María Inés conoció la obra poética de la sin igual JULIA DE BURGOS en sus 108 años de su nacimiento, enseguida le rindió homenaje con un poema que hace suyo el dolor de la inmensa poeta puertorriqueña ¿Seré? Qué parte de tu dolor es tan mío si no he sufrido una sola gota en tus barros. Qué parte de tu sed es mía que me seca de este modo el amor y los labios. Qué parte de tu horizonte se aleja con el trajín de los verbos y me llega hasta las venas... ¿Será que en otras vidas fui tu hermana fui tu carta fui tu barco o tu entrega? ¿Será que en la distancia el polvo ya es semilla y se siembra y se canta? Qué parte de vos me conmueve las entrañas y me invita a hablarle al papel casi ciega con un rumor de dolores en la espalda y una desazón de sueños que me quema... ¿Será tu voz la que me suena en la memoria emulando el rocío? Tal vez sea la flor -misma que esperabas ver plena- en el declive de tu ser agonizante, desvanecido. No hay un invierno que me haya helado tanto como tu pluma. ¿Seré María? ¿Seré Julia? ¿Seré llanto? ¿Seré baldío? No habrá respuestas. No soy digna. Solo sé que en esta tarde un espasmo de tu dolor se ha vuelto mío. --- María Inés Iacometti A Julia de Burgos 17 de Febrero de 2022 Santa Fe - Argentina
Oda a mi cuaderno sepia, de M. I. Iacometti Vengo a reivindicarlo. Hoy es sepia pero fue tan luminoso como mi abuelo el día que me lo regaló. Y claro es comprensible la desazón de un cuaderno jamás intervenido que ha quedado ordenado debajo de los recuerdos en un contexto de invierno envuelto en el marrón de esperas y de excusas. Desgarra su trayecto de silencio. Ese cuaderno forrado con brisas de colores y chispas de legados, siempre aguardó -ahora lo sé- la caricia de palabras el remiendo de tachones que vinieran a mejorar ideas, el desarrollo de historias con letras chuecas al principio que fueran avanzando hasta alcanzar la esbeltez. Ese cuaderno, con renglones decididos, encerraba las aventuras escritas en el aire por mi abuelo cuando en las siestas, se vestía de jinete me salvaba de un dragón o tripulaba confiado un barquito de papel a la deriva. Ese cuaderno nunca entendió que yo lo guardara. Que en una especie de insólito ritual en insensata acción implícita lo declarara reliquia, me dedicara solo a contemplarlo como un obsequio que se goza pero no se mancha. Y la mancha... Justamente la mancha, era todo el homenaje que él quería. Por eso hoy esta oda a mi cuaderno sepia. A este, que hoy hallado, ha crujido un poco al mostrarme sus hojas viejas pero ha disfrutado el calor de mis manos. Le estoy contando mi torpe demora mi celo inicial, mi ulterior desidia. Y también le estoy mostrando sin reparos mi alegría... El abuelo ya no está y aunque perdí la memoria de su voz el reencuentro con mi cuaderno de aquel tiempo, me trae sus risas sus gestos que creía olvidados. Increíblemente la primera mancha que recibe es una lágrima que no será corregida ni tachada. Al fin y al cabo este cuaderno sepia se escribió a sí mismo y me esperaba. María Inés Iacometti Santa Fe, Argentina
Brinella Fernández destacada periodista y mujer admirada y querida refiere que : Sí los talones recuerdo la chamana que nos acompañó a un grupo en Cusco que nos hizo una ceremonia bellísima y recuerdo sus chancletas sus talones y sus dedos y Quiero agregar aquí que las manos no están sucias de barro sino untadas de la madre tierra
Muchas felicidades.
Hermoso poema, siempre me ha gustado la poesía desde niña.❤
Precioso encuentro.
