LINARES DE LA SIERRA - HUELVA

Aunque cueste trabajo de creer, la belleza ha cerrado el infinito, lo ha transformado en finito. ¡ PODEMOS DEMOSTRARLO!
Siempre se ha dicho que el infinito no tiene fin (redundante y de perogullo), que hasta dos líneas paralelas se cruzan en él.
Pues bien, viendo las imágenes del vuelo queda demostrado que ya no puede existir más belleza, que como diría nuestro amigo extemporáneo René Descartes, estamos ante una verdad absoluta.
La culpa de tan bella palabra la tiene Linares de la Sierra (ya de por sí hasta su nombre es bonito y armonioso, nombre que significa lugar de muchos linos o sembrado de linos, procedente de una aldea del municipio asturiano de Ribadesella, aunque la procedencia de la palabra Linares es hebrea), una pequeña localidad situada entre Alájar y Aracena, en pleno corazón del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, en la provincia de Huelva. En un profundo valle, al pie de la Sierra de Vallesilos, se encuentra esta maravilla de la Madre Naturaleza, de la Pachamama, moldeada por el ser humano.
Ya por esta zona hubo asentamientos fenicios y romanos, sin llegar al culmen de núcleos urbanos.
Siglos han tenido que pasar para que dicha localidad presente el estado que perciben nuestras pupilas.
Los portugueses conquistaron estas tierras a los árabes. Durante el dominio cristiano pasaron siglos de distintas vicisitudes, hasta que Linares de la Sierra llega a una fecha histórica, el 7 de marzo de 1754, día en el que alcanza su independencia, separándose de Aracena, gracias a que el rey Borbón Fernando VI (hijo de Felipe V y hermano de Carlos III) le otorga el título de villa.
El origen de la población, sobre una antigua vía natural, rodeada de montañas y en la confluencia de dos pequeños arroyos, aparece ligado a la acción repobladora de los reinos cristianos de la época bajomedieval, sin olvidar el sello árabe.
El casco urbano se desarrolló en torno a una pequeña ermita de la que no quedan restos en la actualidad. En el mismo solar se diseñó la Iglesia Parroquial de estilo Neoclásico, del siglo XVIII, bajo la advocación de San Juan Bautista, aprovechando un gran apogeo económico y demográfico.
Lo más destacado de Linares de la Sierra, que ya es decir, lo conforma su conjunto, con su peculiar configuración urbanística adaptada a lo orografía del terreno y el mantenimiento de una vivienda tradicional que conserva los valores estilísticos de la arquitectura popular serrana, y por ello fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Conjunto Histórico, el día 8 de marzo de 2005.
Una característica fundamental del casco de Linares de la Sierra es la ausencia casi total de espacios libres (patios y corrales) en las parcelas, debido a la orografía y a su origen medieval.
Destacar el exquisito tratamiento que se da a las calles, empedradas y con las entradas a las viviendas adornadas con las conocidas “alfombras”, “llanos” o “cuadros”, dibujos realizados a dos colores con guijarros (muchos de ellos tomados de bordados), un empedrado artesanal artístico con formas decorativas geométricas muy trabajadas, proporcionando un cierto carácter doméstico. En origen servían para evitar las resbaladuras de las bestias y luego pasaron a tener un carácter identificativo de cada familia. Son casi 300 los existentes y algunos datan de finales del siglo XIX.
El conjunto urbano se caracteriza por pequeñas manzanas rodeadas de calles estrechas donde los espacios libres comunitarios son de tamaño reducido. Esta arquitectura serrana constituye el ejemplo más importante dentro de la arquitectura popular de la provincia, avalada por la fusión entre la arquitectura y paisaje.
No podemos pasar por alto otro tipo de patrimonio como son sus monumentos, fiestas, costumbres, etc.
Dicha localidad posee una pintoresca plaza de toros con graderíos encalados apoyados en la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista, ya comentada; la Fuente Nueva, de 1908; la Fuente Vieja, usada como lavadero; las Fiestas Patronales de San Juan Bautista, con un vistoso festival taurino; la Noche de los Poetas, el último sábado de julio; Semana Cultural, etc.; gran gastronomía, muy elaborada…
Es un placer andar por su calles al igual que lo es hablar con su gente. Gracias a todos los que nos animaron en este vuelo y de forma particular a Luis Miguel y Adela del restaurante Arrieros "... porque la Alta Cocina Serrana es posible", que nos mostraron lo que se puede hacer con los productos de la tierra en una gastronomía de altos vuelos.
Volver será nuestra venganza contra el olvido, volver será hacer una vez más lo bonito eterno.
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