Lección 354 Cristo y yo nos encontramos unidos en paz y seguros de nuestro propósito. Su Creador mora en Él, Tal como Él mora en mí.
Comentario de Sarah: No nos conocemos a nosotros mismos como el Cristo que está en certeza y propósito “más allá del alcance del tiempo y libre de toda ley, salvo de la Tuya,” (L.354.1.1) con “ningún otro ser que el Cristo que vive en mí.” (L.354.1.2) Ninguna ley de este mundo nos ata, ni ninguna regla que hayamos inventado sobre lo que está bien y lo que está mal. No nos detiene nada excepto nuestra propia mente pensante que nos mantiene invertidos en asuntos, preocupaciones e inquietudes de este mundo. ¿Por qué no nos conocemos a nosotros mismos como el Cristo? ¿Por qué, después de hacer todas estas Lecciones, podemos seguir sintiéndonos tan atrapados en juicios y ataques y sentirnos tan atados por nuestras circunstancias? Todas nos parecen tan reales. Sin embargo, cada vez que soltamos un pensamiento, una opinión o la necesidad de tener razón, y cada vez que nos alejamos de la locura y nos reímos de ella, nuestro aferramiento a la realidad, tal como creemos que es, se debilita. De hecho, en ese momento, nos liberamos de “toda ley excepto la Tuya.” (L.354.1.1)
Como he dicho antes, no somos arrojados al Cielo. Mientras sigamos apegados al yo individual, a lo especial y al mundo, el proceso, en su mayor parte, se deshace tan rápida o lentamente como estemos dispuestos. Vamos tan rápido o tan despacio como nuestro miedo nos lo permita. Tenemos el poder de elegir y esa elección depende de nuestra disposición a dejar ir nuestro sufrimiento. Primero debemos reconocer que nuestros apegos siguen causándonos dolor. Hasta que no lo hagamos, seguiremos aferrados a este mundo y al yo personal.
Todo es cuestión de elección. El Hijo de Dios hizo la elección inicial por el ego y por la separación del amor de Dios. Esta elección, hecha en la mente, fue entonces proyectada y resultó en la fabricación del mundo del tiempo, el espacio y los cuerpos. La descripción de Ken Wapnick en el video The Unconscious Mind (La mente inconsciente) es brillante y muy recomendable para comprender a fondo cómo surgió todo esto. Describe cómo elegimos crear esta identidad del yo separado, aparentemente alejado de Dios. Esta imagen sustituyó a la conciencia del Ser Crístico que somos. En verdad, nada cambió, ya que nada que podamos hacer puede cambiar la creación de Dios, pero desde que elegimos la identidad separada que pensamos que somos, ahora nos vemos a nosotros mismos como cuerpos con personalidades únicas, viviendo en un mundo que Jesús nos dice que no existe, excepto en nuestra imaginación. Jesús quiere que veamos lo infelices que somos con las adaptaciones que hemos hecho a este mundo. Dice que hemos aprendido demasiado las lecciones del ego, y por eso nuestras reacciones a todo en este mundo parecen tan instantáneas. Parecen respuestas automáticas a las situaciones o acontecimientos de nuestra vida. Sin embargo, ni siquiera esos acontecimientos son aleatorios. Están perfectamente orquestados en nuestro guión para deshacer el yo que creemos ser.
“Nadie que entienda lo que tú has aprendido, con cuánto esmero lo aprendiste, y los sacrificios que llevaste a cabo para practicar y repetir las lecciones una y otra vez, en toda forma concebible, podría jamás dudar del poder de tu capacidad para aprender. No hay un poder más grande en todo el mundo. El mundo se construyó mediante él, y aún ahora no depende de nada más. Las lecciones que te enseñaste a ti mismo las aprendiste con tanto esmero y se encuentran tan arraigadas en ti que se alzan como pesadas cortinas para nublar lo simple y lo obvio. No digas que no puedes aprender. Pues tu capacidad para aprender es tan grande que te ha enseñado cosas tan difíciles como que tu voluntad no es tu voluntad, que tus pensamientos no te pertenecen, e incluso, que no eres quien eres.” (T.31.I.3.1-6) (ACIM OE T.31.I.3)
Nuestro sobreaprendizaje ha sido tan eficaz que ahora las Lecciones sencillas de este Curso nos parecen muy difíciles. ¿Cuáles son estas Lecciones sencillas? “¿Cuán difícil puede ser reconocer que lo falso no puede ser verdad, y que lo que es verdad no puede ser falso?” (T.31.I.1.7) (ACIM OE T.31.I.1) Jesús nos pregunta ¿por qué es tan difícil? La razón es que hemos sobreaprendido las complejidades de vivir en este mundo con una miríada de nombres distintos para las cosas y miles de reglas que hemos adoptado para guiar nuestras vidas. Nuestras mentes han sido condicionadas tan profundamente que se necesita mucho desaprender y deshacer para obtener la simplicidad de la Lección de que lo que es falso no puede ser verdad. Aunque las Lecciones del Libro de Ejercicios son realmente sencillas, no nos lo parecen y, aunque veamos su sencillez, no nos parece fácil aplicarlas a lo largo del día. Luchamos con ellas porque estamos muy identificados con el yo separado y con este mundo al que nos aferramos. Hasta que no veamos que nuestro camino no trae felicidad ni paz, sino sólo más sufrimiento, seguiremos resistiéndonos a su sencillo mensaje.
