La Metafísica clásica, o aristotélica tiene como objetos de estudio una serie de elementos sobrenaturales como son los ángeles, el alma inmortal, el espíritu universal, la eternidad, el infinito y Dios. El protagonista de este relato es Jacobina, que va a exponer su teoría de las dos almas. Machado de Assis, hace en medio de la disertación un juego entre el conocimiento psicológico y el conocimiento sociológico del ser humano. El alma interna, a la que se refiere Jacobina es el mundo de la psique; es nuestra conciencia, que nos presenta, que nos muestra tal y como somos, con nuestros defectos, cualidades, temores, audacias, emociones, sentimientos, conductas racionales e irracionales. Pero también existe el alma externa; que es la visión que mostramos ante los demás , ante la sociedad, es la máscara que cada integrante de esa sociedad nos va diseñando. Por eso, cuando Jacobina viste el uniforme de Alférez; esa ropa que debe usar por su nombramiento militar que lo ubica entre un subteniente y un teniente; entonces hace que su personalidad cambie. Y la explicación la sintetiza en una frase: ¡El alférez reemplazó al hombre!, una sustitución, casi imperceptible, hasta que Jacobina vio su reflejo en el espejo. Ese espejo nos indica que Machado de Assis, incluye en esta narración a la historia de Brasil. El espejo pertenecía en 1808 a la corte del rey Juan VI, el rey de Portugal y de Brasil; ese artículo pasa a pertenecer a la familia de Jacobina; pero el hijo del rey Juan VI es Pedro I que le otorga la independencia a Brasil en 1822, y empieza a gobernar el país sudamericano con el título de Emperador de Brasil. Jacobina termina su exposición y discretamente se retira, antes que se inicie alguna polémica; como despedida queda su norma de conducta: Nunca discute, porque la discusión es la forma disimulada de mostrar el instinto heredado de antepasados primitivos. Fifi: Por estas ocasiones en que tenemos alguna noción de nuestra alma: Gracias.
La Metafísica clásica, o aristotélica tiene como objetos de estudio una serie de elementos sobrenaturales como son los ángeles, el alma inmortal, el espíritu universal, la eternidad, el infinito y Dios.
El protagonista de este relato es Jacobina, que va a exponer su teoría de las dos almas.
Machado de Assis, hace en medio de la disertación un juego entre el conocimiento psicológico y el conocimiento sociológico del ser humano.
El alma interna, a la que se refiere Jacobina es el mundo de la psique; es nuestra conciencia, que nos presenta, que nos muestra tal y como somos, con nuestros defectos, cualidades, temores, audacias, emociones, sentimientos, conductas racionales e irracionales.
Pero también existe el alma externa; que es la visión que mostramos ante los demás , ante la sociedad, es la máscara que cada integrante de esa sociedad nos va diseñando.
Por eso, cuando Jacobina viste el uniforme de Alférez; esa ropa que debe usar por su nombramiento militar que lo ubica entre un subteniente y un teniente; entonces hace que su personalidad cambie.
Y la explicación la sintetiza en una frase:
¡El alférez reemplazó al hombre!, una sustitución, casi imperceptible, hasta que Jacobina vio su reflejo en el espejo.
Ese espejo nos indica que Machado de Assis, incluye en esta narración a la historia de Brasil.
El espejo pertenecía en 1808 a la corte del rey Juan VI, el rey de Portugal y de Brasil; ese artículo pasa a pertenecer a la familia de Jacobina; pero el hijo del rey Juan VI es Pedro I que le otorga la independencia a Brasil en 1822, y empieza a gobernar el país sudamericano con el título de Emperador de Brasil.
Jacobina termina su exposición y discretamente se retira, antes que se inicie alguna polémica; como despedida queda su norma de conducta:
Nunca discute, porque la discusión es la forma disimulada de mostrar el instinto heredado de antepasados primitivos.
Fifi: Por estas ocasiones en que tenemos alguna noción de nuestra alma:
Gracias.