Creo que es la guajira más personal y excepcional que he visto nunca. Todo el espectáculo fue en esa línea: nuevo, diferente, excepcional y personal. Un oasis de verdadero arte en medio de una programación festivalera repleta de artistas que llevan años abusando de su propia fórmula en busca claramente de mantener su éxito comercial, y así olvidándose del verdadero sentido del arte. Me quedó claro el viernes que ese no es el caso de Marco Flores, un artista único y fiel a su talento, un maestro de maestros. Es una auténtica joya de la danza y tenemos la suerte de tenerla en nuestro país, cuidémosla antes de que se la lleven, como ha pasado con Tamara Rojo y tantos otros.
Que arte Dios mío
Creo que es la guajira más personal y excepcional que he visto nunca. Todo el espectáculo fue en esa línea: nuevo, diferente, excepcional y personal. Un oasis de verdadero arte en medio de una programación festivalera repleta de artistas que llevan años abusando de su propia fórmula en busca claramente de mantener su éxito comercial, y así olvidándose del verdadero sentido del arte. Me quedó claro el viernes que ese no es el caso de Marco Flores, un artista único y fiel a su talento, un maestro de maestros. Es una auténtica joya de la danza y tenemos la suerte de tenerla en nuestro país, cuidémosla antes de que se la lleven, como ha pasado con Tamara Rojo y tantos otros.