Montserrat - Jorba Domingo 16/9/2018 34.7 kilómetros “Hola” y “Adiós” son palabras aparentemente antagónicas, que en el Camino adquieren una nueva dimensión. En la crónica de ayer no quise comentar un hecho producido, en el único momento en el que hasta ahora, he caminado en solitario. Durante el tramo entre San Cugat y Ullastrell, no solo me perdí yo, sino mi querido paraguas, que debió quedar enganchado en la rama de algún arbusto, en aquella zona tan tupida, tras Les Fonts. Su destino era quedar allí para que alguien lo encontrara. “Adiós” paraguas. Esta mañana desde lo alto de la montaña de Montserrat dije “Adiós” al Mar Mediterráneo, hasta finales de octubre, en que diré “Hola” al Océano Atlántico. En cuanto a la etapa en si, estuve acompañado por Salva, que fue mi guía en todos los sentidos. Descendimos la montaña por la vía más adecuada. Me ofreció un almuerzo de ciclistas y moteros, a base de butifarra, monchetas, panceta y demás brasas. Me fue explicando todas las curiosidades dignas de mención. Llegamos a Igualada, donde vive junto a su mujer, con quien compartimos pescado fresco y cava. Me mostró todos los rincones destacables de su pueblo, incluido el asilo construido por Gaudí. Para recalar finalmente en Jorba. Aquí he dicho “Hola” a una gran persona que ejerce de hospitalero, Jose. Es de los que entiende a la perfección el significado de su labor. Ofrecer con gran sencillez, cordialidad, ayuda para las siguientes etapas, unidas a calor humano. A la noche mientras me ofrecía fruta, compartimos todos los atajos que ambos conocíamos en el Camino Francés. Da gusto encontrar personas como Jose en el Camino, para poder mirarles a los ojos, y decirles “hola”
Montserrat - Jorba
Domingo 16/9/2018
34.7 kilómetros
“Hola” y “Adiós” son palabras aparentemente antagónicas, que en el Camino adquieren una nueva dimensión.
En la crónica de ayer no quise comentar un hecho producido, en el único momento en el que hasta ahora, he caminado en solitario.
Durante el tramo entre San Cugat y Ullastrell, no solo me perdí yo, sino mi querido paraguas, que debió quedar enganchado en la rama de algún arbusto, en aquella zona tan tupida, tras Les Fonts.
Su destino era quedar allí para que alguien lo encontrara.
“Adiós” paraguas.
Esta mañana desde lo alto de la montaña de Montserrat dije “Adiós” al Mar Mediterráneo, hasta finales de octubre, en que diré “Hola” al Océano Atlántico.
En cuanto a la etapa en si, estuve acompañado por Salva, que fue mi guía en todos los sentidos.
Descendimos la montaña por la vía más adecuada. Me ofreció un almuerzo de ciclistas y moteros, a base de butifarra, monchetas, panceta y demás brasas. Me fue explicando todas las curiosidades dignas de mención. Llegamos a Igualada, donde vive junto a su mujer, con quien compartimos pescado fresco y cava. Me mostró todos los rincones destacables de su pueblo, incluido el asilo construido por Gaudí. Para recalar finalmente en Jorba.
Aquí he dicho “Hola” a una gran persona que ejerce de hospitalero, Jose.
Es de los que entiende a la perfección el significado de su labor. Ofrecer con gran sencillez, cordialidad, ayuda para las siguientes etapas, unidas a calor humano.
A la noche mientras me ofrecía fruta, compartimos todos los atajos que ambos conocíamos en el Camino Francés.
Da gusto encontrar personas como Jose en el Camino, para poder mirarles a los ojos, y decirles “hola”
Madre mia de gustazo que me estoy dando con tus video del camino Catalán....y tomando nota....no me canso de darte las gracias apreciado Alvaro. ....😊
Gracias a ti
Buen Camino 🦶🏽😃🎥
bueno no quiero ser pesado, pero que aparezca, hay lo dejo ,buen camino.
Todo se arregló finalmente...