El cuervo - Leo Maslíah

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  • Опубликовано: 2 дек 2024
  • "El cuervo" es una obra musical cuya letra pertenece a Edgar Allan Poe y la música a Leo Maslíah publicada en el álbum "Clásicos" en 2005
    Músicos:
    Leo Maslíah: teclado y voz
    Jorge Risi: violín
    Lucía Gatti: chelo y voz
    Rodaje dirigido por Álvaro García para el Ciclo 3 de Autores En Vivo en el Teatro AGADU - Sala Blanca Podestá en 2012

Комментарии • 5

  • @RolandoPerez-bw5mh
    @RolandoPerez-bw5mh 6 месяцев назад +2

    Impresionante canción cuento!! La mitad de la sala repodrida😂

  • @gutiE83
    @gutiE83 Год назад

    Genio Leo!

  • @juanvellavsky1603
    @juanvellavsky1603 2 месяца назад

    emocionante

  • @MonicaPerrone-m2o
    @MonicaPerrone-m2o 7 месяцев назад

  • @Abel_Aguilar
    @Abel_Aguilar 4 месяца назад +2

    Una medianoche calma
    mientras daba vueltas mi alma
    por las páginas de un libro
    buscando un poco de paz
    y ya casi entredormido
    percibí un débil sonido
    como si con suavidad
    sin querer golpear de más
    para no hacer ningún ruido
    alguien preguntara ¿estás?
    sin querer golpear de más.
    En el frío que acuciaba
    una brasa agonizaba
    perdiéndose en la negrura
    de aquella leña incapaz
    tanto como mi lectura
    de hacer algo menos dura
    la vida sin Maria Paz
    que si descansaba en paz
    no me dejaba sosiego
    el no poder verla luego
    ni después ni nunca más.
    Pero la inquietud incierta
    por el ruido de la puerta
    me asustaba lo que fuera
    que estuviera allí detrás
    era alguien o no era
    el crujir de la madera
    me crispaba el corazón
    pero busque en la razón
    una explicación cualquiera
    solo es el viento quizás
    no debe haber nada más.
    Pero el ruido persistía
    aunque yo solo lo oía
    porque en eso me quebraba
    sin pensar en nada más
    entonces fui a abrir la puerta
    pero cuando estuvo abierta
    no me dijo mucho más
    que cuando un minuto atrás
    no me dejaba ver nada
    porque la noche cerrada
    era sombra y nada más.
    Imposibles pensamientos
    en un estremecimiento
    tuve ahora no los cuento
    aunque fuera más locuaz
    en la fiebre del momento
    porque dije María Paz
    y en el silencio voraz
    de la noche no hubo más
    que un eco que repitiera
    como si lo digiriera
    ese nombre una vez más.
    Tranquilo y desencantado
    daba ya por terminado
    el asunto cuando empieza
    aquel ruido una vez más
    enturbiando la tristeza
    en la quietud de mi pieza
    la impaciencia me hace audaz
    sin esperar nada más
    abro entera la ventana
    y levanto la persiana
    sin saber lo que hay atrás.
    Y un extracto de negrura
    de la inmensa noche oscura
    recortado en la figura
    de un gran pájaro rapaz
    se metió como perico
    por su casa alzando el pico
    en ademada altivez
    y se encaramo en los pies
    de la cama calladito
    y en esa actitud sin más
    se mantuvo ahí nomás.
    Como frente a un mal chiste
    si yo me veía triste
    se habrá cambiado mi cara
    por una mueca mordaz
    ante aparición tan rara
    y sin buscar que contestara
    dije por decir nomás
    Hola ¿cómo te llamás?
    y me quede de una pieza
    cuando el cuervo con fiereza
    me contesto nunca más.
    No quede tan sorprendido
    por la falta de sentido
    que le di a esa respuesta
    porque no esperaba más
    de figura tan grotesca
    pero su expresión vivaz
    me impresiono mucho más
    aunque me dije quizás
    el cuervo aprendió el sonido
    de algún amo arrepentido
    que lo repitió de más.
    Mirando a mi visitante
    que hacia menos de un instante
    no estaba plantando andante
    ni gris su oscura faz
    me dije probablemente
    al igual que tanta gente
    tiempo menos tiempo más
    algún día te me iras
    y el cuervo confiadamente
    después de un pequeño impass
    fuerte dijo nunca más.
    Yo pensé que extraño tino
    tiene este cuervo adivino
    para emitir su graznido
    en el momento en que más
    quiero yo ser asistido
    si el perder un ser querido
    puede acaso ser jamás
    algo que te acerque más
    a otro espíritu dolido
    o su eco reducido
    a la frase nunca más.
    A la luz tan disipada
    del candil que poco y nada
    alumbraba la velada
    lo que se veía más
    era un ojo abrillantado
    de ese cuervo empecinado
    en clavar su vista en mí
    me miraba y yo lo vi
    pero me quede sentado
    en el sillón que Maria Paz
    no usaría nunca más.
    Y como si yo en voz alta
    hubiera acusado la falta
    que Maria Paz me hacia
    noche y día por demás
    y de mi hubiera salido
    el pensamiento dolido
    enunciado más atrás
    de que no estaría más
    Maria Paz allí sentada
    el cuervo con su tonada
    dijo otra vez nunca más.
    Apartando de la mente
    ese asunto inconducente
    cuando pude ser conciente
    de que un milagro quizás
    desde un mágico incensario
    prendido por emisarios
    de algún poder celestial
    un aroma angelical
    me apartaba del calvario
    de pensar en Maria Paz
    alguien dijo nunca más.
    Era ese nefasto cuervo
    y le pregunte si el verbo
    que traía a su oral acervo
    venia de Satanás
    o si habría un armisticio
    que suspendiera el suplicio
    de no poder hacer más
    que hablar de la que jamás
    volvería y precavido
    de que yo lo hubiera oído
    dijo el cuervo nunca más.
    Vil engendro endemoniado
    exclame desesperado
    ya que estas tan informado
    a ver si me desasnas
    de si el dios cuyo gobierno
    desde el cielo hasta el infierno
    sabe abarcar quiso acaso
    retenerla en su parnaso
    y al morir podré quizás
    abrazarla una vez más
    y el me dijo nunca más.
    Es momento de que calles
    y te vuelvas a las calles
    o de donde hayas venido
    pajarraco lenguaraz
    le dije muy decidido
    al librarme del sonido
    de su maligna sentencia
    con imperativa urgencia
    ya me harte de tu presencia
    ahora mismo te me vas
    y el me dijo nunca más.
    Y con la misma porfía
    ahí se encuentra todavía
    de su mirada de harpía
    yo ya no me libro más
    y su sombra que el candil
    proyecta en mi cuchitril
    es la manta que mi mano
    trata de correr en vano
    o el pantano duro y yerto
    del que en sueños o despierto
    ya no saldré nunca más.