Las aparentes realidades de este mundo nos resultan muy convincentes. ¿Por qué? Son convincentes porque los ojos, los oídos y todos nuestros sentidos fueron creados por el ego para hacer un buen trabajo convenciéndonos de la solidez de este mundo y de la realidad de los cuerpos. Sin embargo, la forma en que nos hemos definido a nosotros mismos y a nuestras vidas no es la verdad. Según el Curso, sólo soy una figura onírica en un sueño que estoy soñando. Cuando salgo de este sueño, puedo sonreír con tranquila diversión por haber pensado alguna vez que algo de esto era real. Poco a poco, empezamos a darnos cuenta de que lo estamos soñando todo, y de que la historia que nos contamos sobre nuestras vidas ya terminó hace mucho tiempo. Miramos hacia atrás en un viaje que ya ha terminado. De hecho, nunca lo fue. Ahora mismo, no puedo concebir que esto sea así. Estoy despertando lentamente de la oscuridad de mi pensamiento equivocado y de un pasado en el que me sentía totalmente a merced del mundo y de los acontecimientos que parecían sucederme. Pero ahora me doy cuenta cada vez más de que todo son alucinaciones mías. Ahora veo que “Las pruebas por las que pasas no son más que lecciones que aún no has aprendido que vuelven a presentarse de nuevo a fin de que donde antes hiciste una elección errónea, puedas ahora hacer una mejor y escaparte así del dolor que te ocasionó lo que elegiste previamente.” (T.31.VIII.3.1) (ACIM OE T.31.VIII.87) ¿Qué tan hermoso es eso? Todo lo que aparece nos brinda otra oportunidad de experimentar el instante santo en lugar de seguir sufriendo. En esa elección, podemos ahorrar miles de años. Hay una fuerza invisible que actúa a través de todos nosotros, de modo que cuando elegimos la paz, donde antes elegíamos el juicio, somos elevados momentáneamente fuera del tiempo y del espacio. ¿Cómo lo sé? Lo sé porque cada vez que cambio de mentalidad sobre el camino que el ego quiere que siga y en su lugar elijo la respuesta del Espíritu Santo de perdón y liberación, surgen milagros y me muestran que lo que yo pensaba que era la realidad no lo es. En lugar de angustia, ahora hay una dulce liberación.
Recuerdo haber escuchado una entrevista a Christopher Plummer, quien dijo que la razón por la que él y su esposa duraron 42 años de casados, después de varias relaciones anteriores de corta duración por su lado, es porque, cuando tenían una pelea seria y a gritos, ambos terminaban en el suelo, revolcándose de risa. Lo que veían era el drama y lo bien que interpretaban sus guiones enfadados. Cuando vieron lo bien que representaban esos papeles, no pudieron hacer otra cosa que reírse de sus actuaciones en la academia. Cuando hay un problema al que nos aferramos, es porque nos hemos olvidado de reírnos de las payasadas del ego. Nos lo tomamos todo muy en serio. Es sólo una obra de teatro, y representamos nuestro papel con tanta seriedad hasta que podemos ver el sinsentido que supone y reconocer que lo que hemos hecho es todo falso. Luchamos por tener razón, pero nunca la tenemos. Intentamos mantener intacta la imagen de nosotros mismos.
📘 *LECCIÓN 354* *Cristo y yo nos encontramos unidos en paz y seguros de nuestro propósito. Su Creador mora en Él, tal como Él mora en mí.* 1. _Mi unidad con el Cristo me establece como Tu Hijo, más allá del alcance del tiempo y libre de toda ley, salvo de las Tuyas. No tengo otro ser que el Cristo que vive en mí. No tengo otro propósito que el Suyo. Y Él es como Su Padre. Por lo tanto, no puedo sino ser uno Contigo, así como con Él. Pues ¿quién es Cristo sino Tu Hijo tal como lo creaste? ¿Y qué soy yo sino el Cristo en mí?_ ✨
Continuación Reflexión L354... Parece que hay otros en nuestro sueño que están en sus cuerpos separados y que toman sus propias decisiones, a veces aparentemente en detrimento nuestro. Y sí, esto provoca resentimientos, en los que nos sentimos como si estuviéramos a su merced. Yo experimento dolor y sufrimiento cuando creo esto y tengo sueños de represalias. Cuando actúo según esos sueños, traigo más culpa a mi mente y ciertamente más miedo, pero puedo sonreír ante la tontería de todo ello cuando salgo del sueño. Siempre que elijo otro camino y suelto el sueño de la represalia, experimento la paz que hay detrás de cada problema, esperando mi aceptación. Así, reconozco que Cristo y yo realmente estamos juntos en la certeza del propósito.
