ESCACENA DEL CAMPO (YACIMIENTO DE TEJADA "LA VIEJA") - HUELVA

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  • Опубликовано: 6 окт 2024
  • El yacimiento arqueológico de Tejada la Vieja se encuentra ubicado en un cerro amesetado, a 160 metros de altitud, en el término municipal de Escacena del Campo, provincia de Huelva. Con una superficie de 6,4 hectáreas, se encuentra bien comunicado con el Guadalquivir y con la costa a través de vía fluvial, al igual que por vía terrestre con Berrocal y Riotinto, enlazando la Tierra Llana con la Sierra onubense al atravesar el Paraje Natural de la Pata del Caballo por el paso de La Garganta. Se accede a él por la Cañada Real del Arrebol, camino que cruza la carretera que desde Escacena del Campo se dirige a Aznalcóllar.
    Su arquitectura nos hace pensar que Tejada no sólo fue un poblado, sino que también llegó a ser una ciudad organizada cuya economía alcanzó gran auge en los siglos VIII al IV a.C. gracias al comercio con los fenicios.
    Su asentamiento surge, parece ser, entre finales del siglo IX y principios del VIII a.C. y su situación geográfica estuvo motivada por la cercanía a las explotaciones mineras de las sierras de Tejada y Aznalcóllar, ya que la actividad minerometalúrgica y el comercio con los productos minerales constituyó la base de su economía. Es notable la presencia fenicia y posteriormente turdetana. Esta presencia fenicia influyó en la transformación material y social del estrato autóctono; venían del otro lado del Mediterráneo (ciudades como Biblos, Tiro y Sidón en el actual Líbano), poseedores de nuevos conocimientos y técnicas. A este proceso cultural se le conoce como Tartessos.
    De los restos que han quedado de este opidum podemos destacar unos paños de muralla de unos 3 metros de altura. Son perfectamente distinguibles los cimientos pétreos de las casas, sobre los que se construían paredes de tapial y adobe, de planta cuadrangular. Los pavimentos son de dos tipos, de arcilla apisonada o formados por pequeñas lajas de piedra (clara influencia fenicia). Destacar su distribución urbana; su organización en calles perfectamente delimitadas. En la zona excavada aún es visible el período de los turdetanos.
    El abastecimiento de agua de la ciudad lo proporcionaba el arroyo Barbacena y un manantial muy rico cercano al yacimiento, al nordeste del mismo. Entre ambas Tejada hay dos manantiales con tal cantidad de agua que incluso abastecieron posteriormente el acueducto de la ciudad romana de Itálica.
    La evolución de Tejada la Vieja la podríamos dividir en tres fases:
    La primera se trata de la inicial ocupación del lugar y la construcción de la muralla, el elemento más destacable, con una altura máxima de 3 metros y una técnica constructiva sin cimentación, asentada directamente en el inicio de la ladera. La piedra caliza y la tierra rojiza fueron los materiales de nivelación del terreno. Tiene forma trapezoidal, compuesta por dos paramentos de material calizo y relleno el interior. Posiblemente estuvo enlucida y pintada de blanco. Se añaden una serie de refuerzos como torres y contrafuertes, circulares y trapezoidales. Su estilo constructivo recuerda a otros modelos orientales, por lo que parece indudable su ligazón con el mundo fenicio.
    En la segunda fase tiene lugar el auge urbanístico de la ciudad, coincidente con un incremento de la actividad comercial, y una mayor diversificación económica, al ampliarse a la agricultura y ganadería.
    A esta fase corresponde también la construcción de grandes edificios públicos y las estructuras de carácter industrial que evidencia movimientos económicos de amplio espectro, centrados en la redistribución de los minerales traídos de la cuenca minera onubense.
    La última fase de vida del lugar se caracteriza por una recesión y posterior abandono de la ciudad.
    Gran parte de la población de Tejada la Vieja se trasladó a Tejada la Nueva (su vuelo será inminente), que ofrecía mejores condiciones para las actividades agropecuarias y buen control visual de un amplio territorio.
    En la década de los 70 se realizaron las primeras actuaciones arqueológicas. En los 80, el Servicio de Arqueología de la Diputación de Huelva emprendió el estudio del lugar.
    Fue declarado Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía.
    Cuanta razón tenía nuestro querido amigo Gustavo Castillo Rey, persona polifacética, historiador, pintor, escritor, poeta y sobre todo profesor. Siempre nos hablaba de Tejada con profundo respeto. Nuestro recuerdo en el cielo de los ilustres.
    Malos tiempos corren para la Arqueología.
    Los municipios pequeños hacen esfuerzos loables para mantener con su economía estos importantes yacimientos, sin embargo, las Diputaciones, Administraciones de las Comunidades o el Estado deben o deberían tener un mayor compromiso con nuestro Patrimonio Cultural
    Vuelo relajado inundándonos de otras historias que construyeron esta de ahora.
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