Consagración del Paráclito: Cómo no te aman más los hombres, oh Espíritu Santo? ¿Es posible que se atrevan a vivir en la tibieza de este mundo insignificante? ¿Cuándo, Señor, arderán esos corazones? ¿Y por qué tampoco está abrasado el mío? ¡Sí, sí! Ven, Don del Altísimo Dios, y mora siempre en mí como en residencia propia. Hago entera oblación de mí mismo y de esta comunidad, y deseando servirte fielmente, te prometo esta lista de propósitos, que nunca podré cumplir sin tu ayuda generosa: I Vivir en tu servicio, no guiándome por intenciones menos rectas. II Procurar que otros se inflamen en tu amor. III Buscar tu trato, con la paz de espíritu y actuándome en la presencia de Dios. IV Gozarme en Ti sin pretender hallar en otra parte un motivo de mis alegrías. V Esforzarme en los ejercicios espirituales, poniendo los medios para conseguir una sólida y tierna devoción. VI Ser rigurosamente fiel a las inspiraciones. VII Agradecerte cualquier favor espiritual para mi perfección, sin olvidar que lo son tanto la sequedad como la consolación. Lléname de tus dones, oh Fuente de gracia y santidad, para que ya que me inspiraste el hacer esta consagración y me ayudaste cuando la realizaba no me falte nunca tu gracia para cumplirla plenamente. Así sea.
Consagración del Paráclito:
Cómo no te aman más los hombres, oh Espíritu Santo? ¿Es posible que se atrevan a vivir en la tibieza de este mundo insignificante?
¿Cuándo, Señor, arderán esos corazones? ¿Y por qué tampoco está abrasado el mío?
¡Sí, sí! Ven, Don del Altísimo Dios, y mora siempre en mí como en residencia propia.
Hago entera oblación de mí mismo y de esta comunidad, y deseando servirte fielmente, te prometo esta lista de propósitos, que nunca podré cumplir sin tu ayuda generosa:
I Vivir en tu servicio, no guiándome por intenciones menos rectas.
II Procurar que otros se inflamen en tu amor.
III Buscar tu trato, con la paz de espíritu y actuándome en la presencia de Dios.
IV Gozarme en Ti sin pretender hallar en otra parte un motivo de mis alegrías.
V Esforzarme en los ejercicios espirituales, poniendo los medios para conseguir una sólida y tierna devoción.
VI Ser rigurosamente fiel a las inspiraciones.
VII Agradecerte cualquier favor espiritual para mi perfección, sin olvidar que lo son tanto la sequedad como la consolación.
Lléname de tus dones, oh Fuente de gracia y santidad, para que ya que me inspiraste el hacer esta consagración y me ayudaste cuando la realizaba no me falte nunca tu gracia para cumplirla plenamente.
Así sea.