Con cada elección que hago para sanar, descubro que el mundo se convierte en un sueño más feliz. Tenemos demasiado miedo de despertar a Dios en un gran episodio. Su Amor nos ha dado al Espíritu Santo, que nos llama suavemente a despertar a un sueño más feliz en el que nuestro miedo se reduce hasta el punto en que estamos preparados para dar el siguiente paso. Al hacerlo, subimos por la misma escalera que usamos para descender a la oscuridad de este mundo. En realidad, por supuesto, seguimos estando en casa en Dios; pero mientras creemos en la separación, tememos las represalias de Dios. Somos como el hijo que cree que ha vaciado la cuenta bancaria de su padre y se ha escapado y ha despilfarrado su dinero y ahora tiene miedo de volver a casa. Creyendo esto, por supuesto, no sólo tenemos miedo del castigo de Dios, sino que sentimos profundos sentimientos de culpa e indignidad. Creemos que hemos cambiado nuestra naturaleza prístina y que nunca podremos volver a experimentar la hermosa pureza de nuestra inocencia. Sin embargo, anhelamos ese estado. Pensamos que llega a través de la muerte, pero nada llega a través de la muerte. Sólo llega a través del perdón.
La historia de la culpa no es algo que experimentemos a nivel consciente. Está en la mente y explica nuestro sentimiento subyacente de que hemos hecho algo mal y de que hay algo profundamente equivocado en nosotros. Por mucho que intentemos encontrar nuestro lugar en este mundo, nunca podremos hacerlo bien. Hemos inventado historias sobre el origen de nuestro malestar, culpando a nuestros padres, profesores, jefes, cónyuges, gérmenes, políticos, nuestras vidas pasadas y nuestros genes. Sin embargo, lo hemos montado así para tener algo fuera de nosotros a quien culpar de nuestro malestar. Necesitamos a esas personas y situaciones como receptáculos de nuestra culpa. Si no los tuviéramos, tendríamos que responsabilizarnos de la culpa de la separación, y eso parece demasiado grande. Entonces tendríamos que responsabilizarnos de todo y reconocer que atacamos y odiamos ¡simplemente porque queremos! Ya no podríamos responsabilizar a nadie de que seamos como somos. Nuestra curación consiste, pues, en reclamar la responsabilidad de todo lo que parece sucedernos. Al hacerlo, tenemos una poderosa oportunidad de sanación, ya que ahora podemos ver que ya no somos víctimas a merced de un mundo poderoso. Nosotros somos los poderosos. El mundo no lo es.
Cristo es el Ser que comparte Su propósito con Su Creador. Comparte Todo Lo Que Es con Todo---un reflejo de la primera lección del Espíritu Santo, “Para poder tener, da todo a todos” (T.6.V.A) (ACIM OE T.6.V.a) Así, vemos el Ser que somos en todos los que miramos. No hay separación. Somos como partes rotas de un cuadro completo, que parecen estar separadas unas de otras, pero el cuadro completo es lo que somos. Cada pieza rota contiene el todo, como una imagen holográfica. De hecho, el mundo entero es esta imagen holográfica en la que no ocurre nada real. “¿Qué pasaría si reconocieses que este mundo es tan sólo una alucinación? ¿O si realmente entendieses que fuiste tú quien lo inventó? ¿Y qué pasaría si te dieses cuenta de que los que parecen deambular por él, para pecar y morir, atacar, asesinar y destruirse a sí mismos son totalmente irreales? ¿Podrías tener fe en lo que ves si aceptases esto? ¿Y lo verías?” (T.20.VIII.7.3-7) (ACIM OE T.20.IX.73)
Ahora estamos dando pequeños pasos hacia atrás en la escalera de la separación, perdonando lo que no es cierto. Es la manera de salir del ciclo de pecado, culpa y miedo. El verdadero perdón requiere que comprendamos que lo que hizo nuestro hermano no ha sucedido realmente porque no existe el mundo. Todo es un sueño. Lo que esto requiere es que miremos con honestidad y valentía nuestros dramas, nuestros roles, nuestros resentimientos y nuestros juicios. Tenemos que vigilar constantemente nuestra mente en busca de sentimientos de envidia, comparaciones con los demás, celos, preocupaciones, orgullo, especialismo y ataques de cualquier tipo. Debemos estar dispuestos a traer estos puntos oscuros de dolor y angustia al Espíritu Santo. El Espíritu Santo está en la mente y silenciosamente espera nuestra aceptación de la verdad. Él es la Verdad. Él es la Respuesta que nos fue dada en el momento en que hicimos la elección por el ego.
