Al fin te encontré

"La historia detrás de 'Al fin te encontré'"
En un pueblo donde las noches tejían secretos con hilos de luna, vivió un alma errante. Su nombre se había perdido entre recuerdos rotos: solo quedaba la sombra de quien un día creyó en el amor, hasta que la traición lo sumergió en un mar de silencios. Caminaba por callejuelas desiertas, bajo cielos que parecían espejos de su vacío, murmurando versos a las estrellas que nunca respondían.
Una tarde de otoño, mientras la bruma pintaba fantasmas en los cristales, una risa lo detuvo. Era Clara, la dueña de la librería vieja, cuyas manos guardaban el tacto de los libros olvidados y cuya mirada llevaba el fuego tranquilo de quien había aprendido a sanar cicatrices. Entre páginas de Neruda y el aroma a café quemado, sus palabras tejieron un puente sobre su abismo.
-El destino es solo un cuento que nos contamos para no sentirnos perdidos -le dijo ella una noche, mientras señalaba una estrella fugaz-. Lo verdadero se construye.
El mundo de él, antes sepia y estático, se llenó de luces danzantes: mañanas compartiendo silencios cómplices, tardes donde el tiempo se deshacía como azúcar en la lluvia, y noches en las que sus heridas, antes sangrantes, se convertían en cicatrices con historias que contar.
Pero el destino, caprichoso, jugó su carta: una tormenta arrasó el pueblo, y Clara desapareció tras el derrumbe de su librería. Él buscó entre escombros, gritando su nombre hasta que la voz se le quebró en jirones. Hasta que, en el alba del quinto día, la encontró: abrazada a un libro de poemas, con una rosa salvaje floreciendo entre sus dedos.
-Te prometo que no habrá más inviernos -susurró ella, y en ese instante, el reloj de la plaza detuvo sus agujas.
La moraleja no era que el amor todo lo vence, sino que solo cuando dos almas eligen sanar juntas, la eternidad deja de ser una ilusión.
Simbolismos clave en la historia:
La librería derrumbada: El pasado que intenta sepultar la esperanza.
La rosa salvaje: El amor que nace incluso en las grietas del caos.
El reloj detenido: La victoria sobre el tiempo efímero.