Un Golpe Propinado a la Justicia Propia / Charles Spurgeon (Job

Поделиться
HTML-код
  • Опубликовано: 17 сен 2024
  • “Si yo me justificare, me condenaría mi boca; si me dijere perfecto, esto me haría inicuo” Job 9:20.
    Desde que el hombre se hizo pecador siempre ha estado convencido de su propia justicia. Cuando de suyo tuvo justicia nunca se glorió de ella, pero desde que la perdió, ha pretendido perennemente ser su poseedor. Esas palabras altaneras que profirió nuestro padre Adán cuando intentó esconderse de la culpa de su traición a su Hacedor, echándole aparentemente la culpa a Eva pero culpando realmente a Dios, que le dio a la mujer, eran virtualmente un argumento a favor de su inocencia. Sólo pudo encontrar una hoja de higuera para cubrir su desnudez, pero cuán orgulloso estaba Adán de esa excusa ataviada de hojas de higuera, y cuán tenazmente se asió a ella.
    Como fue con nuestros primeros padres, así sucede ahora con nosotros: la propia justicia nace con nosotros, y tal vez no haya ningún pecado que contenga tanta vitalidad como el pecado de la justicia propia. Podemos vencer a la propia lujuria, y a la ira, y a las fieras pasiones de la voluntad más de lo que podemos dominar a la jactancia altiva que brota en nuestros corazones y nos induce a pensar que nosotros mismos somos ricos y nos hemos enriquecido, pero Dios sabe que estamos desnudos y que somos pobres y miserables. Decenas de miles de sermones han sido predicados contra la justicia propia y, sin embargo, hoy es tan necesario apuntar contra sus muros los grandes cañones de la ley, como lo ha sido siempre. Martín Lutero decía que casi nunca predicaba un sermón sin lanzar invectivas contra la justicia del hombre y, no obstante, agregaba: “Me doy cuenta de que no logro derribarla con mi predicación. Los hombres se jactan todavía de lo que pueden hacer y erróneamente consideran que la senda al cielo es un camino pavimentado con sus propios méritos, y no un camino rociado con la sangre de la expiación de Jesucristo.”

Комментарии •