“En toda dificultad, disgusto o confusión Cristo te llama y te dice con ternura: "Hermano mío, elige de nuevo". Él no dejará sin sanar ninguna fuente de dolor, ni dejará en tu mente ninguna imagen que pueda ocultar a la verdad. Él te liberará de toda miseria a ti a quien Dios creó como un altar a la dicha. No te dejará desconsolado, ni solo en sueños infernales, sino que liberará a tu mente de todo lo que te impide ver Su faz. Su santidad es la tuya porque Él es el único Poder que es real en ti. Su fortaleza es la tuya porque Él es el Ser que Dios creó como Su único Hijo.” (T.31.VIII.3.2-7) (ACIM OE T.31.VIII.87) Lo que se dice aquí es que podemos apartarnos de la verdad de lo que somos como Cristo, pero Cristo nunca se apartará de nosotros. Somos un Ser, unidos con nuestro Creador, pensando que somos otra cosa que ha sido hecha por las influencias de nuestras vidas.
“Las imágenes que fabricas no pueden prevalecer contra lo que Dios Mismo quiere que seas. Por lo tanto, jamás tengas miedo de la tentación, sino reconócela como lo que es: una oportunidad más para elegir de nuevo y dejar que la fortaleza de Cristo impere en toda circunstancia y lugar donde antes habías erigido una imagen de ti mismo. Pues lo que parece ocultar a la faz de Cristo es impotente ante Su majestad y desaparece ante Su santa presencia. Los salvadores del mundo, que ven tal como Él ve, son sencillamente los que eligen la fortaleza de Cristo en lugar de su propia debilidad, la cual se ve como algo aparte de Él. Ellos redimirán al mundo, pues están unidos en el poder de la Voluntad de Dios. Y lo que ellos disponen no es sino lo que Él dispone.” (T.31.VIII.4.1-6) (ACIM OE T.31.VIII.88)
Hoy, cada vez que nos sintamos tentados a tirar por la borda nuestra paz eligiendo el juicio, la ira, la irritación o la frustración, podemos detenernos y recordar que aquello a lo que estamos respondiendo es falso. Todo el mundo nos está ofreciendo simplemente otra oportunidad de mirar a los lugares no sanados de nuestra mente. Podemos, por lo tanto, estar agradecidos por aquellos que nos traen estas lecciones, ya que sin ellos, ¿cómo aprenderíamos dónde necesitamos sanación? Sin ellos, ¿cómo veríamos el odio a nosotros mismos que hemos sellado a nuestra conciencia? No podemos hacerlo solos. Necesitamos a nuestros hermanos y hermanas para poder ver dónde hay todavía bolsas de odio hacia nosotros mismos. Ellos son nuestros poderosos compañeros, que han sido elegidos para colaborar con nosotros en nuestro viaje juntos a casa. No hay accidentes en cuanto a quién está en tu vida para este propósito. Todo está perfectamente orquestado para tu sanación y despertar. Hoy, elijo un día de alegría, inspiración y gracia para que pueda ser guiada de los pensamientos de muerte y destrucción a los pensamientos de amor.
Muy agradecida por grabar cada una d las lecciones, me ayudan a enfocarme cada dia❤ Puedes ponerle un poco de más volumen, tengo problemas de audición y aveces tienen el volumen muy bajo!! Muy agradecida 🙏🏻🙏🏻🙏🏻
Gracias!!! Me encanto la frase” las payasadas del ego!!! La voy a aplicar casa vez que me quiera hacer la “víctima” Bendiciones Sara y Carolina!!!🙌🏼🙏🏼🥰😊
Lección 354
Cristo y yo nos encontramos unidos en paz y
seguros de nuestro propósito. Su Creador mora en Él,
Tal como Él mora en mí.
