Árboles de Castaños, cuyas ramas sedientas, se alargan al horizonte. Creci con vosotros, donde el águila real, vuela libre en las cumbres. En un mundo de milenios, donde leones alados, han creado reinados. Hoy regreso de los siglos, y traigo dentro de mi ser, el espíritu cántabro. De la historia hispana, señales fulgurantes de espada, de grandes caballeros y hazañas. Mi estirpe al extremo de la tierra, vuelven a venir a la península insigne, donde sucumbe el peñón, al embate del mar y la espuma. Hombre de ojos antiguos, mirada de viejos tesoros, que guarda la dura piedra, y conservan tus huellas. Como fruto erizado, de Castaños de oro, que tu linaje ha sabido preservar...
Árboles de Castaños,
cuyas ramas sedientas,
se alargan al horizonte.
Creci con vosotros,
donde el águila real,
vuela libre en las cumbres.
En un mundo de milenios,
donde leones alados,
han creado reinados.
Hoy regreso de los siglos,
y traigo dentro de mi ser,
el espíritu cántabro.
De la historia hispana,
señales fulgurantes de espada,
de grandes caballeros y hazañas.
Mi estirpe al extremo de la tierra,
vuelven a venir a la península insigne,
donde sucumbe el peñón,
al embate del mar y la espuma.
Hombre de ojos antiguos,
mirada de viejos tesoros,
que guarda la dura piedra,
y conservan tus huellas.
Como fruto erizado,
de Castaños de oro,
que tu linaje ha sabido preservar...