42. Reflejos

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  • Опубликовано: 25 окт 2024
  • Fotopoema de Gabriel Alejo Jacovkis. Poema, fotos, voz y montaje de G. A. J.
    Reflejos
    En el dormitorio vacío
    la noche cerrará los espejos.
    J.L.Borges
    Cuando el fulgor abandona las ventanas
    ellos se vacían de sonrisas cómplices,
    de pestañas que equivocan el atajo,
    de labios dispuestos,
    de muecas, necios y madrastras.
    Lentamente los deshabitamos
    y entonces dejan de ser.
    Entre las sombras
    el inútil cristal resiste en un pasillo
    donde la última luz se negó al reflejo.
    La tiniebla conjura el hechizo
    de tener lo que no está
    y la ausencia del que mira
    dibuja por un momento su existencia.
    La noche
    es el silencio de los espejos.
    Al aclarar
    la multitud espera
    la llegada del cristal
    y nadie percibe
    el azogue de la quimera.
    La penumbra devora
    mil trozos de luz rota
    y los hilos de azar
    bailan danzas
    de ánimas y espectros.
    Entre árboles de agua
    y amenazas de noche
    los peces vuelan
    hasta acariciar la calma
    de un muelle de cielo gris.
    Luego
    se asombran
    de ver el revés de un hombre
    que recita soledades
    en azoteas de ríos lentos
    o acompaña el canto
    del tronco preso
    entre ondas de invierno
    y flores que no alcanzaron a abrir.
    Más allá de los torrentes
    el temblor lucha con la roca
    y aleja el cielo
    del deseo de la reja.
    El sol se empeña en ocultar
    la testa de la tímida sonrisa
    y poco a poco se alza el muro
    que secuestra para siempre
    la improbable libertad del condenado.
    La arquitectura del caos
    imprime su delirio en las paredes,
    amenaza el equilibrio
    de ventanas que contemplan
    el vuelo de gaviotas,
    de grillos,
    de pasiones,
    rompe los marcos, los dinteles,
    los espacios, las antenas, las vigilias,
    gasta los cielos,
    agota las nubes
    y funde las líneas
    hasta dibujar el sueño en el que vive.
    Allí trabajan las figuras que saben
    lo que nosotros ignoramos.
    Son el ser y lo volátil.
    Sombras
    y copias de las sombras
    que huyen del vértigo
    con artificios
    que solo atrapan lo irreal.
    Se miran
    y no sabemos si se ven.
    Imaginan las pinturas
    de un personaje que camina
    por la orilla de un mundo
    al que finalmente llega la paz
    y en el que en cualquier recodo del camino
    asalta al caminante
    el temor de no estar en el reflejo.
    La noche vuelve a ser
    el silencio de los espejos.

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