Comentario de Sarah:
No nos conocemos a nosotros mismos como el Cristo que está en certeza y propósito “más allá del alcance del tiempo y libre de toda ley, salvo de la Tuya,” (L.354.1.1) con “ningún otro ser que el Cristo que vive en mí.” (L.354.1.2) Ninguna ley de este mundo nos ata, ni ninguna regla que hayamos inventado sobre lo que está bien y lo que está mal. No nos detiene nada excepto nuestra propia mente pensante que nos mantiene invertidos en asuntos, preocupaciones e inquietudes de este mundo. ¿Por qué no nos conocemos a nosotros mismos como el Cristo? ¿Por qué, después de hacer todas estas Lecciones, podemos seguir sintiéndonos tan atrapados en juicios y ataques y sentirnos tan atados por nuestras circunstancias? Todas nos parecen tan reales. Sin embargo, cada vez que soltamos un pensamiento, una opinión o la necesidad de tener razón, y cada vez que nos alejamos de la locura y nos reímos de ella, nuestro aferramiento a la realidad, tal como creemos que es, se debilita. De hecho, en ese momento, nos liberamos de “toda ley excepto la Tuya.” (L.354.1.1)
Como he dicho antes, no somos arrojados al Cielo. Mientras sigamos apegados al yo individual, a lo especial y al mundo, el proceso, en su mayor parte, se deshace tan rápida o lentamente como estemos dispuestos. Vamos tan rápido o tan despacio como nuestro miedo nos lo permita. Tenemos el poder de elegir y esa elección depende de nuestra disposición a dejar ir nuestro sufrimiento. Primero debemos reconocer que nuestros apegos siguen causándonos dolor. Hasta que no lo hagamos, seguiremos aferrados a este mundo y al yo personal.
Todo es cuestión de elección. El Hijo de Dios hizo la elección inicial por el ego y por la separación del amor de Dios. Esta elección, hecha en la mente, fue entonces proyectada y resultó en la fabricación del mundo del tiempo, el espacio y los cuerpos. La descripción de Ken Wapnick en el video The Unconscious Mind (La mente inconsciente) es brillante y muy recomendable para comprender a fondo cómo surgió todo esto. Describe cómo elegimos crear esta identidad del yo separado, aparentemente alejado de Dios. Esta imagen sustituyó a la conciencia del Ser Crístico que somos. En verdad, nada cambió, ya que nada que podamos hacer puede cambiar la creación de Dios, pero desde que elegimos la identidad separada que pensamos que somos, ahora nos vemos a nosotros mismos como cuerpos con personalidades únicas, viviendo en un mundo que Jesús nos dice que no existe, excepto en nuestra imaginación. Jesús quiere que veamos lo infelices que somos con las adaptaciones que hemos hecho a este mundo. Dice que hemos aprendido demasiado las lecciones del ego, y por eso nuestras reacciones a todo en este mundo parecen tan instantáneas. Parecen respuestas automáticas a las situaciones o acontecimientos de nuestra vida. Sin embargo, ni siquiera esos acontecimientos son aleatorios. Están perfectamente orquestados en nuestro guión para deshacer el yo que creemos ser.
“Nadie que entienda lo que tú has aprendido, con cuánto esmero lo aprendiste, y los sacrificios que llevaste a cabo para practicar y repetir las lecciones una y otra vez, en toda forma concebible, podría jamás dudar del poder de tu capacidad para aprender. No hay un poder más grande en todo el mundo. El mundo se construyó mediante él, y aún ahora no depende de nada más. Las lecciones que te enseñaste a ti mismo las aprendiste con tanto esmero y se encuentran tan arraigadas en ti que se alzan como pesadas cortinas para nublar lo simple y lo obvio. No digas que no puedes aprender. Pues tu capacidad para aprender es tan grande que te ha enseñado cosas tan difíciles como que tu voluntad no es tu voluntad, que tus pensamientos no te pertenecen, e incluso, que no eres quien eres.” (T.31.I.3.1-6) (ACIM OE T.31.I.3)
Nuestro sobreaprendizaje ha sido tan eficaz que ahora las Lecciones sencillas de este Curso nos parecen muy difíciles. ¿Cuáles son estas Lecciones sencillas? “¿Cuán difícil puede ser reconocer que lo falso no puede ser verdad, y que lo que es verdad no puede ser falso?” (T.31.I.1.7) (ACIM OE T.31.I.1) Jesús nos pregunta ¿por qué es tan difícil? La razón es que hemos sobreaprendido las complejidades de vivir en este mundo con una miríada de nombres distintos para las cosas y miles de reglas que hemos adoptado para guiar nuestras vidas. Nuestras mentes han sido condicionadas tan profundamente que se necesita mucho desaprender y deshacer para obtener la simplicidad de la Lección de que lo que es falso no puede ser verdad. Aunque las Lecciones del Libro de Ejercicios son realmente sencillas, no nos lo parecen y, aunque veamos su sencillez, no nos parece fácil aplicarlas a lo largo del día. Luchamos con ellas porque estamos muy identificados con el yo separado y con este mundo al que nos aferramos. Hasta que no veamos que nuestro camino no trae felicidad ni paz, sino sólo más sufrimiento, seguiremos resistiéndonos a su sencillo mensaje.
