Jesús Y La Mujer Samaritana: ¡Mujer, Créeme, La Hora Ha Llegado!

Una de las más extraordinarias declaraciones dadas por Jesús de Nazaret a alguna persona, la hizo cuando se encontró con la mujer samaritana en el Pozo de Jacob. Allí no solo le reveló El Plan de Salvación a esta mujer, sino que también proclamó una profecía acerca del lugar de adoración, asunto que había sido tema de las más profundas controversias y discusiones, y con repercusiones en el futuro que se han mantenido a lo largo de los siglos, alcanzándonos hasta nuestros días.
Constituyéndose en un tema de mucha importancia para cada uno de nosotros.
Esperamos que sea de gran bendición tanto para ustedes como para sus seres amados. Como siempre quiero expresar mi agradecimiento por su apoyo y sus oraciones por este proyecto.
¡Muchas gracias por compartir el material que publicamos! ¡Saludos y bendiciones!

[@danielalfonzorivas]

Es también en este episodio del encuentro de Jesús de Nazaret con la mujer samaritana, cuando él declaró una de las profecías más controversiales acerca del tema del lugar de adoración tanto para los judíos como para los samaritanos:
“Mujer, créeme, la hora ha llegado para ustedes de adorar al Padre.
Pero no será en este monte (Gerizím), ni tampoco en Jerusalén."
Y estas palabras han tenido un cumplimiento tan contundente, que hasta nuestros días en ambos sitios, tanto en el monte Gerizím (para los samaritanos) y el Monte del Templo en Jerusalén (para los judíos), permanecen en ruinas.
Y no solo para los que creemos en Jesús como Salvador y sus enseñanzas, está la expectante palabra profética del descenso de la Ciudad Santa, La Nueva Jerusalén, anunciado por los profetas, y El Evangelio:
“Entonces vi la Ciudad Santa, La Nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, del lado de Dios, embellecida como una novia engalanada en espera de su prometido." [Apocalipsis 21: 2]

[@danielalfonzorivas]

Según las palabras proféticas de Jesús de Nazaret: “ya estamos en la hora, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad." Y, “Son esos adoradores a los que busca El Padre."

[@danielalfonzorivas]

A estas alturas del encuentro de Jesús de Nazaret con la mujer samaritana, ella debía ser inducida por la obra eficaz del Espíritu Santo a reconocer su pecado o sea su condición espiritual antes de poder recibir el regalo de la salvación que El Siervo del Señor anhelaba concederle.
La Salvación es un regalo que procede de Dios y que para recibirla debemos necesariamente ser inducidos mediante la gracia divina por medio del Espíritu Santo a sentir la necesidad en nuestras vidas, para que pueda surgir el pedido: “Señor, dame del agua de la vida eterna". Saludos y bendiciones.