15 Junio 2024-Sabado 10º Ordinario-Ciclo B-Mt 5, 33-37-Te lo juro por ultima vez.

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  • Опубликовано: 30 сен 2024
  • EVANGELIO DEL SÁBADO DÉCIMO ORDINARIO, 15 DE JUNIO 2024-CICLO B: Mt 5, 33-37: «TE LO JURO POR LA ÚLTIMA VEZ». Con facilidad se hacen juramentos. Siempre hay una última palabra y siempre sucede que el hombre le dice a la mujer: “Te lo juro por la última, ya no volverá a pasar, y no sé cuántas cosas más se dice con tal de hacerse creíbles. Te lo juro por la última vez”. Siempre existimos hombres que vamos prometiendo… Y prometemos y prometemos y terminamos por no cumplir. Esto es lo que el Evangelio de hoy nos invita a rechazar.
    SIGNIFICADO DEL “SÍ” QUE TIENE QUE SER “SÍ”. Vayamos al Evangelio. Jesús está predicando desde la montaña y le preguntaron: ¿Tú has venido a abolir la Ley? Jesús contesta diciendo: “Yo no he venido a abolir la Ley, sino a darle cumplimiento, a llevarla a su perfección”. Y la Ley dice: “No jurarás en falso y le cumplirás al Señor lo que le hayas prometido”. Para los judíos, jurar en el Nombre de Dios era algo gravísimo. Y a veces ya no juraban en el Nombre de Dios, sino juraban por el templo, por el cielo, por el trono de Dios, por la tierra, por Jerusalén. Así consideraban que los juramentos no eran tan irrespetuosos y, si fallaban, no era tan grave. Jesucristo aclara que ni siquiera por eso se debe jurar. Simplemente no hay necesidad de jurar. Jesús viene a decir: “Si ustedes son hombres, pues simplemente tómense en serio, para no llegar a decir: te lo juro por la última vez. El sí tiene que ser sí.
    TOMARNOS EN SERIO. ¿Por qué, a veces, el sí que nosotros damos no es sí? Puede haber muchas razones. En la vida, hemos ido aprendiendo a decir sí, y luego después hacemos lo que nos da la gana, porque andamos con otras intenciones. Decimos a veces sí, para quedar bien. Vamos acostumbrándonos a decir rápidamente sí, sin tomar en cuenta que es una responsabilidad decir sí… y que hay que cambiar todo nuestro programa para cumplir con ese sí. Para poder decir siempre sí, Jesús nos enseña que el sí lo estamos diciendo delante de Dios…, no para quedar bien delante de los demás, sino delante de Dios. Cuando todo aquel que promete, no cumple… está debilitando su voluntad. Por eso, Jesús dice: “No hay que jurar por nada”. Delante de Dios tienes que aprender a decir sí.
    SÓLO DEJARME QUE DIOS ME VAYA GUIANDO. Algo podemos sacar como conclusión: somos débiles. Cuando alguien jura, hay algo positivo: viene a reconocer que es un miserable, pero quiere contar con la ayuda de Dios. Pero, decir “te lo juro por la última vez” es un gran error. Es el típico macho que lo que tiene de macho lo tiene de inútil. ¿Por qué? Porque está queriendo trabajar solo. Cuando San Pablo también estaba queriendo trabajar solo, el Señor le dijo: “Te basta mi gracia”. Sin jurar se puede ser fiel a Dios, pero sólo con Dios y su ayuda. Al final de este Evangelio, se nos recuerda que ni un cabello de nuestra cabeza podemos volverlo blanco o negro, sin que Dios lo quiera. El Salmo 31 nos dirá que nuestra vida entera está en las manos del Señor. Lo que en nuestra vida pasa, no sucede sin que Dios lo quiera. Nuestra vida está precisamente en la Presencia de Dios. No hace falta, pues, jurar.
    TU SÍ COMO EL DE MARÍA. La historia nos recuerda el ejemplo de María que nunca juró y que, sin embargo, siempre cumplió. María siempre dijo sí y lo dijo en el primer instante: “He aquí la Esclava del Señor”; y lo dijo al pie de la Cruz; y lo dijo cuando estaba con los discípulos en el momento de la venida del Espíritu Santo; y lo dijo y lo sigue diciendo ahí en Lourdes, ahí en Fátima, ahí en el Tepeyac… Tú también estás llamado a decir tu sí ante Dios, sin presumir nada, como María, porque no hace falta jurar ni por el Nombre de Dios, ni por los cabellos de tu cabeza, ni por nada y SIEMPRE DECIR SÍ. Amén. Yo pediré por esa intención y para todos. ¡Bendiciones mías y de Papá Dios! P. Salvador Gómez, L.C.

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