Las aparentes realidades de este mundo nos resultan muy convincentes. ¿Por qué? Son convincentes porque los ojos, los oídos y todos nuestros sentidos fueron creados por el ego para hacer un buen trabajo convenciéndonos de la solidez de este mundo y de la realidad de los cuerpos. Sin embargo, la forma en que nos hemos definido a nosotros mismos y a nuestras vidas no es la verdad. Según el Curso, sólo soy una figura onírica en un sueño que estoy soñando. Cuando salgo de este sueño, puedo sonreír con tranquila diversión por haber pensado alguna vez que algo de esto era real. Poco a poco, empezamos a darnos cuenta de que lo estamos soñando todo, y de que la historia que nos contamos sobre nuestras vidas ya terminó hace mucho tiempo. Miramos hacia atrás en un viaje que ya ha terminado. De hecho, nunca lo fue. Ahora mismo, no puedo concebir que esto sea así. Estoy despertando lentamente de la oscuridad de mi pensamiento equivocado y de un pasado en el que me sentía totalmente a merced del mundo y de los acontecimientos que parecían sucederme. Pero ahora me doy cuenta cada vez más de que todo son alucinaciones mías.
Ahora veo que “Las pruebas por las que pasas no son más que lecciones que aún no has aprendido que vuelven a presentarse de nuevo a fin de que donde antes hiciste una elección errónea, puedas ahora hacer una mejor y escaparte así del dolor que te ocasionó lo que elegiste previamente.” (T.31.VIII.3.1) (ACIM OE T.31.VIII.87) ¿Qué tan hermoso es eso? Todo lo que aparece nos brinda otra oportunidad de experimentar el instante santo en lugar de seguir sufriendo. En esa elección, podemos ahorrar miles de años. Hay una fuerza invisible que actúa a través de todos nosotros, de modo que cuando elegimos la paz, donde antes elegíamos el juicio, somos elevados momentáneamente fuera del tiempo y del espacio. ¿Cómo lo sé? Lo sé porque cada vez que cambio de mentalidad sobre el camino que el ego quiere que siga y en su lugar elijo la respuesta del Espíritu Santo de perdón y liberación, surgen milagros y me muestran que lo que yo pensaba que era la realidad no lo es. En lugar de angustia, ahora hay una dulce liberación.
Recuerdo haber escuchado una entrevista a Christopher Plummer, quien dijo que la razón por la que él y su esposa duraron 42 años de casados, después de varias relaciones anteriores de corta duración por su lado, es porque, cuando tenían una pelea seria y a gritos, ambos terminaban en el suelo, revolcándose de risa. Lo que veían era el drama y lo bien que interpretaban sus guiones enfadados. Cuando vieron lo bien que representaban esos papeles, no pudieron hacer otra cosa que reírse de sus actuaciones en la academia. Cuando hay un problema al que nos aferramos, es porque nos hemos olvidado de reírnos de las payasadas del ego. Nos lo tomamos todo muy en serio. Es sólo una obra de teatro, y representamos nuestro papel con tanta seriedad hasta que podemos ver el sinsentido que supone y reconocer que lo que hemos hecho es todo falso. Luchamos por tener razón, pero nunca la tenemos. Intentamos mantener intacta la imagen de nosotros mismos.
Continúa...
📘 *LECCIÓN 354*
*Cristo y yo nos encontramos unidos en paz y seguros de nuestro propósito. Su Creador mora en Él, tal como Él mora en mí.*
1. _Mi unidad con el Cristo me establece como Tu Hijo, más allá del alcance del tiempo y libre de toda ley, salvo de las Tuyas. No tengo otro ser que el Cristo que vive en mí. No tengo otro propósito que el Suyo. Y Él es como Su Padre. Por lo tanto, no puedo sino ser uno Contigo, así como con Él. Pues ¿quién es Cristo sino Tu Hijo tal como lo creaste? ¿Y qué soy yo sino el Cristo en mí?_
✨
Gracias, gracias, gracias!. Bendiciones! 💖🫂🙏
Gracias 💖
Amor y bendiciones 🤗✨
Muchas gracias ❤
Una vez más la reflexión es la respuesta a algo que necesita ser reconocido y sanado, GRACIAS!
🙏🏼♥️🙌🏼✨🕊️🕯️
El 🕊 siempre presente. 🙏🏻
Continuación Reflexión L354...
