SAN MARTÍN DE PORRES ( con subtítulos)

Поделиться
HTML-код
  • Опубликовано: 11 сен 2024
  • San Martín de Porres: El Santo de la Escoba
    San Martín de Porres Velázquez, también conocido como Juan Martín de Porres Velázquez, nació el 9 de diciembre de 1579 en Lima, virreinato del Perú. Fue un fraile dominico y se convirtió en el primer santo mulato de América. Es conocido popularmente como el santo de la escoba, un símbolo de su humildad y su dedicación al servicio. Este artículo narra su vida, su camino hacia la santidad y los milagros que se le atribuyen.
    Martín de Porres nació en una casa humilde en Lima. Era hijo de Juan de Porras de Miranda, un noble español y caballero de la Orden de Alcántara, y de Ana Velázquez, una mujer negra de origen panameño. Debido a las diferencias sociales y raciales, Juan no pudo casarse legalmente con Ana, pero mantuvo una relación con ella, de la cual nacieron Martín y su hermana Juana.
    Martín fue bautizado el mismo día de su nacimiento en la Iglesia de San Sebastián de Lima. Su madre, Ana Velázquez, le brindó una educación cristiana cuidadosa, a pesar de las limitaciones económicas y sociales que enfrentaban. Juan de Porras, aunque destinado en Guayaquil, proveía de sustento a sus hijos y, eventualmente, los reconoció legalmente.
    La infancia de Martín estuvo marcada por la pobreza y las limitaciones propias de la comunidad negra en Lima. Sin embargo, desde temprana edad mostró una profunda devoción religiosa y un deseo de ayudar a los demás.
    A los quince años, Martín ingresó en la Orden de Santo Domingo de Guzmán como terciario, una categoría para aquellos que no podían ser plenamente admitidos debido a su condición social. Durante nueve años, realizó los trabajos más humildes en el convento, demostrando una devoción inquebrantable y una notable humildad.
    En 1603, fue admitido como hermano de la orden y, en 1606, profesó los votos de pobreza, castidad y obediencia. Su vida religiosa se destacó por su humildad y su disposición para poner las necesidades de los demás por encima de las propias. En una ocasión, ofreció ser vendido como esclavo para ayudar al convento en una crisis económica, un gesto que conmovió profundamente al prior.
    Martín también se formó como auxiliar práctico, médico empírico, barbero y herborista. Ejerció estas habilidades en su labor pastoral y misionera, enseñando la doctrina cristiana y ayudando a negros, indios y gente rústica en las haciendas cercanas a Lima. Preocupado por la pobreza y el abandono moral de estas comunidades, fundó el Asilo y Escuela de Santa Cruz con el apoyo de varios benefactores, incluido el virrey Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla.
    Martín de Porres fue seguidor de los modelos de santidad de Santo Domingo de Guzmán, San José, Santa Catalina de Siena y San Vicente Ferrer. Aunque no desarrolló una línea de misticismo propia, su fervor y devoción eran notables. Mantuvo una estrecha amistad con San Juan Macías, otro fraile dominico, y conoció a Santa Rosa de Lima, aunque los detalles de sus encuentros no están bien documentados.
    La personalidad carismática de Martín y su disposición para ayudar a todos hicieron que fuera buscado por personas de todos los estratos sociales. Su fama de santidad creció día a día, y muchas familias en Lima recibieron su ayuda en momentos de necesidad. Su humildad y su capacidad para consolar y curar enfermos lo hicieron muy querido y venerado.
    A los casi sesenta años, Martín de Porres enfermó y anunció que su hora de encontrarse con el Señor había llegado. La noticia causó una profunda conmoción en Lima. Tal era su veneración que el virrey Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla acudió a besarle la mano en su lecho de muerte, pidiéndole que velara por él desde el Cielo.
    Martín falleció a las 9:00 p.m. del 3 de noviembre de 1639 en Lima. Toda la ciudad le dio un último adiós multitudinario, con la participación de personas de todas las clases sociales. Fue enterrado rápidamente debido a la devoción popular que causaba aglomeraciones

Комментарии • 12