el reflejo que te atrapa

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  • Опубликовано: 15 ноя 2024
  • El Reflejo en el Espejo
    Ariadna siempre había odiado el espejo en su habitación. Era un antiguo espejo de cuerpo entero que su abuela le había dado, con un marco de madera oscura y decorado con intrincados grabados. Se decía que había sido un regalo de bodas, aunque nadie sabía realmente de dónde provenía. A Ariadna le ponía los pelos de punta, pero su madre insistía en conservarlo: “Es una reliquia familiar,” le decía.
    Una noche, Ariadna se despertó de un sueño inquietante. Escuchó un leve susurro en la habitación y, cuando miró hacia el espejo, notó algo extraño: su reflejo estaba de pie, observándola… pero ella seguía acostada en la cama. El corazón le dio un vuelco. Se quedó paralizada, observando cómo su propio reflejo sonreía de una forma extraña, casi siniestra, y levantaba lentamente la mano, como si la estuviera invitando a acercarse.
    Aterrada, apartó la vista, intentando convencerse de que era una alucinación provocada por el sueño. Pero cada noche desde entonces, la misma escena se repetía. Su reflejo parecía cobrar vida y, poco a poco, empezó a moverse de maneras imposibles, alejándose del espejo mientras ella permanecía inmóvil en la cama. Una noche, su reflejo caminó hasta el borde del cristal, mirándola fijamente y susurró: "Déjame entrar."
    Cada noche, el reflejo se volvía más persistente, golpeando el vidrio y dejándole marcas de manos, como si intentara romper la barrera. Desesperada, Ariadna decidió cubrir el espejo con una sábana, pero a medianoche la sábana siempre caía al suelo. Finalmente, una noche, cuando ya no pudo soportarlo más, decidió enfrentar su miedo y se acercó al espejo.
    El reflejo la miró fijamente, y en ese instante, sintió como si algo helado la envolviera. Antes de poder reaccionar, su reflejo sonrió y susurró: “Gracias”. Ariadna sintió un vacío, una caída en la oscuridad, como si estuviera siendo succionada.
    A la mañana siguiente, su madre la encontró de pie frente al espejo, pero algo en su mirada no era el mismo. Tenía los ojos inexpresivos, casi vacíos. A veces, en las noches, el reflejo de Ariadna en el espejo parece arañar el vidrio, como si intentara salir de algún lugar muy, muy lejano

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