Parece que hay otros en nuestro sueño que están en sus cuerpos separados y que toman sus propias decisiones, a veces aparentemente en detrimento nuestro. Y sí, esto provoca resentimientos, en los que nos sentimos como si estuviéramos a su merced. Yo experimento dolor y sufrimiento cuando creo esto y tengo sueños de represalias. Cuando actúo según esos sueños, traigo más culpa a mi mente y ciertamente más miedo, pero puedo sonreír ante la tontería de todo ello cuando salgo del sueño. Siempre que elijo otro camino y suelto el sueño de la represalia, experimento la paz que hay detrás de cada problema, esperando mi aceptación. Así, reconozco que Cristo y yo realmente estamos juntos en la certeza del propósito.
Con cada elección que hago para sanar, descubro que el mundo se convierte en un sueño más feliz. Tenemos demasiado miedo de despertar a Dios en un gran episodio. Su Amor nos ha dado al Espíritu Santo, que nos llama suavemente a despertar a un sueño más feliz en el que nuestro miedo se reduce hasta el punto en que estamos preparados para dar el siguiente paso. Al hacerlo, subimos por la misma escalera que usamos para descender a la oscuridad de este mundo. En realidad, por supuesto, seguimos estando en casa en Dios; pero mientras creemos en la separación, tememos las represalias de Dios. Somos como el hijo que cree que ha vaciado la cuenta bancaria de su padre y se ha escapado y ha despilfarrado su dinero y ahora tiene miedo de volver a casa. Creyendo esto, por supuesto, no sólo tenemos miedo del castigo de Dios, sino que sentimos profundos sentimientos de culpa e indignidad. Creemos que hemos cambiado nuestra naturaleza prístina y que nunca podremos volver a experimentar la hermosa pureza de nuestra inocencia. Sin embargo, anhelamos ese estado. Pensamos que llega a través de la muerte, pero nada llega a través de la muerte. Sólo llega a través del perdón.
La historia de la culpa no es algo que experimentemos a nivel consciente. Está en la mente y explica nuestro sentimiento subyacente de que hemos hecho algo mal y de que hay algo profundamente equivocado en nosotros. Por mucho que intentemos encontrar nuestro lugar en este mundo, nunca podremos hacerlo bien. Hemos inventado historias sobre el origen de nuestro malestar, culpando a nuestros padres, profesores, jefes, cónyuges, gérmenes, políticos, nuestras vidas pasadas y nuestros genes. Sin embargo, lo hemos montado así para tener algo fuera de nosotros a quien culpar de nuestro malestar. Necesitamos a esas personas y situaciones como receptáculos de nuestra culpa. Si no los tuviéramos, tendríamos que responsabilizarnos de la culpa de la separación, y eso parece demasiado grande. Entonces tendríamos que responsabilizarnos de todo y reconocer que atacamos y odiamos ¡simplemente porque queremos! Ya no podríamos responsabilizar a nadie de que seamos como somos. Nuestra curación consiste, pues, en reclamar la responsabilidad de todo lo que parece sucedernos. Al hacerlo, tenemos una poderosa oportunidad de sanación, ya que ahora podemos ver que ya no somos víctimas a merced de un mundo poderoso. Nosotros somos los poderosos. El mundo no lo es.
Cristo es el Ser que comparte Su propósito con Su Creador. Comparte Todo Lo Que Es con Todo---un reflejo de la primera lección del Espíritu Santo, “Para poder tener, da todo a todos” (T.6.V.A) (ACIM OE T.6.V.a) Así, vemos el Ser que somos en todos los que miramos. No hay separación. Somos como partes rotas de un cuadro completo, que parecen estar separadas unas de otras, pero el cuadro completo es lo que somos. Cada pieza rota contiene el todo, como una imagen holográfica. De hecho, el mundo entero es esta imagen holográfica en la que no ocurre nada real. “¿Qué pasaría si reconocieses que este mundo es tan sólo una alucinación? ¿O si realmente entendieses que fuiste tú quien lo inventó? ¿Y qué pasaría si te dieses cuenta de que los que parecen deambular por él, para pecar y morir, atacar, asesinar y destruirse a sí mismos son totalmente irreales? ¿Podrías tener fe en lo que ves si aceptases esto? ¿Y lo verías?” (T.20.VIII.7.3-7) (ACIM OE T.20.IX.73)
Ahora estamos dando pequeños pasos hacia atrás en la escalera de la separación, perdonando lo que no es cierto. Es la manera de salir del ciclo de pecado, culpa y miedo. El verdadero perdón requiere que comprendamos que lo que hizo nuestro hermano no ha sucedido realmente porque no existe el mundo. Todo es un sueño. Lo que esto requiere es que miremos con honestidad y valentía nuestros dramas, nuestros roles, nuestros resentimientos y nuestros juicios. Tenemos que vigilar constantemente nuestra mente en busca de sentimientos de envidia, comparaciones con los demás, celos, preocupaciones, orgullo, especialismo y ataques de cualquier tipo. Debemos estar dispuestos a traer estos puntos oscuros de dolor y angustia al Espíritu Santo. El Espíritu Santo está en la mente y silenciosamente espera nuestra aceptación de la verdad. Él es la Verdad. Él es la Respuesta que nos fue dada en el momento en que hicimos la elección por el ego.
