Saludos. A pesar de tratarse de un gran libro es oportuno ofrecer otra visión que complemente una lectura más certera del mismo. Tanizaki tiene una visión melancólica y nostálgica de las tradiciones japonesas. Ello le hace por tanto durante todo el libro alabar la posición que la mujer tradicional japonesa ocupaba en esa sociedad y echa de menos algunas cosas como: El ohaguro o la técnica de ennegrecerse los dientes con óxido de hierro y vinagre, su posición secundaria en la sociedad ("porque la mujer antes solo existía realmente de cuello para arriba" pág. 63 de la edición de Siruela), frases terribles como esta: "porque estas mujeres que vivían en la sombra y solo tenían un rostro blanquecino, no necesitaban para nada tener un cuerpo". (pág. 66) o directamente echa de menos su cosificación ("nuestros antepasados, al igual que a los objetos de laca con polvo de oro o de nácar, consideraban a la mujer un ser inseparable de la oscuridad e intentaban hundirla tanto como les era posible en la penumbra" pág. 68). Les invito a leer la última página del libro donde reflexionando ante la irremediable modernidad hacia la que se encamina Japón nos da su inhumana opinión sobre el papel que a partir de ahora deberán ocupar los ancianos (pág 92). "Elogio de la Sombra" de J. Tanizaki: hay sombras a las que desde luego es mejor ponerles algo de luz. Espero que vean con buenos ojos estas humildes aportaciones. Saludos y felicidades por su labor difundiendo la literatura.
Saludos. A pesar de tratarse de un gran libro es oportuno ofrecer otra visión que complemente una lectura más certera del mismo. Tanizaki tiene una visión melancólica y nostálgica de las tradiciones japonesas. Ello le hace por tanto durante todo el libro alabar la posición que la mujer tradicional japonesa ocupaba en esa sociedad y echa de menos algunas cosas como: El ohaguro o la técnica de ennegrecerse los dientes con óxido de hierro y vinagre, su posición secundaria en la sociedad ("porque la mujer antes solo existía realmente de cuello para arriba" pág. 63 de la edición de Siruela), frases terribles como esta: "porque estas mujeres que vivían en la sombra y solo tenían un rostro blanquecino, no necesitaban para nada tener un cuerpo". (pág. 66) o directamente echa de menos su cosificación ("nuestros antepasados, al igual que a los objetos de laca con polvo de oro o de nácar, consideraban a la mujer un ser inseparable de la oscuridad e intentaban hundirla tanto como les era posible en la penumbra" pág. 68). Les invito a leer la última página del libro donde reflexionando ante la irremediable modernidad hacia la que se encamina Japón nos da su inhumana opinión sobre el papel que a partir de ahora deberán ocupar los ancianos (pág 92). "Elogio de la Sombra" de J. Tanizaki: hay sombras a las que desde luego es mejor ponerles algo de luz. Espero que vean con buenos ojos estas humildes aportaciones. Saludos y felicidades por su labor difundiendo la literatura.
Qué comentario tan oportuno.
Muy bueno. Gracias!
Buen libro, espectacular.