El Llamado de Dios

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  • Опубликовано: 12 сен 2024
  • Nos encontramos frente a lo que va a ser el más grande acontecimiento que se registra en el AT: la liberación de Israel de mano de los egipcios.
    Para eso, Dios necesita un instrumento.
    Una persona dispuesta.
    Una persona llamada para la tarea.
    Aquí vemos cómo trabaja Dios.
    Cada vez que emprende la tarea de liberación busca a alguien que, a pesar de sus dudas, limitaciones y complejos puedan decir:
    ¡Heme aquí, envíame a mí!
    Ningún otro tema cautiva más que el que tiene que ver con el llamado divino.
    Cuando vemos a Dios llamando a Israel, un pueblo esclavo e insignificante, nos preguntamos:
    ¿Por qué Dios no llamó a otra nación de más renombre como Egipto o Babilonia?
    Parece extraño que Dios eligiese a una nación de esclavos para ser Su pueblo.
    Pero lo mismo ha pasado con los hombres y mujeres que Él llama.
    La Biblia dice que lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es (1 Corintios 1:28)
    En el llamado divino, el asunto no es qué tan importante es la persona llamada, sino el Dios que llama. Fue esto lo que llevó a Jesús a decir: No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros. (Juan 15:16)
    En el pasaje de hoy se habla del llamado a Moisés.
    Las verdades de este llamado son aplicadas para todos.
    Por un lado tenemos al Dios que llama.
    No hace una escogencia como haría un gerente para su compañía.
    No siempre llama a los mejores.
    Veamos, pues, la naturaleza de ese llamado.
    Éxodo 3:1-6
    Reina-Valera 1960
    Llamamiento de Moisés
    3 Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. 2 Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. 3 Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. 4 Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. 5 Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. 6 Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.
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