“En toda dificultad, disgusto o confusión Cristo te llama y te dice con ternura: "Hermano mío, elige de nuevo". Él no dejará sin sanar ninguna fuente de dolor, ni dejará en tu mente ninguna imagen que pueda ocultar a la verdad. Él te liberará de toda miseria a ti a quien Dios creó como un altar a la dicha. No te dejará desconsolado, ni solo en sueños infernales, sino que liberará a tu mente de todo lo que te impide ver Su faz. Su santidad es la tuya porque Él es el único Poder que es real en ti. Su fortaleza es la tuya porque Él es el Ser que Dios creó como Su único Hijo.” (T.31.VIII.3.2-7) (ACIM OE T.31.VIII.87)
Lo que se dice aquí es que podemos apartarnos de la verdad de lo que somos como Cristo, pero Cristo nunca se apartará de nosotros. Somos un Ser, unidos con nuestro Creador, pensando que somos otra cosa que ha sido hecha por las influencias de nuestras vidas.
“Las imágenes que fabricas no pueden prevalecer contra lo que Dios Mismo quiere que seas. Por lo tanto, jamás tengas miedo de la tentación, sino reconócela como lo que es: una oportunidad más para elegir de nuevo y dejar que la fortaleza de Cristo impere en toda circunstancia y lugar donde antes habías erigido una imagen de ti mismo. Pues lo que parece ocultar a la faz de Cristo es impotente ante Su majestad y desaparece ante Su santa presencia. Los salvadores del mundo, que ven tal como Él ve, son sencillamente los que eligen la fortaleza de Cristo en lugar de su propia debilidad, la cual se ve como algo aparte de Él. Ellos redimirán al mundo, pues están unidos en el poder de la Voluntad de Dios. Y lo que ellos disponen no es sino lo que Él dispone.” (T.31.VIII.4.1-6) (ACIM OE T.31.VIII.88)
Hoy, cada vez que nos sintamos tentados a tirar por la borda nuestra paz eligiendo el juicio, la ira, la irritación o la frustración, podemos detenernos y recordar que aquello a lo que estamos respondiendo es falso. Todo el mundo nos está ofreciendo simplemente otra oportunidad de mirar a los lugares no sanados de nuestra mente. Podemos, por lo tanto, estar agradecidos por aquellos que nos traen estas lecciones, ya que sin ellos, ¿cómo aprenderíamos dónde necesitamos sanación? Sin ellos, ¿cómo veríamos el odio a nosotros mismos que hemos sellado a nuestra conciencia? No podemos hacerlo solos. Necesitamos a nuestros hermanos y hermanas para poder ver dónde hay todavía bolsas de odio hacia nosotros mismos. Ellos son nuestros poderosos compañeros, que han sido elegidos para colaborar con nosotros en nuestro viaje juntos a casa. No hay accidentes en cuanto a quién está en tu vida para este propósito. Todo está perfectamente orquestado para tu sanación y despertar. Hoy, elijo un día de alegría, inspiración y gracia para que pueda ser guiada de los pensamientos de muerte y destrucción a los pensamientos de amor.
Amor y bendiciones, Sarah
huemmert@shaw.ca
Muy agradecida por grabar cada una d las lecciones, me ayudan a enfocarme cada dia❤
Puedes ponerle un poco de más volumen, tengo problemas de audición y aveces tienen el volumen muy bajo!! Muy agradecida 🙏🏻🙏🏻🙏🏻
Gracias Ruth por seguirnos. Gracias por tus comentarios, los tomaremos en cuenta. 🙏🏻🕊🙏🏻
Graciassss ❤Graciassss
Bendiciones Nelia. Esta es tu primera vuelta con el Curso?
Gracias ✨
Saludos!
Gracias!!! Me encanto la frase” las payasadas del ego!!! La voy a aplicar casa vez que me quiera hacer la “víctima” Bendiciones Sara y Carolina!!!🙌🏼🙏🏼🥰😊
Así es Rafaela! A reírnos de sus payasadas y sus dramas! A dejar de tomarnos las cosas tan a pecho. Que tengas un bonito día. 🙏🏻🕊🙏🏻
Buenos días Santa maestra gracias como siempre muy interesante bien esclarecedor gracias por recordarme quien soy.!❤❤
El Cristo en ti! La Santa Hija De Dios. 🙏🏻🕊🙏🏻