Muchas felicidades.❤
Que hermosa poesía.❤
👏👏👏👏👍
Excelente poema.👍
María Inés conoció la obra poética de la sin igual JULIA DE BURGOS en sus 108 años de su nacimiento, enseguida
le rindió homenaje con un poema que hace suyo el dolor de la inmensa poeta puertorriqueña
¿Seré?
Qué parte de tu dolor
es tan mío
si no he sufrido
una sola gota
en tus barros.
Qué parte de tu sed
es mía
que me seca de este modo
el amor y los labios.
Qué parte de tu horizonte
se aleja
con el trajín de los verbos
y me llega
hasta las venas...
¿Será que en otras vidas
fui tu hermana
fui tu carta
fui tu barco
o tu entrega?
¿Será que en la distancia
el polvo ya es semilla
y se siembra
y se canta?
Qué parte de vos
me conmueve las entrañas
y me invita a hablarle al papel
casi ciega
con un rumor de dolores en la espalda
y una desazón de sueños
que me quema...
¿Será tu voz
la que me suena en la memoria
emulando el rocío?
Tal vez
sea la flor
-misma que esperabas ver plena-
en el declive de tu ser
agonizante, desvanecido.
No hay un invierno
que me haya helado tanto
como tu pluma.
¿Seré María? ¿Seré Julia?
¿Seré llanto? ¿Seré baldío?
No habrá respuestas.
No soy digna.
Solo sé que en esta tarde
un espasmo de tu dolor
se ha vuelto mío.
---
María Inés Iacometti
A Julia de Burgos
17 de Febrero de 2022
Santa Fe - Argentina
Oda a mi cuaderno sepia, de M. I. Iacometti
Vengo a reivindicarlo.
Hoy es sepia
pero fue tan luminoso
como mi abuelo
el día que me lo regaló.
Y claro
es comprensible la desazón
de un cuaderno
jamás intervenido
que ha quedado ordenado
debajo de los recuerdos
en un contexto de invierno
envuelto en el marrón
de esperas y de excusas.
Desgarra su trayecto de silencio.
Ese cuaderno
forrado con brisas de colores
y chispas de legados,
siempre aguardó
-ahora lo sé-
la caricia de palabras
el remiendo de tachones
que vinieran a mejorar ideas,
el desarrollo de historias
con letras chuecas al principio
que fueran avanzando
hasta alcanzar la esbeltez.
Ese cuaderno,
con renglones decididos,
encerraba las aventuras
escritas en el aire por mi abuelo
cuando en las siestas,
se vestía de jinete
me salvaba de un dragón
o tripulaba confiado
un barquito de papel
a la deriva.
Ese cuaderno nunca entendió
que yo lo guardara.
Que en una especie
de insólito ritual
en insensata acción implícita
lo declarara reliquia,
me dedicara solo a contemplarlo
como un obsequio que se goza
pero no se mancha.
Y la mancha... Justamente la mancha,
era todo el homenaje
que él quería.
Por eso hoy esta oda
a mi cuaderno sepia.
A este, que hoy hallado,
ha crujido un poco
al mostrarme sus hojas viejas
pero ha disfrutado el calor de mis manos.
Le estoy contando mi torpe demora
mi celo inicial, mi ulterior desidia.
Y también
le estoy mostrando sin reparos
mi alegría...
El abuelo ya no está
y aunque perdí la memoria de su voz
el reencuentro con mi cuaderno
de aquel tiempo,
me trae sus risas
sus gestos que creía olvidados.
Increíblemente
la primera mancha que recibe
es una lágrima
que no será corregida
ni tachada.
Al fin y al cabo
este cuaderno sepia
se escribió a sí mismo
y me esperaba.
María Inés Iacometti
Santa Fe, Argentina
Brinella Fernández destacada periodista y mujer admirada y querida refiere que : Sí los talones recuerdo la chamana que nos acompañó a un grupo en Cusco que nos hizo una ceremonia bellísima y recuerdo sus chancletas sus talones y sus dedos y Quiero agregar aquí que las manos no están sucias de barro sino untadas de la madre tierra