidad diaria, podremos experimentar la plenitud y la riqueza que el culto puede brindarnos.
Lo veo como un show solamente para entretener a la gente y hacerse ver... Nada tiene que ver con lo puramente Santo y ese momento de reflexión en la presencia de Dios... algo totalmente personal y con la reverencia que se merece estar en la presencia de Dios...
esta bueno el tema pero ella repite mucho "tal cual".